Que los desayunos se convierten en una pesadilla cuando estás viajando y los hoteles no lo ofrecen, ya lo hemos dicho por activa y por pasiva. Ni en Malasia ni en China hemos encontrado un solo hotel que incluyera el desayuno con la habitación. Así que eso de una tostadita hace ya dos meses y medio que no la catamos. En la búsqueda de soluciones compramos dos boles de plástico y dos cucharitas. En los súper compramos leche y cereales y ese es nuestro desayuno diario. Se acabó el desayunar caliente y salado. En Malasia aún encontrábamos cereales, pero en China rara vez, así que nos hemos pasado a las magdalenas, que sí que las encontramos en algunos súper. Pablo estaba ya que se subía por las paredes por desayunar salado cuando un día, en un súper buscando cereales, descubrimos algo muy parecido al fuet. De verdad os digo que parecía que había visto una aparición de la Virgen María y juró y perjuró que nunca más desayunaría dulce. Nos llevamos uno para probarlo, un par de panes y un zumo: toma ya desayuno!!! y cuando a la mañana siguiente lo probamos resulta que estaba riquísimo. No era fuet pero muy parecido, con un sabor como dulzón. Pues Pablito se volvió loco, literlamente loco!!! y me hizo comprar 20 fuets, 10 paquetes de 2, para llevarlos siempre encima ante el temor de no volverlos a encontrar.
Y aquí me tenéis, desayunando día tras día fuet, que mi colesterol ya hasta se ha revelado y pide que deje de alimentarlo. Yo algún día he tenido que volver a las magdalenas, pero ahí llevo la maleta, que pesa un quintal cargadita hasta los topes de chorizos. Ahí lleváis la prueba:
Pues con más de tres kilos de fuet dejamos una mañana Dali para irnos a Shaxi, un pequeñito pueblo escondido para el que hay que hacer malabares para llegar. Primero un autobús de media hora a la estación de autobuses, dos horas y media en otro para llegar a la ciudad más cercana, y luego otra hora en una furgoneta de 7 plazas por las montañas curva tras curva con el conductor fumando y la chica que iba sentada junto a Pablo potando por la ventana. Yo me preguntaba todo el rato si todo aquello merecería la pena para ir a ver un pueblo de dos calles, y nada más llegar encontré la respuesta: definitivamente SI. Shaxi es una joya, un pequeño paraíso, una preciosidad de pueblo sin coches, con casas de adobe y calles de tierra, sonidos y olores de vacas, cerdos y gallinas y viejos sentados en las puertas viendo pasar el tiempo. En Shaxi vas con la boca abierta todo el día, cada calle te parece más alucinante que la anterior y no puedes parar de hacer fotos. Dos calles, ya os digo, rodeados de montañas, con su río y con su puente chino, pero preciosos. En la plaza principal, con sus casas con varios siglos encima, hay un antiguo escenario donde se representaban obras para el pueblo, y un templo bastante pintoresco. Sin duda merece la pena hacer 4 horas de autobuses para llegar.
Nos hemos quedado en un hotel muy bonito. La verdad es que el pueblo está lleno de hotelitos preciosos y muy baratos. Nuestro hotel costaba 16 euros pero nos ofrecimos a hacerles una página web que no tenían, y a dárselo de alta en booking, así que nos lo dejaron a mitad de precio, 8 euros, y nos dieron el almuerzo todos los días. La verdad es que es complicado de explicar y de entender. Aquí no hay prácticamente turismo europeo. Encontrarse con alguien no chino es casi un milagro y, aunque esta zona es muy turística, es toda de turismo chino. Y como hay tantos pues el turismo occidental ni les preocupa. En este hotel no tenían mail, ni web ni nada de nada, sólo un teléfono para llamar desde dentro de china. Crear un web, o un blog sencillito, no es fácil. Aquí está capado blogger, wordpress y muchas otras. Sumado a que los chicos que llevaban el hotel no hablaban casi inglés hizo que todo fuera muy complicado. Porque lo primero es abrir un mail, pero claro, tiene que ser con un servidor chino que nosotros no entendemos, y ellos no entendían que tenían que abrir un email. En fin una tarea que nos ha llevado muchas horas pero que pudimos dejar terminada. Para quien quiera verlo aquí os dejo un link: www.touristcourtyardshaxi.wordpress.com un hotel nuevo, impecablemente limpio y precioso a muy buen precio.
Shaxi era una de las paradas en la ruta de las caravanas de caballos y té. Hay muchos caballos y aún hoy en día se sigue celebrando un mercado los viernes. Gente de los poblados de toda la comarca vienen aquí a vender sus productos agrícolas y ganaderos. Nosotros estuvimos allí y resulta muy interesante ver a la gente que viene con sus trajes tradicionales y sus cestos de mimbre a la espalda, para comprar o vender cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa me refiero a cualquiera. Desde cosas que no teníamos ni idea de averiguar lo que era, a otras que sí lo sabíamos pero que mejor no necesitarlas. Un ejemplo son los puestos de pelo humano, que seguimos sin saber qué o para qué lo compran, porque no tienen muy buen aspecto como para hacer peluquines. Y otro ejemplo son los puestos de dentistas. Una mesa de playa con un mantelito y encima dentaduras usadas, dientes sueltos y rollos de alambre. Tal cual os lo digo. Detrás un señor con bata blanca. Sentada alguna chica con la boca abierta y varios dientes picados, y el señor con los alambres haciéndole no sé qué en la boca. Vamos un cuadro, que si me duele un diente aquí os aseguro que me vuelvo para España. Les pedimos permiso a dos de estos dentistas para hacer una foto pero ambos nos dijeron que no muy enérgicamente. Aún así yo hice una disimuladamente, aunque no ha salido muy bien.
LA PARTE DE LAS FRUTAS Y VERDURAS, TODO MUY FRESCO Y CON MUY BUENA PINTA. LAS SEÑORAS CON SUS PRECIOSOS CESTOS DE MIMBRE.
Hemos estado tranquilos, paseando durante el día y mirando los millones de estrellas por la noche. Porque Shaxi casi no está iluminada. Hay pequeños farolitos que parecen de papel en algunas calles, y los hoteles y restaurantes tienen farolillos rojos iluminando sus puertas, pero por la noche todo está muy oscuro y silencioso, es una gozada. Y puedes ver muchas estrellas, miles y miles de estrellas. Así que nos hemos deleitado con la tranquilidad y el paisaje. Pero la aventura continúa y hemos aterrizado en Lijiang, la siguiente parada en nuestra ruta hacia la zona tibetana. No sin algún contratiempo por el camino. Pero eso os lo cuento en el siguiente post! Os dejo con una foto de las patitas de pollo de supermercado listas para abrir y tomar!!! delicioso!!!!
Cuñá, tenemos un amigo que vive en Shaxi. Noooooo, es broma :D
ResponderEliminarMuy bonito el pueblecito, China tiene que ser flipante.
Besos.
San Pablo jejeje, el hotel muy guay la habitacion se ve muy acogedora , y el patio me gusta un monton.
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ResponderEliminarParece un lugar precioso. Haré una parada allí este verano en el camino hacia Lijiang desde Dali (que se ven también muy bonitos, pero tal vez demasiado turísticos).
ResponderEliminarEstos lugares tan auténticos son los que más merecen la pena, aunque cueste horrores llegar hasta allí :D
¡Gracias por la recomendación!