Si
si, ya lo se, que la otra vez que estuvimos en China pusimos a los
chinos a parir, que Pablo juró y perjuró que no volvería a China,
bla bla bla... pues aquí estamos. Si es que no se puede hablar. Y
todo debido a la unión de un billete muy barato desde Kuala Lumpur
(60 euros) con la posibilidad de visitar el Tibet, algo de lo que
siempre hemos tenido muchas ganas, en verano que no hace tanto frío.
Y hemos dicho: quién dijo miedo? Esta vez ganamos nosotros la
batalla! Y tras 4 horas de vuelo aquí estamos, en Yunnan, una
provincia del suroeste de China. Reconozco que nos bajamos del avión
con la escopeta cargada, y también tengo que reconocer que el país
nos ha recibido con una grata sorpresa: no todos los chinos son
desagradables, los chinos amables existen! Estaban todos aquí!!
aleluya!!. De hecho, en esta parte del gigante asiático se puede
decir incluso que hasta sonríen. Y eso hace que hasta lo más
difícil pueda volverse un poquito más fácil.
Nos vinimos en el autobús de línea hasta el centro y allí andamos hasta el hostel. Se llama Cloudland y tengo que decir que la sorpresa al abrir la habitación fue tremenda. Son habitaciones completamente nuevas, bien cuidadas y decoradas, con una iluminación acogedora y sábanas y edredones impecables. Todo eso por 25 euros, lo que nos parece un poco caro para esta zona, pero tengo que decir que ha merecido la pena alojarse aquí. Además de una ubicación inmejorable.
NUESTRA
HABITACION EN EL CLOUDLAND HOSTEL