La experiencia de un médico de familia en la India


Aviso! Este no es un post agradable, aquí cuento las penurias de los indios de esta zona. Si no quieres saberlo, mejor para aquí, deja de leer o ve directamente al final, donde contaré un par de anécdotas graciosas que me han pasado en el hospital. Si has decidido seguir leyendo, gracias por hacerlo, aquí hay mucha gente que necesita que leas este post.

Hola! Hoy soy yo, Pablo, el que escribe este post. Como ya has leído, os voy a contar un poco la vida de las personas que habitan está región de la India más rural y pobre que existe. Aquí recaló Vicente Ferrer hace unos 40 años porque alguien le dijo que ésta era la zona más pobre de la India, y aunque hoy en día, y gracias al trabajo de la Fundación, esta gente vive algo mejor, no me cuesta imaginar lo que debía ser Anantapur y Bathalapalli antes de que llegara él. Aún así, hoy en día estas personas se las ven y se las desean para sobrevivir, porque eso es lo que hacen, viven día a día, y si no trabajan, no comen, así de simple y así de duro. Y aquí por favor que nadie venga a decirme que “igual que en España”, NO, en mayúsculas, no es igual, ni os imagináis lo “no igual” que es.
Yo voy a ceñirme a la sanidad, que es la parte que me toca en primera persona, porque si no, no acabaría de escribir nunca este post. Os voy a ir poniendo ejemplos de mi día a día para que entendáis la realidad de aquí, la más que dura realidad.
Empezaré hablando de uno de los principales problemas de salud en esta zona, la anemia. La mayor causa de anemia aquí es la mala alimentación, anemias carenciales que las llamamos los sanitarios, algo que en España casi no se ve (o no se veía) desde la guerra civil. La falta de hierro y de vitaminas en la dieta local hace que la gente se presente en el hospital con unas anemias de caballo. Imaginad que la hemoglobina normal es de entre 12 y 13 gramos por dl y aquí lo más bajo que he visto es 1,8! Y les damos de alta con hemoglobinas con las que en España ingresaríamos para transfundir. Pero lo peor de todo esto es que la gente no quiere donar, incluso para sus hijos. Aquí, como el banco de sangre está bastante limitado, a los pacientes se les pide que busquen familiares o amigos que quieran donar para ellos, así vamos reponiendo las reservas. Pues la gente, las propias madres, padres o maridos de los pacientes no quieren donar, les da miedo, se piensan que ellos van a enfermar o a contraer alguna enfermedad contagiosa. Que mentalidad tan diferente, hasta que no lo ves no lo entiendes. En España la gente donaría un riñón para su hijo, lo que fuera para que se recupere. Aquí no, aquí la vida se mide de otra forma y es bastante fuerte vivirlo día a día. Poco a poco se va concienciando a la gente, pero cuesta mucho. Los voluntarios hemos hecho ya dos campañas de donación masiva cuando el banco está bajo mínimos. 

 Victoria, enfermera de trauma, curando a un quemado por electrocución
 
Otro tema es el VIH, que aquí es bastante común. Hasta ahí ninguna novedad en el frente, pero ¿qué me diríais si os cuento que aquí es más importante tener hijos que contraer el VIH? Pues como lo oís, las parejas de gente con VIH ni siquiera se plantean que pueda ser un riesgo para su vida o su salud, si quieren tener descendencia a toda costa la tendrán, aunque eso implique contagiarte con un virus que tendrás contigo para siempre y que aquí, con las condiciones de vida tan duras de la gente, se lleva a muchos por delante. El otro día me llegó una señora embarazada cuyo marido le había contagiado el VIH y ella lo sabía y lo asumía sin ningún problema, pero estaba feliz de estar embarazada. De nuevo rotura total de esquemas mentales occidentales y sustitución de chip. Ese niño tendrá suerte porque a su madre se le va a atender en este hospital, que tiene una parte exclusiva para enfermos de VIH y quizás nazca sin el virus porque a la madre se le haga un correcto seguimiento y tratamiento, pero ¿qué pasa con el resto de gente que no viene? 
 
Otro problema enorme que nos encontramos a diario en las urgencias son los intentos de suicidio, y aquí hay dos grandes clásicos: o bien lo hacen con pesticidas (ya que la mayoría de población aquí se dedica a la agricultura y los tienen a mano) o con henna, si si, esa misma que usan para tatuarse o para teñirse el pelo, que yo hasta que no llegué aquí ni me había planteado que fuese tan tóxica si la ingieres. Y los perfiles son básicamente dos: chicos jóvenes que les puede la presión familiar o que no quieren ser agricultores porque ven en la tele y en el cine las vidas que ellos nunca podrán tener, y el segundo y mayoritario son chicas de unos veintipocos años a las que las han obligado a casarse con alguien que no conocían y normalmente mayor que ellas, que no las quieren en la mayoría de los casos, que las fuerzan para tener sexo porque no pueden decir que no, que viven separadas de sus familias porque aquí la mujer se va a vivir sí o sí con la familia de él, los suegros y demás integrantes de la familia, y además pagan una dote enorme en la boda. Esas pobres chicas no quieren esa vida, pero entienden que sus padres han buscado “la mejor opción” para ellas, porque sus padres quieren lo mejor para ellas, y claro, tienen un dilema moral que no saben digerir y acaban intentando (y muchas veces consiguiendo) suicidarse. De esas tenemos a diario, y no es exageración andaluza, es tal cual, cada día al menos una viene con intento de suicidio. Y cuando las tratas y les das de alta, que supuestamente debería ser un momento feliz para cualquier sanitario porque ha sacado adelante a esa paciente, no sabes si reír o llorar, no sabes a qué la estás mandando de vuelta, no sabes si ella te lo va a agradecer o te va a maldecir para siempre, y eso señoras y señores os juro que es una de las partes más difíciles de digerir, es el “trabajo que nos llevamos a casa” los sanitarios y que a veces no nos deja dormir.

Otro gran problema de salud es la tuberculosis, que para ellos es como el SIDA, al que la tiene lo repudian, se apartan de él, no se acercan, y claro, ¿qué pasa? Pues que la gente no lo dice, no cuenta que lleva 2 ó 3 meses con tos y mucosidad o que les duele el costado, o que están perdiendo peso, o que llevan con febrícula unos meses, y no lo dicen porque saben lo inevitable, que van a venir y se les va a diagnosticar de tuberculosis y va a ser un señalado más. Si ya eres un Dalit de la casta más baja, imaginaos ser un Dalit con tuberculosis, que además sabes que tienes que tomar un tratamiento de 5 pastillas diarias durante mínimo 6 meses. Por eso la OMS dice que la tuberculosis en India, a pesar de todos los esfuerzos del gobierno y muchas ONGs, está aumentando, y pensar eso es escalofriante a la vez que desesperante para los que estamos aquí tratando de concienciarlos de que acudan cuanto antes al hospital.
A pesar de todo esto, estas gentes son superhéroes, por lo que aguantan, por lo que luchan, por la vida que llevan y siguen sonriendo y siendo amables contigo. No se quejan, no los escucharás gritar ni decir ni pio incluso si le estás sacando líquido de la barriga o el pulmón, si están con malaria y 40 de fiebre, de verdad que es para alucinar viendo la capacidad de aguante que tienen.

Para acabar con la parte chunga os contaré algo en lo que podéis ayudar tod@s vosotr@s. Aquí hay tres tipos de cartillas asignadas tras un estudio por los poblados del distrito de Anantapur llevado a cabo por trabajadores sociales: Están los niños “sponsor”, que son los niños apadrinados a los que no se les cobra nada cada vez que vienen al hospital y a cuyos familiares directos se les cobra el 40% de la factura final, luego están los “Target”, que son gente con pocos recursos o discapacitados que también sólo pagan el 40% de la factura y luego están los “non target” que pagan el 100% del total porque son personas con ingresos suficientes. Aún así, el hospital de la fundación es muchísimo más barato que cualquier otro hospital de la zona porque está subvencionado, por lo que gentes de todo el distrito e incluso de otros estados vienen a tratarse aquí. Y todo esto es gracias a gente que apadrina o que hace donaciones a proyectos concretos. No quiero que penséis que este es un post para captar socios, ni mucho menos. Pero si de alguna forma estáis pensando en colaborar con alguna ONG, que sepáis que la Fundación Vicente Ferrer es de lo mejorcito que hemos visto de todas por las que hemos pasado. Aquí se ve perfectamente dónde va el dinero. Os dejo el link de la web de la Fundación por si os interesa leer sobre sus múltiples áreas de actuación y por si os animáis a apadrinar. Además, visitar a tu niño o niña apadrinado es una de las experiencias más bonitas que hemos vivido en nuestros viajes http://www.fundacionvicenteferrer.org/es/

Y ahora sí, para acabar os contaré un par de anécdotas divertidas, que las hay y muchas. No penséis que esto es todo tristeza, ni mucho menos, aquí tenemos muchisimos momentos de alegría, la mayoría realmente, esos momentos en que la gente te agradece tu labor, en que te saludan por la calle porque le trataste el asma, en que te traen un caramelito para aliviar la carraspera, en la que das de alta a gente que se van con una sonrisa de oreja a oreja, en los que te das cuenta que si no fuera por la Fundación esta gente tendría una vida muchísimo más dura de la que tienen. Bueno, que me pongo filósofo otra vez y no es plan. Os cuento: Un día teníamos a una señora que acababa de parir hacía dos días y tenía la tensión alta y las piernas hinchadas, y pasando visita en la planta le pregunto que cómo está y la señora me dice que siente hormigueo en las piernas, y claro yo pienso que es normal porque tiene las piernas hinchadas a la vez que voy descubriéndole las piernas para ver como está, y cual no fué mi sorpresa al ver que tenía las piernas llenas de hormigas!!!! Literalmente la definición más gráfica que he visto en mi vida de hormigueo en las piernas!
Y lo último ya es que desde hace varios días hay un par de señores que se pasean disfrazados de tigre por el campus, ahora veréis la foto. Nosotros pensábamos que era para darle juego a los niños de pediatría, en plan payasos sin fronteras, pero no amigos, están ahí para espantar a los monos! Y la verdad es que funciona, porque no hemos vuelto a ver a los monos por aquí, que se colaban en las consultas los mamones y había que echarlos a escobazos, jejeje.
Bueno, a los que habéis llegado hasta aquí, mil gracias por leerme, se que es un tostón y que bastante tiene uno ya con lo que tiene, pero no me digáis que no os avisé! Jejejej. BESOS A TODOS!!!!


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