Como
ya os conté en el anterior post, en Litang acudimos a uno de los
rituales funerarios más sorprendentes que hayamos visto ni,
imagino, veremos en nuestra vida. Según nos explicó un tibetano,
los tibetanos tienen tres tipos de rituales funerarios: Sky Burial
(entierro celestial), Water Burial (entierro en el agua) y Earth
Burial (entierro en la tierra). El lama de cada ciudad, algo así
como el cura que manda en el pueblo para nosotros, decide en esa
ciudad qué tipo de funeral se lleva a cabo. Para los budistas el
cuerpo no tiene ningún valor. Una vez que mueres y el alma abandona
al cuerpo, éste debe ser devuelto a la tierra, al ciclo de la vida,
tal y como llegó al mundo: desnudo, despojado de todo lo material.
Ésto nos recuerda que no somos nada, y que de nada sirve atesorar en
vida, porque nada nos acompañará en el viaje final.
Aunque para ellos, al creer en la reencarnación, ese viaje no es el último. Por este motivo, cuando mueren, pueden ser enterrados en la tierra directamente, sin ropa ni ataúd (earth burial), tirados desnudos al río (water burial) o comido por los buitres (sky burial). Si si, habéis leído bien, comido por los buitres.
Aunque para ellos, al creer en la reencarnación, ese viaje no es el último. Por este motivo, cuando mueren, pueden ser enterrados en la tierra directamente, sin ropa ni ataúd (earth burial), tirados desnudos al río (water burial) o comido por los buitres (sky burial). Si si, habéis leído bien, comido por los buitres.
En
esta zona tibetana de la provincia de Sichuan hay dos lugares en los
que se llevan a cabo los Sky Burial: Litang y Sertar. Ambos tienen
lugares sagrados en los que llevar a cabo éste ritual, un sitio
concreto en la montaña. En ritual se desarrolla de la siguiente
manera: el cuerpo es llevado bien temprano por los familiares a la
montaña. Lo depositan en el suelo desnudo, lo amarran por el cuello
a una estaca y un sacerdote hace en su cuerpo una serie de cortes
para que quede al descubierto el interior del cadáver. Una vez que
está preparado se retira para que los buitres se acerquen a comer. Y
efectivamente, decenas de buitres que esperan relamiéndose en la
ladera se lanzan al ataque para acabar con cada centímetro del
difunto.
Y
allí estábamos nosotros, Pablo y Elena, en aquel sitio tan remoto
viendo algo que jamás podremos borrar de nuestras retinas. Antes de
viajar a China habíamos leído que en ciertas zonas tibetanas se
llevaba a cabo ese tipo de ritual funerario. El mismo día que lo
leímos supimos que iríamos a verlo, fuera donde fuera que
tuviéramos que ir. Y allí estábamos.
Cuando
llegamos el cuerpo ya estaba en el suelo y a medio comer por los
buitres. Las mujeres se habían quedado debajo de la ladera alrededor
de un fuego, y vimos un poco más alto en la montaña a los hombres
junto al sacerdote y el cuerpo. Y las decenas de buitres. Nos
acercamos discretamente porque nos pareció algo muy íntimo y no
queríamos importunarlos. Nos quedamos cerca de las mujeres pero en
un segundo plano. Los hombres nos hicieron señas para que nos
acercáramos pero nos daba mucho apuro. Nos acercamos a unos 25
metros del cuerpo y nos quedamos allí calladitos y sin movernos.
Claro que dos guiris en medio de la montaña y entre tanto tibetano
no hay forma de que pasen desapercibidos.
LAS MUJERES SE QUEDARON ABAJO, JUNTO A LOS COCHES. ALLÍ HAY UNA ZONA DELIMITADA CON BANDERAS DE ORACIÓN QUE SE VE DETRÁS. TODAS LAS MONTAÑAS DE ESTA ZONA ESTÁN LLENAS DE ESTAS BANDERAS.
AQUÍ ESTABAN LOS HOMBRES JUNTO AL SACERDOTE, VESTIDO DE BLANCO Y CON UN CHUBASQUERO Y GUANTES PARA NO MANCHARSE
Una
vez que los buitres se hubieron comido la mayor parte y ya podía
verse el esqueleto, empezó la descuartización. Armado con un hacha
y un cuchillo, el sacerdote fue cortando poco a poco el cuerpo,
primero media pierna, luego otra, un brazo... y los iba colocando uno
a uno sobre una piedra funeraria. Con un cuchillo separaba los trozos
de carne y tendones que quedaban y los lanzaba a los buitres. Con un
mazo golpeaba los huesos hasta convertirlos en polvo y luego los
mezclaba con un polvo blanco, que supusimos que era harina, y lanzaba
la mezcla a los buitres. Y así cada parte, las extremidades primero
y luego, una vez que la caja torácica estuvo limpia, fue separando
las costillas, el esternón y la columna para deshacerlos a mazazos.
Entendimos que habían amarrado el cuerpo a una estaca para que los
buitres no se lo llevaran volando. Pero podía verse perfectamente
todo el cuerpo, y el cráneo ya sin cara pero con pelo, abriendo y
cerrando la mandíbula con los movimientos bruscos que le imprimían
los buitres. Era una imagen muy impactante. Finalmente llegó el
turno del cráneo. Primero cortó con el cuchillo todo el cuero
cabelludo con los pelos y los lanzó a los buitres. Luego lo colocó
sobre la piedra y de varios mazazos lo rompió. Metió la mano
dentro, empezó a sacar los sesos y los dejó a un lado. Luego golpeó
el cráneo durante un rato muyy largo hasta que lo convirtió en
trozos minúsculos, lo echó sobre los sesos, añadió harina y os
juro que lo amasó como el que amasa pan.
SI PINCHAIS EN LAS FOTOS LAS PODEIS AMPLIAR, PERO ADVERTIMOS QUE PUEDEN SER IMPACTANTES...
Mientras
que escribo esto vuelvo a dar arcadas. Para mi todo aquello era tan
fuerte que a penas podía contenerlas. No quería vomitar allí
delante de todo el mundo, lo que faltaba era la guiri potando y dando
el espectáculo. Así que me aguanté las ganas pensando que en
cuanto se fuera todo el mundo tendría que vomitar con carácter
retroactivo. Necesitaba echar para afuera todo eso que tenía dentro.
Incluso me aflaté, os lo juro. Pablo es médico y puede estar más
familiarizado con el interior de la anatomía humana. Pero para mí
era todo espeluznante, repulsivo, os juro que pensé que jamás en mi
vida podría volver a comer carne. Sin duda creo que es lo más
fuerte que he visto hasta ahora y creo que lo más fuerte que veré
nunca.
Cuando
terminó de picar y mezclar todo aquello, que era bastante abundante,
lo lanzó todo al suelo en una montaña y se apartó para dejárselo
a los carroñeros. Los hombres echaron harina sobre la piedra para
limpiarla y la tiraron allí en medio junto con el cuchillo, el
hacha, la estaca y la cuerda. Todo eso debe quedarse en el monte.
Acto seguido se retiraron todos y se fueron junto con las mujeres
para que los animales terminaran su cometido. Pero los buitres
estaban ya rellenitos y no tenían mucha hambre, así que poco a poco
se fueron retirando dejando la mayoría de la masa para los perros.
Porque después de los buitres llegaron los perros. Habían estado
dando vueltas por allí todo el rato pero no se habían atrevido a
acercarse. Pero cuando los buitres se marcharon se lanzaron a por el
festín y acabaron con todo lo que quedaba. Al rato se acercaron dos
familiares con dos piedras conmemorativas en las que ponía el mantra
tibetano y las colocaron en el lugar donde se había producido el
funeral. Ya se había terminado todo.
LOS CUCHILLOS LOS DEJAN TIRADOS DESPUÉS DE CADA FUNERAL
Nosotros
seguíamos apurados por estar allí. Pero en ningún momento se vivía
aquello como un momento trágico. Los familiares se reían, bromeaban
y nos hacían fotos. Nadie lloraba ni daba señales de que aquello le
impresionara. De hecho todos daban vueltas recogiendo con la mano los
trozos humanos que los buitres esparcían por el monte y los echaban
donde estaba el cuerpo. Ningún asco. Creo que todo el asco de
aquella montaña estaba concentrado en mi. Os juro que pasé tanto
asco que, de momento, no he podido volver a comer carne. No puedo,
imposible, demasiado fuerte. Necesito unos días para recuperarme y
poder volver a ver la carne de la misma forma. Al final vinieron a
invitarnos a comer con ellos. Les dijimos que no, porque no nos
parecía apropiado involucrarnos en ese ritual. Además ¿quién dijo
comer? En aquél momento yo sólo pensaba en quedarme sola para
vomitar.
La
verdad es que volvimos caminando al pueblo bastante impresionados.
Viendo lo poco que somos, lo desnudos que nos vamos, lo poco que vale
lo material. A pesar de lo fuerte me gusta la idea de este rito.
Volver al ciclo de la vida tiene lógica, no? Al menos más que querer
conservarnos dentro de una caja. Bueno pues ahí os dejo, debatiendo
internamente si os gustaría volver a la tierra siendo devorados por
una bandada de buitres. Desde luego verlo desde fuera es
impresionante. Hasta el próximo!
Qué me gusta leer vuestro blog mientras como. ¡Braulio!
ResponderEliminarInteresantísimo, como todo lo que contáis!!!
ResponderEliminarSiempre dije q yo queria que me tiraran en el bosque y me comieran los lobos.
ResponderEliminarUf!! Que fuerte! Tienes razon Helen no esfacil ver esas cosas siendo del otro lado del mundo.
ResponderEliminarme ha impresionado y a la vez me ha gustado ver costumbres tan diferentes a las nuestras .
A ver el proximo. Besos gordos
El ciclo de la vida, es así... es lo natural (aunq verdaderamente impresiona!). Nosotros como animales que somos nos alimentamos y finalmente también nos incorporamos a este ciclo
ResponderEliminarSin palabras Elena, muy muy fuerte. pero me gusta saber cosas de otras culturas. Besitos.
ResponderEliminarQue fuerteeeee!! Son de esas cosas que por un lado te gustaría experimentar, pero mi estómago y mente no sé si lo podrían soportar. Gracias por compartir y mostrarnos esta realidad.
ResponderEliminarUn saludito viajero, me encanta vuestro Blog
Pilar from nomecabeenlamaleta.com
Una vez más, es un placer leerte :)
ResponderEliminarLo presencié en Litang. Una experiencia que te cambia sin duda.
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