Llevamos
sólo 9 días en Laos, lo suficiente para habernos dado cuenta de que
los laosianos están en un paso intermedio entre los tailandeses y
los vietnamitas. Y parecerá broma, pero la verdad es que, en nuestra
opinión, cuanto más al este nos vamos, más desagradables y
maleducados nos parecen. Empezando por la gente de Myanmar, que son
lo mejor que nos hayamos encontrado, hasta terminar en el este de
China con los más maleducados que hemos visto nunca. Dentro de China
creemos que se da el mismo fenómeno. El caso es que notamos que ya
no estamos en Tailandia. Siguen siendo amables, y mucho, pero puede
que si no les compras ya no te sonrían y llevan la uña del dedo
chico larga hasta alcanzar dimensiones imposibles, que eso te lo
metes en el oído y te hace un agujero en la masa gris. Claro que
aquí aún no se dejan crecer los pelos de los lunares, lo que es de
agradecer. De cualquier forma hemos pasado una semanita fantástica.
Os acordáis de que tras dos días en un barco por el Mekong,
llegamos a una ciudad llamada Luang Prabang? Pues de esta ciudad
habíamos leído opiniones para todos los gustos: para unos es la
ciudad más bonita de todo el sudeste asiático y para otros una
ciudad turística que parece un decorado. Mi opinión? Que ni tanto
ni tan calvo. La verdad es que nos ha gustado muchísimo: es una
ciudad muy tranquila, de edificios coloniales de dos plantas muy bien
conservados, llena de monjes y con unos templos maravillosos. A mi lo
de que parece un decorado me hace gracia: son edificios coloniales
auténticos, que están bien conservados y pintados. Para que al
guiri le parezcan auténticos deben dejar que se caigan a cachos? En
fin... que es una ciudad perfecta para pasar tranquilamente un par de
días de relax visitando la ciudad y las cataratas de los
alrededores. Y encima tiene un mercado nocturno fantástico en el que
comerte unos bocadillos para chuparse los dedos. Que eso de que esto
fuera colonia francesa ha dejado una herencia de baguettes rellenas
de todo lo posible que nos ha vuelto locos de verdad. Los precios
tampoco estaba tan mal: hemos dormido por 11 euros la noche en doble
con baño, la baguette cuesta entre 1 y 2 euros dependiendo del
relleno, y los batidos 1 euro. Lo más caro fue alquilar una moto,
que mientras que en Tailandia la alquilas por unos 3-5 euros al día,
aquí te la cobran a 11.
HAY
MUCHOS TEMPLOS, AQUÍ TENÉIS ALGUNOS POR FUERA
Y
POR DENTRO
HAY
MONJES POR TODAS PARTES
Pero siempre os digo que lo mejor de los viajes es la gente que conocemos en ellos. Y puede sonar a tópico, pero os aseguro que es una verdad. Coincidir con Loli y Edu ha sido fantástico, otra de esas sorpresitas que te guardan los viajes. Los habíamos visto cruzando la frontera de Tailandia con Laos pero coincidimos sólo media hora en un tuk tuk. Ellos bajaron en bus y nosotros en barco y hemos vuelto a coincidir en la ciudad.
CON
EDU Y LOLI UNA NOCHE TOMANDO ALGO EN UN BAR CON PASE DE MODELOS CON
ROPA TRADICIONAL LAOSIANA
Algo curioso para ver en Luang Prabang es la ceremonia para pedir limosna que cada día llevan a cabo los monjes en las calles de la ciudad. Ellos se levantan muy temprano y, tras rezar en el templo, salen todos a pedir por las calles. Pero salen en fila, descalzos y en silencio. Para verlos tienes que levantarte a las 5,30 de la mañana pero resulta bonito ver a las mujeres de la ciudad arrodilladas en la acera con sus paquetitos de arroz echando un paquetito en el cuenco que lleva cada monje cuando pasa por delante de ellas. Tengo que confesaros que fui sola, Pablo ni se enteró de que falté de la cama durante media hora. Y la foto está movida porque había poca luz.
Ya os he dicho que aquí las motos son bastante más caras que en Tailandia. Aún así nos alquilamos una para ir a las cataratas más famosas de la zona que están a 30 kilómetros, las de Kuang Si. La verdad es que el paseo ya mereció la pena. Laos es un país muy rural, a excepción de un par de ciudades grandes, el país está lleno de pequeñas aldeas con casas de hoja de palma, animales correteando libres y niños jugando. Además no hay agua corriente así que la gente se reúne en torno a la fuente que hay en el centro de los pueblos para ducharse, recoger agua, fregar o lavar la ropa. Ir viendo todo esto por los caminos llenos de vegetación y tierra roja es una gozada.
Al
llegar a las cataratas empezó a llover como si no hubiera un mañana.
El diluvio universal cayó durante unos 45 minutos que aprovechamos
para meternos en el centro de conservación de osos "luna" (Moon bears en inglés, no se si se llamarán así en español) que hay a la
entrada de las cataratas y almorzar viendo a 5 ursos revolcarse y
jugar por las plataformas. Cuando escampó nos fuimos a buscar el río
y la verdad es que las cataratas eran preciosas. Pero había llovido
tanto que llevaban mucha fuerza y el agua no estaba azul, sino
marrón. Aún así varios chicos jugaban a tirarse desde un árbol
haciendo todo tipo de posturas imposibles y pasamos un buen rato
mirándolos y paseando por el entorno del río.
UN OSO LUNA
Y OTRO
Esa noche llegamos al hotel y nos encontramos con un ratón en nuestra habitación. El tipejo estaba escondido en el baño y cuando entré descalza corrió de detrás del váter al lavabo. Podéis imaginaros mi grito y mi salto a la cama, que casi parezco la niña del exorcista movida por satanás. Pero estaba descalza, que habríais hecho en mi situación? Pues ni corta ni perezosa bajé a la recepción a llamar al tipo y cuando entró en el baño cerramos la puerta: de ahí no sales si no es con la prueba del delito. Y tras varios golpes y grititos ratoneros salió el colega con el ratón entre las manos y se fue escalera abajo. No sabemos si estuvo en nuestra cama o entre nuestra ropa, sólo sabemos que había comido jabón porque estaban sus paletitas clavadas en la pastilla varias veces. No se si el jabón limpiará mucho, pero lo que si se es que debe estar riquísimo.
A
la mañana siguiente cogimos un autobús junto con Edu y Loli para ir
a nuestro siguiente destino: Vang Vieng. El autobús era bastante
ruinoso a pesar de que lo venden como VIP Bus, y el trayecto de 8,5
horas se nos hizo de pesadilla. Pero no tardamos mucho en encontrar
un hotelito por 9 euros la noche con todas las comodidades, el Malany Villa 1. Estábamos
muertos, así que paseito para cenarnos unas deliciosas baguettes con
tortilla, pollo y queso (1,60 euros) y un batido de mango (55
céntimos) y a la cama.
EN
EL BUS
DISPUESTOS
A ZAMPARNOS CUATRO BOCATAS DE CAMPEONES
Vang
Vieng es famosa por el tubing. Y qué es el tubing? Reconozco que yo
tampoco tenía ni idea antes de venir. Pues se trata de alquilar una
cámara de rueda de camión por 6 euros, irte río arriba en tuk tuk
y dejarte llevar por el río hasta el pueblo. La peculiaridad es que
por el camino hay bares en los que puedes ir parando. Les haces una
señal y te tiran una cuerda, te agarras y para afuera. En los bares
no sólo puedes beber, sino que también hay canastas de baloncesto,
ping pong y otras actividades para hacer bajo el agua que cae de
mangueras que suben agua desde el río. A que suena divertido? Pues
lo es. Y si además le sumas que el paisaje es espectacular pues ya
flipas. El problema es que a los jóvenes mochileros se les fue la
pinza con esta actividad y se dedicaban a beber tanto de bar en bar y
a consumir drogas que hubo muchos accidentes. Sólo en 2012 murieron
ahogados 23 turistas. El gobierno ha intentado controlarlo y ahora
intentan cambiar el tipo de turismo por uno más responsable. Pero lo
cierto es que la ciudad está llena de veinteañeros que pasan el día
en el río bebiendo a saco. Nosotros decidimos hacer la actividad por
la mañana y fue un acierto. Los jóvenes suelen empezar como a las
2, justo a la hora que nosotros salíamos del río. Durante dos horas
nos deleitamos con el paisaje y nos reímos mogollón dejándonos
arrastrar por la corriente. Nos paramos sólo en un bar, el único
que estaba abierto, pero la mayoría del tiempo fuimos solos por el
río. Una gozada, nos encantó la experiencia, yo hubiera repetido
sin pensármelo.
AQUÍ JUGANDO AL BALONCESTO. AUNQUE NO SE VE CAE AGUA DE LA CANASTA
Y PING PONG
El
otro día alquilamos unas motos. Las automáticas costaban 11 euros
así que alquilamos unas manuales por 4,5 euros, mucho más barato y,
para nosotros, genial.
Decidimos pasar el día visitando algunos lugares de los alrededores y fue todo un acierto. El problema es que aquí es todo un sacadinero y eso a mi me pone negra. El río lo atraviesan varios puentes, pero cada vez que quieras pasar por uno tendrás que pagar un euro. Y para entrar en cada cueva, y en la laguna, y en el templo... Así que decidimos hacerlo a nuestro modo. Para llegar a la Cueva del Elefante y la Cueva de agua tienes que cruzar un primer puente. Decidimos que estos tres cruzaban a nado y yo cruzaba andando con las cosas de todos. La verdad es que fue una odisea porque el río llevaba fuerza y les costó llegar al otro lado sin irse río abajo. Pero lo lograron como campeones. Y yo crucé como un mulito de carga. La cueva del elefante es un templo que se ve desde fuera, así que decidimos que tampoco lo íbamos a pagar. Lo que si pagamos fue la water cave, y os aseguro que mereció la pena. Es una cueva inundada en la que entras también con una cámara, con un frontal y guiándote con una cuerda que te lleva hasta el final de la cueva. Fue una experiencia genial, estábamos los 4 solos y apagamos los frontales en el interior para quedarnos a oscuras. Y nos costó 1 euros por persona, buena inversión. Lo malo es que al no tener cámaras resistentes al agua no hay fotos de la cueva.
DE
CAMINO A LA WATER CAVE PASANDO POR ARROZALES
Y
TAMBIÉN PASAS POR NEGOCIOS CURIOSOS COMO ESTA BARBERÍA
PABLO
FUE EL PRIMERO EN CRUZAR EL RÍO A NADO
UNA
VEZ QUE CRUZAS HAY UNA CAMINATA POR LOS ARROZALES HASTA LA CUEVA
DE
VUELTA, LOS TRES VOLVIERON A CRUZAR A NADO
Por la tarde nos fuimos al otro extremo del pueblo, a 7 kilómetros, para visitar la laguna azul y una cueva. Para mi la laguna fue una decepción, no es más que un tramo del río que han cerrado y por el que tienes que pagar entrada (1 euro del puente para llegar allí y un euro por entrar al recinto). Dentro hay un árbol desde el que te puedes lanzar al río y cuerdas para saltar. Ya era muy tarde y yo no me bañé porque no tenía tanto calor, pero estos tres se tiraron desde todos y disfrutaron como niños. Nosotros no entramos a la cueva porque era tarde, y no teníamos ni calzado adecuado ni linternas. Loli y Edu entraron y dicen que les encantó. Así que si vais, no os la perdáis.
ESTE
ES EL PAISAJE DE VANG VIENG, EL RÍO VISTO DESDE LA CIUDAD
Qué maravilla! Ya espero impaciente tu proximo relato...cuidad de mi hermana Loli que esta muy loca!! Disfrutad mucho
ResponderEliminarJeje, gracias!! No te preocupes que la cuidaremos bien. Un beso!!
EliminarQué verde tan verde, cuñá. Me encantan los paisajes.
ResponderEliminarBesos.
Siii, es precioso. Muchos besos para los 4!
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