Vaya días más increíbles que hemos pasado. En la Paz cogimos un avión hasta Rurrenabaque. El avión era un avión de hélices de las Fuerzas Armadas. En él, congeladitos de frío, íbamos un par de australianos de los de libro, 50 israelitas y nosotros dos. Uf madre mía, eso nos dio mal rollo, probablemente Rurre estaría lleno de israelitas armando jaleo.
EL AVION DE LAS FUERZAS ARMADAS
Después de 50 minutos de vuelo aterrizamos en otro mundo, bajarnos del avión fue maravilloso! Después de tantos meses de frío y montañas llegamos al calor húmedo tropical, las palmeras, todo verde, tierra roja, olor a tierra y vegetación mojada y mujeres en pantalón muy corto y chanclas. Uf vaya subidón que nos dio a los dos! Un microbús de la compañía nos dejó en el centro, bueno el centro partiendo de que Rurre son dos calles, y nos alojamos en un hotel llamado Pahuichi, donde una habitación bastante cómoda con baño, sin internet y sin desayuno, costaba 10 € (100 Bobs). Había otros a 8 euros pero esos suelen estar hasta arriba de israelitas así que pensamos que en este, por ser un poco más caro no habría ninguno... craso error, pronto descubriríamos que no era así porque aquella noche no nos dejaron dormir los 8 israelitas que se instalaron en las habitaciones de la planta de arriba, dando portazos y con la música a máximo volumen hasta las tantas. Menos mal que los tapones hacen milagros...

LA HABITACION DEL HOTEL PAHUICHI
Rurre es un pueblo con mucho encanto, con calles asfaltadas y otras de tierra, rodeada de pura vegetación y a la orilla de un río de esos que van llenitos de agua, con mucha fuerza y marrón. En la otra orilla se ven algunas casas, pero hacia arriba y hacia abajo lo que se ve es puro verde. Y hay animales, gallinas, perros... por todas partes. Hay varios restaurantes para turistas, con su carta en israelita y en español, y comedores para locales. Los taxis son motos que te llevan a cualquier parte, claro que aquí cualquier parte no puede ser muy lejos.
UNA CALLE DE RURRENABAQUE
LA IGLESIA EN LA PLAZA PRINCIPAL