Por fin he vuelto a ser yo. Tras un par de meses en los que satán, o por decirlo de otro modo “el espíritu del alemán”, se había apoderado de mi cuerpo, he vuelto a ser poseída por mi misma y vuelvo a ser Elena, la de siempre. Y es que sabéis que yo lo de los nervios es algo que aún no he aprendido a gestionar ni después de 37 añitos lidiando con ellos a diario. Me pueden, a mi los nervios me pueden. Y ante la llegada inminente de mi examen de B2 de alemán me convertí en un ser irritable capaz de morder a cualquiera que me hablara un poquito fuera de tono. Y el problema es que estoy en Alemania, y aquí que alguien te saque de quicio no es algo muy complicado. En fin, que los últimos dos meses han sido un poco de pesadilla centrados en mi estudio a niveles obsesivos.
Parecía que el 2 de junio no iba a llegar nunca. Y os juro que lo he dudado, que pensaba que vivía en un eterno día de la marmota y que el examen se me había cronificado. Pero no, el día 2 de junio por fin llegó. Y no voy a ocultar que la noche antes, en la soledad de mi piso y ante miles de folios, temblando como una hojita y solita porque pablo andaba de guardia, me salió la vena drogata y eché mano de un tranxilium 10 de esos que tiene Pablo por ahí para situaciones extremas como ésta. Porque os aseguro que esta lo era. Voy a tener que hacer un curso de aprender a gestionar las emociones, lo se. Pero mientras tanto los tranxilium no están mal, os lo aseguro. Aunque tampoco os creáis que a mi un tranxilium 10 me deja caos, que yo necesitaría un tranquilizante para caballos. Porque ni aún así conseguí dormir más de 5 horas. Un desastre.
Parecía que el 2 de junio no iba a llegar nunca. Y os juro que lo he dudado, que pensaba que vivía en un eterno día de la marmota y que el examen se me había cronificado. Pero no, el día 2 de junio por fin llegó. Y no voy a ocultar que la noche antes, en la soledad de mi piso y ante miles de folios, temblando como una hojita y solita porque pablo andaba de guardia, me salió la vena drogata y eché mano de un tranxilium 10 de esos que tiene Pablo por ahí para situaciones extremas como ésta. Porque os aseguro que esta lo era. Voy a tener que hacer un curso de aprender a gestionar las emociones, lo se. Pero mientras tanto los tranxilium no están mal, os lo aseguro. Aunque tampoco os creáis que a mi un tranxilium 10 me deja caos, que yo necesitaría un tranquilizante para caballos. Porque ni aún así conseguí dormir más de 5 horas. Un desastre.
El examen fue agotador, de 8 de la mañana a 2 de la tarde con un nivel de estrés superior al que mi cuerpo es capaz de tolerar. Varias horas de examen escrito, otra parte de oír y el colmo de los colmos: el examen oral. Menos mal que el tema me gustaba y soy capaz hasta de sofocarme con él: qué opinas sobre los uniformes en los colegios. Así que ahí me lié a hablar como una loca, que a saber lo que dije. Los examinadores me sonreían, al menos de vez en cuando, aunque no se si a modo de “estoy de acuerdo” o de “tremendo lo que acabas de largar por tu boca”. Sea como sea hecho está. Y más o menos transcurrió sin incidentes, salvo que al examinador se le ocurrió sentarse a mi lado para mirar lo que escribía y me puso de un histérico que lo mire con ojos de odio, esos que yo se poner muy pero que muy bien, y le dije: le importa dejar de mirarme que me está usted poniendo de los nervios?. El hombre debió entender que se encontraba en peligro porque se marchó inmediatamente.
Y si, se que no debería contarlo por aquí, pero acumulé tantos nervios que salieron de mi cuerpo en forma de diarrea al llegar a casa. Y os juro que al tirar de la cisterna sentí que todas las horas de estudio se iban por la cañería. Que alivio, que losa más grande me había quitado de encima. Y es que llevo 2 añitos, que se dicen pronto, en los que mi vida está centrada en su mayoría en aprender alemán. Así que ya necesito pasar página y aprobar ese examen para tener el maldito certificado en mis manos. Si he aprobado o no, no lo sabré hasta dentro de 3 o 4 semanas, así que de momento lo mejor es olvidarme y cuando vuelva de vacaciones ya veremos.
Porque si, ha llegado el momento, y como premio a mi esfuerzo me merezco unas vacaciones como Dios manda. Y Pablo también la verdad, aunque sólo sea porque el pobre me ha echado una paciencia infinita y al volver del examen me había llenado el salón de serpentinas y una cartita de amor, que es muy romántico el. Así que el viernes nos vamos de viaje, por fin. Con lo que me gusta a mi una maleta, un avión y estar 24 horas al día con mi Pablito al lao. El viernes volamos a Madrid porque el sábado tenemos el bodorrio de nuestros amiguísimos Sonsoles y Javi. Y el lunes volaremos los cuatro rumbo a Tanzania. Si, vamos a arruinarles su luna de miel pero no pasa nada, juntos hasta el infinito y más allá. A ver si no nos come un león. Bueno más bien a ver si conseguimos ver, aunque sea de lejos, un león. De momento no tenemos nada, sólo los billetes de avión y la primera noche porque llegamos a las 2 de la mañana al aeropuerto de kilimanjaro. Así que hemos buscado dónde dormir la primera noche y ellos nos vendrán a buscar, una familia que tiene una ong y que alquila habitaciones en su casa. La próxima vez os escribiré desde Arusha, o eso espero si la conexión me lo permite. Comienza una nueva aventura!!!! besos a todos
AQUÍ, POR SUERTE, SIGUEN LLEGANDO ESPAÑOLES, CADA VEZ SOMOS MÁS!
Y PABLO CADA VEZ MÁS INTEGRADO EN EL AMBIENTE ALEMÁN...
Hallo!! Espero que el examen haya salido bien aunque no lo dudo!! Todo esfuerzo tiene su recompensa. Pasadlo genial en Tanzania y nos vemos a la vuelta. Muaaak. Toñi
ResponderEliminarMorning, a ver si me voy a tener que casar yo otra vez pa que se reuna la peña, "los celos me comeeeeeennnnnnn"
ResponderEliminarSi no se come un Leon a Sonsoles y Javi, ya me los tapiño yo cuando lleguen... jajajajaja Enhorabuena y que lo paseis bien. Os queremos ...La Rubia de bote y el......