Qué ver en Estambul

Llegamos a Estambul muertos después de toda la noche en el avión. Nos fuimos en metro hasta el centro y de ahí andamos hasta nuestro hotel. Habíamos reservado el Sydney Hotel porque costaba 40 euros la noche con desayuno y la gente lo ponía bastante bien en internet. Estaba muy bien situado, justo frente al gran bazar bajas por el barrio armenio hasta el mar y allí está, en el barrio de pescadores. Una zona nada turística y con mucho encanto, la verdad. Pero la pinta del hotel por fuera no era muy buena y después de la mierda de hotel que habíamos tenido en Dar es Salaam a mi se me vino el mundo encima. Pero pasó rápido, porque el hotel por dentro estaba impecablemente limpio y muy nuevo, con una habitación grande y con mucha luz. Genial!! de momento pintaba bien, ahora nos quedaba averiguar si por el ramadán, que empezaba justo ese día, tendríamos problemas para encontrar comida durante el día.

 

EL HOTEL SYDNEY POR FUERA, EL VERDECITO DE LA DERECHA 

LA HABITACIÓN DEL HOTEL  

 Pablo quería descansar pero yo tenía un subidón que parecía que me había tomado tres tripis juntos. Imposible echarme en la cama, necesitaba irme a la calle a patear la ciudad cuanto antes. Y así lo hicimos y así lo hemos hecho durante los 5 días. Imposible cansarme. Estambul me gusta tanto, me pone tan feliz y tan alegre, es tannn bonita que no me canso y a las 10-11 de la noche me decía Pablo en plan radical: yo me voy para el hotel, si quieres te vienes y si no nos vemos allí. Jeje como si no supiera que yo estoy pegada a el como una lapa y que a dónde vaya voy. Así que a eso de las 11, reventados, nos íbamos para la cama sin fuerzas ni para leer un rato.  

 

UNA CALLE DEL BARRIO ARMENIO   

Nosotros habíamos estado recorriendo la costa Turca en agosto del 2001. Estambul ya nos enamoró entonces y ahora ha vuelto a hacerlo. Encontramos mucha más oferta de hoteles y restaurantes, pero la esencia sigue siendo la misma y han sabido mantener buenos precios con una buena calidad de hoteles y gastronómica. Porque madre mía la cocina turca, vaya delicia, no tengo palabras. Sin contar los famosos kebabs hay mil platos diferentes a cual más rico. Así que los kilos que yo creía que había perdido en África los he recuperado allí con creces. Y claro que hay restaurantes muy caros para los guiris, pero si te sales un poco de la calle principal hemos comido los dos por 10-15 euros y hasta por 4 en nuestro barrio armenio. 

 

AQUI NOS PUSIMOS COMO EL KIKO 

 

COMIENDO DELICIAS TURCAS QUE REALMENTE ESTÁN DELICIOSAS 

COMIENDO UN KEBAB CON LA MEZQUITA AZUL DETRÁS  

Y es que si alguien quiere visitar una ciudad con las comodidades de un país europeo y el exotismo del oriente medio debe visitar Estambul. De verdad, quien no haya ido y esté pensando a dónde ir en el próximo destino que no se lo piense, Estambul es la mejor opción. Y aunque yo iba con intención de no hacer nada más que pasear, sentarme en un banco a observar y comer mucho mucho, al final hemos terminado entrando a ver las cosas más importantes. La Mezquita Azul (gratis) y Santa Sofia (10 e la entrada) por supuesto, y el palacio de Topkapi (12 euros) no hemos podido resistir la tentación de entrar a verlo.  

 

SANTA SOFIA. LA MISMA FOTO 14 AÑOS DESPUES

 

EL INTERIOR DE SANTA SOFIA, CON SU MEZCLA CATÓLICA Y MUSULMANA  

 

DENTRO HAY UNOS MOSAICOS BIZANTINOS QUE TE DEJAN CON LA BOCA ABIERTA  

LA MEZQUITA AZUL

 

EL INTERIOR DE LA MEZQUITA AZUL  

 

EN EL MURO QUE MIRA A LA MECA SE SIENTA EL IMÁN A DECIR LAS ORACIONES A LA HORA DEL REZO. ES EL HOMBRE QUE ESTÁ AL FONDO CON EL MICRÓFONO  

 

LA SULIMANIYA, OTRA DE LAS GRANDES MEZQUITAS DE ESTAMBUL, VISTA DESDE EL PUERTO 

 

EL INTERIOR DE LA SULIMANIYA 

 

EN LA CALLE PRINCIPAL ESTÁ LA TUMBA DE UNO DE LOS SULTANES DENTRO DE UN CEMENTERIO  

EN EL CENTRO DEL CEMENTERIO, EN UN EDIFICIO ESPECTACULAR ESTÁ ENTERRADO EL SULTÁN CON SUS ESPOSAS E HIJOS PRINCIPALES. ESAS SON LAS TUMBAS  

Por cierto que en la mezquita azul desenmascaré a un ladrón y luego me cagué viva. El caso es que antes se dejaban los zapatos en la puerta al entrar en las mezquitas. Ahora, debido a los robos que se producían, tienes que coger una bolsa, meter tus zapatos y llevártelos para adentro. Dentro hay unas estanterías para que quien quiera pueda dejarlos ahí mientras reza o visita la mezquita. Pues estábamos allí sentados observando a la gente y el interior de la mezquita cuando me dice Pablo, el mayor observador del reino: mira el tipo que hay ahí con camiseta negra y una bolsa vacía en la mano. Está mirando mucho los zapatos, ese va a robar alguno. Así que empezamos a observarlo y efectivamente. El tío miraba, cuando entraba un guiri, dónde dejaba sus botas de marca y cuando el guiri se iba a ver la mezquita se acercaba disimuladamente y metía los zapatos en la bolsa opaca que llevaba en la mano. Esto mismo lo hizo cuatro veces y se marchó. A mi me dio un ataque justiciero y me fui detrás de él corriendo. Estaba en la puerta poniéndose sus zapatos así que me fui para el señor que está en la puerta de la mezquita controlando y le pregunté si hablaba inglés. Me dijo que no así que sin hablar y sin moverme moví mis ojos en dirección al hombre y le hice con la mano el gesto de robar, que yo no se si en Turquía el gesto de robar es el mismo, pero a mi no se me ocurrió otra cosa. El hombre miró y vio al tipo que al ponerse sus zapatos había dejado la bolsa en el suelo y se veían varios pares de zapatos. Era evidente que los había robado. El tipo me señaló como diciendo: ha robado los tuyos? (esto es mi interpretación, claro) y yo le dije no, pero muchos, ha robado muchos (todo esto con las manos, tipo el pulga y el linterna diciendo que la plaza estaba abarrotá). Entonces el tipo con sus zapatos puestos echó a andar por el patio de la mezquita dirección a la calle. El señor llamó gritando al guarda de seguridad y le dijo que siguiera a ese hombre porque había robado zapatos. El guarda salió corriendo y yo me metí en la mezquita porque no quería que el tío me viera ni me identificara ni nada. Tenía un subidón de adrenalina y me senté dentro en el suelo. Entonces vi a un guiri desesperado buscando sus zapatos y le pregunté: no encuentras tus zapatos? Y le dije que los habían robado y que saliera a preguntar porque igual habían cogido al ladrón porque yo lo había visto y lo había denunciado. El tipo se fue para afuera y nos pudo la curiosidad, nos pusimos los zapatos y nos fuimos para afuera para verlo todo en la distancia desde un discreto segundo plano. Y entonces vimos a la policía, al tipo en una esquina y a varios guiris recogiendo sus zapatos. Madre mía! Lo habían cogido y habían recuperado los zapatos. Luego vino el guiri a darnos las gracias pero yo no quería saber nada. Primero porque me dio miedo que el tipo me viera y supiera que era yo quien lo había denunciado, y segundo porque Pablo me estaba picando diciendo: a ese hombre le cortan la mano fijo, en Ramadán y robando, con lo estrictos que son, le cortan una mano seguro. Y que me puso mal cuerpo y todo vamos. Pero a mi el susto no se me pasó y os juro que por la noche, cuando íbamos para el hotel, seguía mirando para atrás a ver si el tío nos venía siguiendo. También hemos aprovechado para dar un par de paseos en barco, que siempre merece la pena. Uno para cruzar a la parte asiática para dar un paseito, y otro para recorrer un poco el Bósforo sin llegar hasta el mar negro. Antes esto se hacía en un ferry público muy barato. Ahora se hace en barcos turísticos que te llevan por el estrecho durante una hora y media por 4 euros. También hemos subido a la torre Gálata por 6 euros, un antiguo faro que ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad. Y cómo no, nos hemos metido en la tetería más famosa de todo Estambul para bebernos unos tes de manzana y fumarnos una cachimba.  

 

EN EL BARCO  

 

SANTA SOFÍA Y LA MEZQUITA AZUL DESDE LA PARTE ASIÁTICA  

 

LA TORRE GÁLATA DESDE ABAJO  

 

 

LAS VISTAS DE LA CIUDAD  

 

PASEAR POR EL PUERTO Y COMERSE UN BOCADILLO DE CABALLA EN UNO DE LOS PUESTECITOS ES OTRA COSA QUE NO SE PUEDE DEJAR DE HACER  

 

CACHIMBA Y TE DE MANZANA

Y tengo que decir que nuestro miedo al ramadán desapareció en el primer minuto. Estambul es tan turística y hay tanta mezcla de culturas que puedes comer en cualquier parte y a cualquier hora. Eso si, ver la ciudad en este mes tan especial es algo que merece la pena, y lejos de ser un inconveniente ha sido una ventaja para conocer algo nuevo. Y es que es increíble cómo se transforma la ciudad en cuanto el sol se oculta. En los restaurantes ofrecen menús de ramadán para los musulmanes y en cuanto empieza a bajar el sol preparan todas las mesas para la avalancha de gente que se sabe que va a llegar. Ponen el pan, las bebidas y las ensaladas en las mesas y empiezan a sacar ollas de comida a la calle. Por su parte el ayuntamiento pone miles de mesas corridas en las calles para que la gente vaya con su comida a comer allí. Además en algunos sitios dan comida gratis y se forman colas eternas de gente esperando que se ponga el sol para comer. Y luego está lo más bonito: los picnics. Es increíble pero en cuanto se va el sol la ciudad es tomada por las familias con sus manteles para hacer picnics. Llevan de todo, hasta infernillos y cacerolas. Hay tanta gente por todas partes que no cabe un alfiler. La mezquita Azul y Santa Sofia están una enfrente de la otra y, entre las dos, hay un parque. Pues ese parque se pone tan lleno de gente que no puedes pasar. Es increíble sentarte en un banco a observar a las familias y mirar hacia un lado y ver la mezquita Azul iluminada con su mensaje de “bienvenido al mes del ramadán”, y mirar hacia el otro y ver Santa Sofía iluminada. Ahí hemos pasado las tardes, observando a la gente compartir en familia. Que bonito, que pena que nosotros no tengamos una tradición así, con lo que me gusta a mi un picnic. Además hay bandas de música por todas partes, puestos de venta ambulante de todo lo imaginable. Vamos que ni la feria de Sevilla. Es una pasada de verdad. 

 

SANTA SOFIA DE NOCHE CON LA GENTE HACIENDO PICNIC 

HACIA EL OTRO LADO LA MEZQUITA AZUL  

 

TAMBIÉN EN LA AVENIDA, BAJO EL OBELISCO, EL AYUNAMIENTO PONE MESAS QUE SE LLENAN DE GENTE COMIENDO 

Y no me puedo resistir a poner una curiosidad. En pleno centro de Estambul, junto al bazar de las especias, encuentras dos maravillosas escaleras automáticas que bajan directamente a un baño público. No es increíble? 

LA PRUEBA

Tengo que decir que no nos ha sido indiferente la cantidad de gente que pide en las calles de Estambul. Sobre todo niños, hay muchos niños que vagan solos descalzos por la ciudad, pidiendo dinero o vendiendo algo. Pero también adultos que recogen basura, piden, venden cualquier cosa... es una pena y resulta muy triste. Y después de pasar unos días maravillosos en Estambul tocaba volver a nuestro maravilloso Hagen. Que después de 4 semanas me parecía que hacía un siglo que nos habíamos ido, como si la boda de Sonsoles hubiera sido hace años. Pero volvemos a la realidad, a la monotonía y al mal tiempo. Arrancamos julio, ya sólo nos quedan 8 meses aquí y por fin nos volveremos a marchar a dar vueltas por el mundo. Y se cumplen justo dos años desde que llegamos a Alemania, dos añitos ya, o bueno aún, porque están pasando lennnntos lentos. A ver estos 8 meses. Y por cierto, que las 4 garrafas de 5 litros de aceite que cargamos en el coche cuando vinimos, se nos acaban de terminar. Bueno aún queda un poco así que puedo decir que con 20 litros uno tiene para 25 meses. Ahora a pensar en el 23 de agosto que volvemos a ir a España, la playita y nuestras familias nos esperan!!!! muchos besos y feliz verano para todos.

Las playas de Zanzíbar

Zanzíbar es la isla más famosa de Tanzania y a donde viene todo el mundo para descansar después de un safari. Pues nosotros no íbamos a ser menos no? Que para eso estamos de honeymoon. Así que después de pasar unos días en el Lago Victoria decidimos venirnos para acá. El único vuelo directo a la isla era muy caro, así que la opción más barata sin contar las 14 horas de autobús era volar a Dar es Salaam y de ahí coger un ferry. Ir del aeropuerto al puerto nos costó un largo regateo, porque el precio para los turistas es el doble que para los locales. Al final, por 10 euros conseguimos que nos llevaran, pero costó incluso salir del aeropuerto a patas perseguidos por los taxistas. Y el puerto es también un poco locura.

La guia te avisa de que sólo compres los tickets para el ferry en la ventanilla oficial, pero cuando llegas hay varios edificios, mucha gente y todo el mundo te dice que vayas con el que te va a llevar a la oficina “oficial”. En fin que conseguimos encontrar el sitio correcto y comprar cuatro tickets para el siguiente ferry. Los tickets costaron 27 euros cada uno y el ferry tardaba una hora y media. Yo iba preparada para la guerra, con mi bolsita anti-pota lista para emergencias, porque en los barcos es algo inevitable en mi. Pero esta vez me porte muy pero que muy bien. Desde que el barco empezó a andar cerré los ojos religiosamente, y no los volví a abrir hasta que Zanzibar estuvo a la vista. Y llegar en barco a la isla es algo muy bonito porque se ve la vegetación, las playas y la ciudad principal, Stone Town, que ya desde lejos promete lo que luego encuentras al desembarcar: una ciudad fascinante, una mezcla de culturas árabe, hindú, católica... más podría parecer una ciudad de Marruecos que una del África Subsahariana.

El Lago Victoria

Como ya os conté la ultima vez, nuestro safari, en vez de volver a Arusha, terminó en el Lago Victoria. Yo siempre había querido conocer el lago y ahora que lo conozco tengo una opinión personal muy clara: no merece la pena visitar el lago Victoria por esta zona. Yo he visto fotos del lago en otros países como Uganda y me pareció precioso. Pero cuando veníamos en el 4x4 del safari y entramos en la ciudad ya sospechamos lo que nos encontramos al llegar al centro de Mwanza: una ciudad horrible y caótica. Según la guía Lonely Planet, que hay que filtrar bastante, la segunda ciudad más bonita de África.

Según yo, una ciudad que no merece la pena en absoluto visitar. Claro que esas cosas dependen siempre de la persona, pero para mi, ningún interés. Hemos pasado aquí tres días y hemos ido a los mercados, hemos visto los atardeceres y hemos dado un paseo en barco en un ferry local que cruza a otro punto de la zona. El paseo en ferry ha sido lo mejor, ver el lago desde dentro, ver las orillas, los paisajes. Pero tampoco resulta nada espectacular. Esta zona no es turística y no está preparado, hay muy pocas opciones para hacer cosas y tampoco ofrece el encanto de lo local y auténtico. Sé que habrá quien se me eche encima para decir que si que merece la pena pero hijos que le voy a hacer, es mi opinión personal.  

 

Hacer un safari en Tanzania por 500 euros por persona



Los últimos 10 días han sido grandiosos. Pero grandiosos de los de verdad, de los que no se olvidan. Primero por el bodorrio de nuestros amigos Sonsoles y Javi, que como sabéis no sólo son nuestros compañeros de viajes sino que son muy importante para nosotros. Y segundo porque para celebrar el bodorrio nos hemos venido con ellos a hacer un safari que no olvidaremos nunca.

Tras un duro examen: nos vamos de vacaciones!!

Por fin he vuelto a ser yo. Tras un par de meses en los que satán, o por decirlo de otro modo “el espíritu del alemán”, se había apoderado de mi cuerpo, he vuelto a ser poseída por mi misma y vuelvo a ser Elena, la de siempre. Y es que sabéis que yo lo de los nervios es algo que aún no he aprendido a gestionar ni después de 37 añitos lidiando con ellos a diario. Me pueden, a mi los nervios me pueden. Y ante la llegada inminente de mi examen de B2 de alemán me convertí en un ser irritable capaz de morder a cualquiera que me hablara un poquito fuera de tono. Y el problema es que estoy en Alemania, y aquí que alguien te saque de quicio no es algo muy complicado. En fin, que los últimos dos meses han sido un poco de pesadilla centrados en mi estudio a niveles obsesivos.

Parecía que el 2 de junio no iba a llegar nunca. Y os juro que lo he dudado, que pensaba que vivía en un eterno día de la marmota y que el examen se me había cronificado. Pero no, el día 2 de junio por fin llegó. Y no voy a ocultar que la noche antes, en la soledad de mi piso y ante miles de folios, temblando como una hojita y solita porque pablo andaba de guardia, me salió la vena drogata y eché mano de un tranxilium 10 de esos que tiene Pablo por ahí para situaciones extremas como ésta. Porque os aseguro que esta lo era. Voy a tener que hacer un curso de aprender a gestionar las emociones, lo se. Pero mientras tanto los tranxilium no están mal, os lo aseguro. Aunque tampoco os creáis que a mi un tranxilium 10 me deja caos, que yo necesitaría un tranquilizante para caballos. Porque ni aún así conseguí dormir más de 5 horas. Un desastre.  
El examen fue agotador, de 8 de la mañana a 2 de la tarde con un nivel de estrés superior al que mi cuerpo es capaz de tolerar. Varias horas de examen escrito, otra parte de oír y el colmo de los colmos: el examen oral. Menos mal que el tema me gustaba y soy capaz hasta de sofocarme con él: qué opinas sobre los uniformes en los colegios. Así que ahí me lié a hablar como una loca, que a saber lo que dije. Los examinadores me sonreían, al menos de vez en cuando, aunque no se si a modo de “estoy de acuerdo” o de “tremendo lo que acabas de largar por tu boca”. Sea como sea hecho está. Y más o menos transcurrió sin incidentes, salvo que al examinador se le ocurrió sentarse a mi lado para mirar lo que escribía y me puso de un histérico que lo mire con ojos de odio, esos que yo se poner muy pero que muy bien, y le dije: le importa dejar de mirarme que me está usted poniendo de los nervios?. El hombre debió entender que se encontraba en peligro porque se marchó inmediatamente. 
Y si, se que no debería contarlo por aquí, pero acumulé tantos nervios que salieron de mi cuerpo en forma de diarrea al llegar a casa. Y os juro que al tirar de la cisterna sentí que todas las horas de estudio se iban por la cañería. Que alivio, que losa más grande me había quitado de encima. Y es que llevo 2 añitos, que se dicen pronto, en los que mi vida está centrada en su mayoría en aprender alemán. Así que ya necesito pasar página y aprobar ese examen para tener el maldito certificado en mis manos. Si he aprobado o no, no lo sabré hasta dentro de 3 o 4 semanas, así que de momento lo mejor es olvidarme y cuando vuelva de vacaciones ya veremos.  
Porque si, ha llegado el momento, y como premio a mi esfuerzo me merezco unas vacaciones como Dios manda. Y Pablo también la verdad, aunque sólo sea porque el pobre me ha echado una paciencia infinita y al volver del examen me había llenado el salón de serpentinas y una cartita de amor, que es muy romántico el. Así que el viernes nos vamos de viaje, por fin. Con lo que me gusta a mi una maleta, un avión y estar 24 horas al día con mi Pablito al lao. El viernes volamos a Madrid porque el sábado tenemos el bodorrio de nuestros amiguísimos Sonsoles y Javi. Y el lunes volaremos los cuatro rumbo a Tanzania. Si, vamos a arruinarles su luna de miel pero no pasa nada, juntos hasta el infinito y más allá. A ver si no nos come un león. Bueno más bien a ver si conseguimos ver, aunque sea de lejos, un león. De momento no tenemos nada, sólo los billetes de avión y la primera noche porque llegamos a las 2 de la mañana al aeropuerto de kilimanjaro. Así que hemos buscado dónde dormir la primera noche y ellos nos vendrán a buscar, una familia que tiene una ong y que alquila habitaciones en su casa. La próxima vez os escribiré desde Arusha, o eso espero si la conexión me lo permite. Comienza una nueva aventura!!!! besos a todos  
AQUÍ, POR SUERTE, SIGUEN LLEGANDO ESPAÑOLES, CADA VEZ SOMOS MÁS!

Objetivo conseguido y fiestón pa celebrarlo

En junio de 1012, después de 3 años y medio dando vueltas por el mundo, tuvimos que volver a Europa. El dinero se nos había acabado y teníamos un lastre que nos acompañaba a todas partes y que estaba presente en todas nuestras decisiones: la hipoteca. En 2003 nos compramos un piso en Alcalá de Guadaíra y cada mes, lloviera o tronase, había que pagarlo. Eso suponía que había que ahorrar para el viaje y para la hipoteca. Y que no bastaba con sobrevivir en cualquier parte, la hipoteca era como un hijo al que tienes que mantener. Y ya que no queremos tener hijos, vamos a mantener una hipoteca? Así que, ya sin dinero, decidimos volver a Europa, buscar un lugar en el que pudiéramos ahorrar mucho y quitar la hipoteca cuanto antes.

De esa manera seríamos libres para viajar lo que quisiéramos, para trabajar donde y en lo que quisiéramos. Y ese es el motivo por el que vinimos a Alemania, y además a esta zona de Alemania que debe ser la más fea de todo el país, o de toda Europa. Pero Pablo encontró aquí un trabajo en el que le pagarían más de lo que habíamos podido soñar y eso significaba ahorrar también más que en otras zonas. Y el objetivo era ahorrar rápido, para quitar la hipoteca rápido y poder irnos de nuevo a viajar por el mundo. Y por fin hemos conseguido el objetivo que nos llevó a mudarnos a este punto del planeta. El pasado viernes, 4 de abril, con 36 añitos, tuvimos el placer de pagar la última letra de nuestra hipoteca. En marzo fuimos a España de vacaciones 12 días, y allí pudimos quitar toda la hipoteca en persona salvo 300 euros. Y es que no teníamos comisión de amortización parcial pero si de amortización total así que para ahorrarnos la comisión decidimos dejar un poco y que se liquidara automáticamente en la última letra de la hipoteca. Así que, señores, LO HEMOS CONSEGUIDO!!!! siiiii lo hemos conseguido, ya somos más libres, ya podemos disponer de nuestra vida como queramos, sin tener que pensar en el banco, OBJETIVO CONSEGUIDO!!!! madre mía nadie puede imaginar lo que hemos sentido. Porque para nosotros esto significa la libertad!!! somos personas que necesitamos poco para vivir en el día a día. Sin hipoteca, podemos buscar cualquier trabajillo en cualquier parte del mundo y mantenernos. Y esta es la llave de nuestra libertad. Habíamos venido para eso, nos está resultando algo duro estar aquí porque somos culos inquietos y ya no servimos para estar en un país europeo trabajando y sumidos en la monotonía. Pero ahora pienso que ha merecido la pena, que la recompensa la tenemos aquí en forma de libertad. Para que quede constancia del momento, me hice una foto con la chica del banco en el momento de firmar la amortización. Pablo y yo estábamos muy nerviosos y fue un momento muy divertido.  

Navidad 2013-2014 entre amigos en Suiza y Francia

Bueno, pues sin comerlo ni beberlo ya estamos a finales de enero. Que locura de Navidad y de vacaciones. Todo ha pasado muy rápido y ya estamos aquí, en enero y con el ánimo por las nubes. Primero porque el último mes ha sido maravilloso, y segundo porque Pablo ya tiene que pedir las vacaciones de este año, que tiene 8 semanas, y ya las hemos distribuido así que ya estamos con la ilusión de preparar los viajes. Y por qué ha sido una navidad tan especial?

Pues primero porque pudimos ir en el puente de la Inmaculada durante una semanita a España, cosa que nos vino genial para reencontrarnos con la familia y disfrutar del buen tiempo. Pero el día 21 llegaron mi madre y mi hermana Paloma, y tras recogerlas en el aeropuerto de Eindhoven nos fuimos directamente para Amsterdam, que teníamos muchas ganas de enseñarles los sitios a los que nos gusta ir en esta ciudad. Y aunque el tiempo estaba un poco feo lo disfrutamos un montón.  

 
EN AMSTERDAM DISFRUTANDO DE LOS CANALES 

Un video navideño que no debes perderte. Navidad 2013-2014

Si, lo se, nadie debería ver este vídeo. En realidad nunca debería salir a la luz y hacerse público, pero no puedo dejar que os perdais una imagen de Pablo que hará que nunca lo volváis a ver de la misma forma. Es algo que os marcará para siempre y que quizás hasta os haga tener pesadillas. De cualquier forma ahí lo llevais, cada uno es libre de verlo o no. Con él queremos felicitaros la Navidad de parte de la Peña Willy Fog, nuestro grupo de viaje. Video grabado el año pasado cuando vinieron a vernos y que ha montado mi hermana Paloma. Que durmáis bien.... si podéis.

Praga nos recibe preciosa

Pablo y yo tenemos una teoría de por qué en estados Unidos se come tanta comida basura. Y la explicación está en ese humito sospechoso que sale de las alcantarillas. Según nuestra teoría conspiratoria, la asociación de Hosteleros de los EEUU lanza, a través de las alcantarillas, vapor con olor a comida basura, ese típico olor que te hace segregar saliva y te empuja de cabeza al primer establecimiento en el que se sirvan perritos calientes, halal, pizza, hamburguesas o donuts de colores. Da igual, el caso es matar esa sensación descontrolada que se apodera de tu cuerpo. Eso lo hemos vivido ambos en nuestros propios cuerpos.

Pero no se trata sólo de ese hambre insaciable que da viajar desde el momento en que sales de tu casa, que da igual que acabes de tragarte un plato de lentejas que en cuanto cruzas Despeñaperros ya estás queriendo parar a tomarte algo. Se trata de algo que va más allá, de una teoría conspiratoria. Y todo esto serviría para explicar los kilos de más que se están apoderando de mi cuerpo, porque de verdad que creo que en Alemania se da el mismo fenómeno pero orientado a la repostería. Si contamos con que sólo en mi calle hay 6 panaderías pastelerías que pasan 10 horas al día horneando los más deliciosos manjares, podéis imaginar cómo huele en todo el barrio. Y eso se hace extensible a cada calle. Y es que hay que admitir que son los reyes del pan y de los dulces, hacen muchos y muy buenos, y el olor es matador e irresistible. A eso se le suma que ha llegado Navidad, y que en cada ciudad o pueblo montan el típico y precioso mercado de Navidad que lo inunda todo de olores a salchichas, chucrut y vino caliente. Así que con esas perspectivas cómo intento yo perder los kilos que había cogido en Myanmar? Complicado. Y menos aún cuando desde que llegamos hemos hecho ya dos viajitos: 5 diítas en Praga y 8 en España en los que la familia no ha parado de cebarnos. Si si, lo se, lejos de perder nada he cogido otros cuantos. Pero qué puedo hacer? Pues nada, disfrutarlos, porque soy una persona a la que le gusta comer y renunciar a eso me resulta imposible. Así que bienvenidos sean a mi cuerpo, están en su casa. 

  PEDAZO DE PATO QUE NOS COMIMOS EN PRAGA, DELICIOSO SIN DUDA, Y ENGORDANTE CON MENOS DUDAS

Yangón y Bangkok: tan cerca y tan diferentes

El último post de este viaje comienza con una bolsita potadora en las manos. Y este terrible momento se debió al vuelo en el que fuimos desde la playa de Ngapali hasta Yangon. Se podría decir que en este viaje hemos cogido demasiados vuelos, o al menos, mas de lo habitual. Pero las distancias son muy grandes, los autobuses muy malos y Pablito estaba demasiado quemado del curre como para pegarse palizas nocturnas en autobuses de mala muerte. Así que nada, nos decidimos por la comodidad del avión y hacer un trayecto en una hora en vez de en 12. Pero los aviones aquí no se encuentran entre la élite de la aviación mundial, a pesar de no ser, ni de lejos, de los peores aviones que hemos cogido en nuestras vidas. Pero esa mañana amaneció el cielo muyyy negro y cayendo el diluvio universal. Eso unido al cutre-avión en el que teníamos que volar sumaba dos factores tan difíciles de unir como el aceite y el agua.

Allá que nos montamos los cuatro, Pablo y Javi con su normal comportamiento de almeja, Sonsoles y yo con nuestro normal comportamiento de histéricas. Y claro, cuando ese avión se metió en esa maraña densa de nubarrones negros y empezó a dar bandazos y algún segundo de caída libre, en el que Pablo asegura que la mesita sobre la que reposaban nuestras cajitas de desayuno con sendos pastelitos botó bastante alto, empezó la diversión. Yo no vi nada porque llevaba los ojos cerrados y mi bolsita potadora entre las manos. Y de verdad que fue un milagro que no potara. Fueron esos minutos en los que realmente me pregunto por qué soy así, por qué me empeño en viajar cuando sería más feliz veraneando en Rota sin más peligro que que me atropelle el de la carretilla de la cocacola. Pero no os preocupéis, que pasado el peligro recuperé la cordura, o la locura: el bicho viajero que me posee puede más que mil tormentas dentro de un avión de hélice.