El Lago Victoria
Como ya os conté la ultima vez, nuestro safari, en vez de volver a Arusha, terminó en el Lago Victoria. Yo siempre había querido conocer el lago y ahora que lo conozco tengo una opinión personal muy clara: no merece la pena visitar el lago Victoria por esta zona. Yo he visto fotos del lago en otros países como Uganda y me pareció precioso. Pero cuando veníamos en el 4x4 del safari y entramos en la ciudad ya sospechamos lo que nos encontramos al llegar al centro de Mwanza: una ciudad horrible y caótica. Según la guía Lonely Planet, que hay que filtrar bastante, la segunda ciudad más bonita de África.
Según yo, una ciudad que no merece la pena en absoluto visitar. Claro que esas cosas dependen siempre de la persona, pero para mi, ningún interés. Hemos pasado aquí tres días y hemos ido a los mercados, hemos visto los atardeceres y hemos dado un paseo en barco en un ferry local que cruza a otro punto de la zona. El paseo en ferry ha sido lo mejor, ver el lago desde dentro, ver las orillas, los paisajes. Pero tampoco resulta nada espectacular. Esta zona no es turística y no está preparado, hay muy pocas opciones para hacer cosas y tampoco ofrece el encanto de lo local y auténtico. Sé que habrá quien se me eche encima para decir que si que merece la pena pero hijos que le voy a hacer, es mi opinión personal.
Hacer un safari en Tanzania por 500 euros por persona
Los últimos 10 días han sido grandiosos. Pero grandiosos de los de verdad, de los que no se olvidan. Primero por el bodorrio de nuestros amigos Sonsoles y Javi, que como sabéis no sólo son nuestros compañeros de viajes sino que son muy importante para nosotros. Y segundo porque para celebrar el bodorrio nos hemos venido con ellos a hacer un safari que no olvidaremos nunca.
Tras un duro examen: nos vamos de vacaciones!!
Por fin he vuelto a ser yo. Tras un par de meses en los que satán, o por decirlo de otro modo “el espíritu del alemán”, se había apoderado de mi cuerpo, he vuelto a ser poseída por mi misma y vuelvo a ser Elena, la de siempre. Y es que sabéis que yo lo de los nervios es algo que aún no he aprendido a gestionar ni después de 37 añitos lidiando con ellos a diario. Me pueden, a mi los nervios me pueden. Y ante la llegada inminente de mi examen de B2 de alemán me convertí en un ser irritable capaz de morder a cualquiera que me hablara un poquito fuera de tono. Y el problema es que estoy en Alemania, y aquí que alguien te saque de quicio no es algo muy complicado. En fin, que los últimos dos meses han sido un poco de pesadilla centrados en mi estudio a niveles obsesivos.
Parecía que el 2 de junio no iba a llegar nunca. Y os juro que lo he dudado, que pensaba que vivía en un eterno día de la marmota y que el examen se me había cronificado. Pero no, el día 2 de junio por fin llegó. Y no voy a ocultar que la noche antes, en la soledad de mi piso y ante miles de folios, temblando como una hojita y solita porque pablo andaba de guardia, me salió la vena drogata y eché mano de un tranxilium 10 de esos que tiene Pablo por ahí para situaciones extremas como ésta. Porque os aseguro que esta lo era. Voy a tener que hacer un curso de aprender a gestionar las emociones, lo se. Pero mientras tanto los tranxilium no están mal, os lo aseguro. Aunque tampoco os creáis que a mi un tranxilium 10 me deja caos, que yo necesitaría un tranquilizante para caballos. Porque ni aún así conseguí dormir más de 5 horas. Un desastre.
Parecía que el 2 de junio no iba a llegar nunca. Y os juro que lo he dudado, que pensaba que vivía en un eterno día de la marmota y que el examen se me había cronificado. Pero no, el día 2 de junio por fin llegó. Y no voy a ocultar que la noche antes, en la soledad de mi piso y ante miles de folios, temblando como una hojita y solita porque pablo andaba de guardia, me salió la vena drogata y eché mano de un tranxilium 10 de esos que tiene Pablo por ahí para situaciones extremas como ésta. Porque os aseguro que esta lo era. Voy a tener que hacer un curso de aprender a gestionar las emociones, lo se. Pero mientras tanto los tranxilium no están mal, os lo aseguro. Aunque tampoco os creáis que a mi un tranxilium 10 me deja caos, que yo necesitaría un tranquilizante para caballos. Porque ni aún así conseguí dormir más de 5 horas. Un desastre.
El examen fue agotador, de 8 de la mañana a 2 de la tarde con un nivel de estrés superior al que mi cuerpo es capaz de tolerar. Varias horas de examen escrito, otra parte de oír y el colmo de los colmos: el examen oral. Menos mal que el tema me gustaba y soy capaz hasta de sofocarme con él: qué opinas sobre los uniformes en los colegios. Así que ahí me lié a hablar como una loca, que a saber lo que dije. Los examinadores me sonreían, al menos de vez en cuando, aunque no se si a modo de “estoy de acuerdo” o de “tremendo lo que acabas de largar por tu boca”. Sea como sea hecho está. Y más o menos transcurrió sin incidentes, salvo que al examinador se le ocurrió sentarse a mi lado para mirar lo que escribía y me puso de un histérico que lo mire con ojos de odio, esos que yo se poner muy pero que muy bien, y le dije: le importa dejar de mirarme que me está usted poniendo de los nervios?. El hombre debió entender que se encontraba en peligro porque se marchó inmediatamente.
Y si, se que no debería contarlo por aquí, pero acumulé tantos nervios que salieron de mi cuerpo en forma de diarrea al llegar a casa. Y os juro que al tirar de la cisterna sentí que todas las horas de estudio se iban por la cañería. Que alivio, que losa más grande me había quitado de encima. Y es que llevo 2 añitos, que se dicen pronto, en los que mi vida está centrada en su mayoría en aprender alemán. Así que ya necesito pasar página y aprobar ese examen para tener el maldito certificado en mis manos. Si he aprobado o no, no lo sabré hasta dentro de 3 o 4 semanas, así que de momento lo mejor es olvidarme y cuando vuelva de vacaciones ya veremos.
Porque si, ha llegado el momento, y como premio a mi esfuerzo me merezco unas vacaciones como Dios manda. Y Pablo también la verdad, aunque sólo sea porque el pobre me ha echado una paciencia infinita y al volver del examen me había llenado el salón de serpentinas y una cartita de amor, que es muy romántico el. Así que el viernes nos vamos de viaje, por fin. Con lo que me gusta a mi una maleta, un avión y estar 24 horas al día con mi Pablito al lao. El viernes volamos a Madrid porque el sábado tenemos el bodorrio de nuestros amiguísimos Sonsoles y Javi. Y el lunes volaremos los cuatro rumbo a Tanzania. Si, vamos a arruinarles su luna de miel pero no pasa nada, juntos hasta el infinito y más allá. A ver si no nos come un león. Bueno más bien a ver si conseguimos ver, aunque sea de lejos, un león. De momento no tenemos nada, sólo los billetes de avión y la primera noche porque llegamos a las 2 de la mañana al aeropuerto de kilimanjaro. Así que hemos buscado dónde dormir la primera noche y ellos nos vendrán a buscar, una familia que tiene una ong y que alquila habitaciones en su casa. La próxima vez os escribiré desde Arusha, o eso espero si la conexión me lo permite. Comienza una nueva aventura!!!! besos a todos
AQUÍ, POR SUERTE, SIGUEN LLEGANDO ESPAÑOLES, CADA VEZ SOMOS MÁS!
Objetivo conseguido y fiestón pa celebrarlo
En junio de 1012, después de 3 años y medio dando vueltas por el mundo, tuvimos que volver a Europa. El dinero se nos había acabado y teníamos un lastre que nos acompañaba a todas partes y que estaba presente en todas nuestras decisiones: la hipoteca. En 2003 nos compramos un piso en Alcalá de Guadaíra y cada mes, lloviera o tronase, había que pagarlo. Eso suponía que había que ahorrar para el viaje y para la hipoteca. Y que no bastaba con sobrevivir en cualquier parte, la hipoteca era como un hijo al que tienes que mantener. Y ya que no queremos tener hijos, vamos a mantener una hipoteca? Así que, ya sin dinero, decidimos volver a Europa, buscar un lugar en el que pudiéramos ahorrar mucho y quitar la hipoteca cuanto antes.
De esa manera seríamos libres para viajar lo que quisiéramos, para trabajar donde y en lo que quisiéramos. Y ese es el motivo por el que vinimos a Alemania, y además a esta zona de Alemania que debe ser la más fea de todo el país, o de toda Europa. Pero Pablo encontró aquí un trabajo en el que le pagarían más de lo que habíamos podido soñar y eso significaba ahorrar también más que en otras zonas. Y el objetivo era ahorrar rápido, para quitar la hipoteca rápido y poder irnos de nuevo a viajar por el mundo. Y por fin hemos conseguido el objetivo que nos llevó a mudarnos a este punto del planeta. El pasado viernes, 4 de abril, con 36 añitos, tuvimos el placer de pagar la última letra de nuestra hipoteca. En marzo fuimos a España de vacaciones 12 días, y allí pudimos quitar toda la hipoteca en persona salvo 300 euros. Y es que no teníamos comisión de amortización parcial pero si de amortización total así que para ahorrarnos la comisión decidimos dejar un poco y que se liquidara automáticamente en la última letra de la hipoteca. Así que, señores, LO HEMOS CONSEGUIDO!!!! siiiii lo hemos conseguido, ya somos más libres, ya podemos disponer de nuestra vida como queramos, sin tener que pensar en el banco, OBJETIVO CONSEGUIDO!!!! madre mía nadie puede imaginar lo que hemos sentido. Porque para nosotros esto significa la libertad!!! somos personas que necesitamos poco para vivir en el día a día. Sin hipoteca, podemos buscar cualquier trabajillo en cualquier parte del mundo y mantenernos. Y esta es la llave de nuestra libertad. Habíamos venido para eso, nos está resultando algo duro estar aquí porque somos culos inquietos y ya no servimos para estar en un país europeo trabajando y sumidos en la monotonía. Pero ahora pienso que ha merecido la pena, que la recompensa la tenemos aquí en forma de libertad. Para que quede constancia del momento, me hice una foto con la chica del banco en el momento de firmar la amortización. Pablo y yo estábamos muy nerviosos y fue un momento muy divertido.
Navidad 2013-2014 entre amigos en Suiza y Francia
Bueno, pues sin comerlo ni beberlo ya estamos a finales de enero. Que locura de Navidad y de vacaciones. Todo ha pasado muy rápido y ya estamos aquí, en enero y con el ánimo por las nubes. Primero porque el último mes ha sido maravilloso, y segundo porque Pablo ya tiene que pedir las vacaciones de este año, que tiene 8 semanas, y ya las hemos distribuido así que ya estamos con la ilusión de preparar los viajes. Y por qué ha sido una navidad tan especial?
Pues primero porque pudimos ir en el puente de la Inmaculada durante una semanita a España, cosa que nos vino genial para reencontrarnos con la familia y disfrutar del buen tiempo. Pero el día 21 llegaron mi madre y mi hermana Paloma, y tras recogerlas en el aeropuerto de Eindhoven nos fuimos directamente para Amsterdam, que teníamos muchas ganas de enseñarles los sitios a los que nos gusta ir en esta ciudad. Y aunque el tiempo estaba un poco feo lo disfrutamos un montón.
EN AMSTERDAM DISFRUTANDO DE LOS CANALES
Un video navideño que no debes perderte. Navidad 2013-2014
Si, lo se, nadie debería ver este vídeo. En realidad nunca debería salir a la luz y hacerse público, pero no puedo dejar que os perdais una imagen de Pablo que hará que nunca lo volváis a ver de la misma forma. Es algo que os marcará para siempre y que quizás hasta os haga tener pesadillas. De cualquier forma ahí lo llevais, cada uno es libre de verlo o no. Con él queremos felicitaros la Navidad de parte de la Peña Willy Fog, nuestro grupo de viaje. Video grabado el año pasado cuando vinieron a vernos y que ha montado mi hermana Paloma. Que durmáis bien.... si podéis.
Praga nos recibe preciosa
Pablo y yo tenemos una teoría de por qué en estados Unidos se come tanta comida basura. Y la explicación está en ese humito sospechoso que sale de las alcantarillas. Según nuestra teoría conspiratoria, la asociación de Hosteleros de los EEUU lanza, a través de las alcantarillas, vapor con olor a comida basura, ese típico olor que te hace segregar saliva y te empuja de cabeza al primer establecimiento en el que se sirvan perritos calientes, halal, pizza, hamburguesas o donuts de colores. Da igual, el caso es matar esa sensación descontrolada que se apodera de tu cuerpo. Eso lo hemos vivido ambos en nuestros propios cuerpos.
Pero no se trata sólo de ese hambre insaciable que da viajar desde el momento en que sales de tu casa, que da igual que acabes de tragarte un plato de lentejas que en cuanto cruzas Despeñaperros ya estás queriendo parar a tomarte algo. Se trata de algo que va más allá, de una teoría conspiratoria. Y todo esto serviría para explicar los kilos de más que se están apoderando de mi cuerpo, porque de verdad que creo que en Alemania se da el mismo fenómeno pero orientado a la repostería. Si contamos con que sólo en mi calle hay 6 panaderías pastelerías que pasan 10 horas al día horneando los más deliciosos manjares, podéis imaginar cómo huele en todo el barrio. Y eso se hace extensible a cada calle. Y es que hay que admitir que son los reyes del pan y de los dulces, hacen muchos y muy buenos, y el olor es matador e irresistible. A eso se le suma que ha llegado Navidad, y que en cada ciudad o pueblo montan el típico y precioso mercado de Navidad que lo inunda todo de olores a salchichas, chucrut y vino caliente. Así que con esas perspectivas cómo intento yo perder los kilos que había cogido en Myanmar? Complicado. Y menos aún cuando desde que llegamos hemos hecho ya dos viajitos: 5 diítas en Praga y 8 en España en los que la familia no ha parado de cebarnos. Si si, lo se, lejos de perder nada he cogido otros cuantos. Pero qué puedo hacer? Pues nada, disfrutarlos, porque soy una persona a la que le gusta comer y renunciar a eso me resulta imposible. Así que bienvenidos sean a mi cuerpo, están en su casa.
PEDAZO DE PATO QUE NOS COMIMOS EN PRAGA, DELICIOSO SIN DUDA, Y ENGORDANTE CON MENOS DUDAS
Yangón y Bangkok: tan cerca y tan diferentes
El último post de este viaje comienza con una bolsita potadora en las manos. Y este terrible momento se debió al vuelo en el que fuimos desde la playa de Ngapali hasta Yangon. Se podría decir que en este viaje hemos cogido demasiados vuelos, o al menos, mas de lo habitual. Pero las distancias son muy grandes, los autobuses muy malos y Pablito estaba demasiado quemado del curre como para pegarse palizas nocturnas en autobuses de mala muerte. Así que nada, nos decidimos por la comodidad del avión y hacer un trayecto en una hora en vez de en 12. Pero los aviones aquí no se encuentran entre la élite de la aviación mundial, a pesar de no ser, ni de lejos, de los peores aviones que hemos cogido en nuestras vidas. Pero esa mañana amaneció el cielo muyyy negro y cayendo el diluvio universal. Eso unido al cutre-avión en el que teníamos que volar sumaba dos factores tan difíciles de unir como el aceite y el agua.
Allá que nos montamos los cuatro, Pablo y Javi con su normal comportamiento de almeja, Sonsoles y yo con nuestro normal comportamiento de histéricas. Y claro, cuando ese avión se metió en esa maraña densa de nubarrones negros y empezó a dar bandazos y algún segundo de caída libre, en el que Pablo asegura que la mesita sobre la que reposaban nuestras cajitas de desayuno con sendos pastelitos botó bastante alto, empezó la diversión. Yo no vi nada porque llevaba los ojos cerrados y mi bolsita potadora entre las manos. Y de verdad que fue un milagro que no potara. Fueron esos minutos en los que realmente me pregunto por qué soy así, por qué me empeño en viajar cuando sería más feliz veraneando en Rota sin más peligro que que me atropelle el de la carretilla de la cocacola. Pero no os preocupéis, que pasado el peligro recuperé la cordura, o la locura: el bicho viajero que me posee puede más que mil tormentas dentro de un avión de hélice.
Qué hacer en el Lago Inle y Ngapali Beach
Aquí
seguimos, entre cochambre, caras sonrientes y templos budistas.
Porque mira que hay templos en este país, esta llenito! Por todas
partes ves estupas doradas de cualquier tamaño. Lo llenan todo,
nunca habíamos visto nada igual. Buda debe estar encantado con los
birmanos, entre lo que le rezan, el pan de oro que le ponen por todas
partes, las ofrendas... alabado sea Buda.
Al lago inle hemos llegado en un avión que nos costó 30 euros. El avión no estaba del todo mal, dentro de lo que cabe, aunque el aeropuerto de Bagan es de lo más cutre: le das tus maletitas a un hombre que te pone una pegatina en la pechera y te da una tarjeta de embarque en la que no pone ninguna información.
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