Así,
tal cual, como lo estáis leyendo, que ni 24 horas he durado en el
susodicho barquito. Os cuento que ayer llegamos al muelle a eso de
las 5 de la tarde y el alemán dueño del barco salió en lancha a
recogernos porque el barco estaba anclado algo lejos de la costa. La
verdad es que el hombre ya venía oliendo a alcohol y todo coloradito
pero bueno, anclados en el mar hay poca posibilidad de chocarse. El
barco era una auténtica maravilla, os lo aseguro, con sus camarotes
con baño, todo de madera, un lujo.
En el barco había ya otros dos
chicos, un francés muy jovencito y muy amable y un americano que
hablaba como con una patata en la boca y muy serio y muy callado, de
estos que te miran muy fijamente pero intervienen poco. Nos enseñaron
nuestro camarote y cuando nos instalamos, cogimos los 5 la lancha
para ir al puerto a cenar. La verdad es que la cena estaba muy rica,
pero el tipo pidió todo tipo de exquisiteces marinas y luego dijo
que pagáramos a escote, que la cena costó más por cabeza que lo
que nos cuestan los hoteles en los que dormimos normalmente. Allí el
colega volvió a beberse unas 3 cervezas más pero bueno, quién no
se ha bebido alguna vez 6 cervezas antes de conducir un barco? Así
que con las mismas cogimos la lancha y volvimos al Naga Pelangi.
Hicimos sobremesa en la mesa de la cubierta, suuuuper agustito la
verdad, el mar planito, la brisa, la costa iluminada. Realmente muy a
gusto y charlando sobre el problema que hay ahora mismo con el éxodo
masivo de birmanos musulmanes que están siendo asesinados en su país
y han salido todos en barco para pedir refugio en los países que le
rodean. Lo terrible es que son miles y miles y nadie les deja
desembarcar en sus costas, así que en Malasia les han dado algo de
agua y comida y los han devuelto al mar, donde están muriendo de sed
y hambre sin saber a dónde ir. Horrible la situación, y están
llegando a Malasia justo por donde estábamos anclados. A las 12 de
la noche, ya cansados decidimos acostarnos. Y yo cuando me metí en
ese camarote, todo enterito forrado de madera como un ataud, con las
ventanitas de ojo de buey que por ahí en caso de emergencia no sales
por mucha dieta de puntos que hayas hecho, me entró el ataquito. Me
puse muy muy nerviosa, porque a mi el mar siempre me ha dado muuuucho
miedo. Mi gran pesadilla es morir ahogada y no puedo ni ver pelis de
barcos que se hunden. La última que vi fue Titanic y me dejó más
mala que un perro durante un mes. No veo más ni una. Pero claro, yo
me veía allí y me empezó a entrar el agobio. Me planté mis
tapones para que nada me despertara y apagamos la luz. Por suerte me
dormí en un rato, pero a las 2 horas me despiertan unos porrazos
horribles y con el susto en el cuerpo me quito los tapones y son
truenos terroríficos, relámpagos que ni en las pelis de Frankestein
y el diluvio universal. Definitivamente me veo como en Titanic y me
asusto tanto que bajo el pié al suelo para comprobar que está seco
y que no nos estábamos hundiendo. Por suerte estaba seco. Claro que
por las escotillas, que las habíamos dejado abiertas, entraba
bastante agua. Miro a Pablo y ronca como un angelito. Que coraje más
grande! Con la crisis que yo estoy pasando y el como si estuviera en
tierra firme. Reconozco que lo desperté, era eso o morir de un
infarto en soledad, y morir en soledad es triste. Así que lo
desperté con el corazón a mil por hora y sólo tuvo que verme la
carita para ver que tenía que mantenerse despierto para no quedarse
viudo. Cerramos las escotillas y nos quedamos mirándonos mutuamente,
con ese barco parriba y pabajo, un calor de 30 grados con las
escotillas cerradas, y preguntándonos qué hacíamos allí, si
nosotros nunca hemos sido de agua salada, si yo prefiero las
piscinas, si yo me mareo en los barcos... Sudando como pollos
decidimos que volvemos a abrir las escotillas, que no es cosa fácil,
que tienen su tornillo de rosca y todo. Como estaba lloviendo entraba
la brisa fresca pero claro, también la lluvia, así que volvemos a
cerrar las escotillas. Y venga a tronar, y venga a iluminarse todo, y
el barco venga a subir y a bajar y yo venga a poner el pie en el
suelo para ver si estaba entrando agua y no nos estábamos dando
cuenta. Eso empezó a las 3 de la mañana y a las 5,30 seguía en la
misma postura. Pablo decidió que iba a intentar dormirse y yo con mi
medio infarto en pleno auge me puse a leer para pensar en otra cosa.
Pero os juro que pensé de todo, que nunca más vería pelis de
barcos, me juré y me perjuré nunca más volver a montarme en uno, y
que a la mañana siguiente saldría de allí en lancha o a nado, pero
que no nos quedábamos de ninguna manera. Y mi ansiedad no era tanto
que el barco se moviera mucho, sino pensar que eso nos pase en alta
mar cuando estemos navegando. De verdad que no puedo, no puedo. Y si
hubiese sido ir a navegar del tirón os juro que lo habría
intentado. Pero el problema era que primero teníamos que comernos
las 4-6 semanas de curre fuerte para que luego al primer día de
navegar yo dijera que me bajo. No merecía la pena el intento la
verdad, tanto trabajo para al final no poder navegar. Porque además
me conozco y se que no podré hacerlo, que me da demasiado miedo el
mar. Me dormí como a las 6,30 y a las 8 me desperté con mi
ansiedad, y digo me visto y ahora mismo salgo y le digo a este hombre
que me saque de aquí. Pero al alemán me lo encontré tirado sobre
un colchón junto al timón, en calzoncillos boca abajo y durmiendo
como si no hubiera un mañana. Claro que probablemente estaba
durmiendo la mona. Así que me senté en la cubierta para que me
diera el fresquito y despejarme. Aunque aún llovía y me puse bajo
una de las lonas. Al rato salió Pablo y se sentó conmigo. Al
amanecer, con todo tan tranquilo, el silencio, las barquitas, el mar
en calma y el paisaje tan bonito todo se veía de otra forma. Hasta
un montón de delfines estaban nadando por los alrededores del barco.
Muy bonito todo no? Pues a mi no me engaña, que eso es muy idílico
mientras que está uno parado junto a una islita. Pero antes o
después vuelve la noche, y la tormenta, y a mi esa no me pilla más
subida en un barco así sea la única forma de sobrevivir a un ataque
de alienígenas. Así que en cuanto el alemán volvió a la vida, a
eso de las 11 de la mañana, le dije que lo sentía en el alma, que
su barco era precioso pero que nosotros nos bajábamos allí mismo,
que no nos íbamos con ellos, que los dejábamos plantados. Y de
verdad que me gusta ser cumplidora y si me comprometo cumplo, pero no
puedo, no puedo, es superior a mi, el mar no es lo mío. Yo soy de
secano y si me apuras, de piscina de agua templada, pero poco más.
Si hasta cuando vamos a los baños árabes a la media hora estoy loca
por salirme ya enguachinna. Así que con las mismas nos llevó al
muelle en la lancha a velocidad de lancha de agente 007. Claro que
con un cabreo monumental y hablándonos súper mal. Yo lo entiendo al
hombre, pero tampoco son formas porque no era mi culpa, es algo que
no puedo controlar. Así que nos hemos buscado un hotelito junto al
muelle, que es un hostel por 17 euros muy sencillo pero con su baño,
sus ventanas y su wifi. Y lo mejor es que pertenece a un hotelaco que
hay aquí justo al ladito con un piscinón de la muerte que, por
supuesto tras mi carita de cordero degollado, podemos usar
libremente.
Y ya metida en la piscina tomé conciencia de que salir del barco es lo mejor que hemos hecho. Y ahora ya estamos buscando otro plan, aunque esta vez os prometo que no será un plan marino, sino en tierra firme. Nos quedamos un par de días aquí para organizar el siguiente movimiento y ya os lo cuento. Chao!!!
NUESTRO CAMAROTE
LA HABITACIÓN DEL BARON HOSTEL NO ESTA NADA MAL
ESTA FOTO LA PONGO PARA QUE VEÁIS CÓMO ME BAÑO YO Y CÓMO SE BAÑAN ELLAS, TAPADAS HASTA LOS TOBILLOS Y CON EL VELO, Y ELLOS EN CAMISETA Y PANTALÓN. Y AHÍ ESTÁ LA GUIRI, CON SU BIKINI DÁNDOLO TODO!!!
Y ya metida en la piscina tomé conciencia de que salir del barco es lo mejor que hemos hecho. Y ahora ya estamos buscando otro plan, aunque esta vez os prometo que no será un plan marino, sino en tierra firme. Nos quedamos un par de días aquí para organizar el siguiente movimiento y ya os lo cuento. Chao!!!
Lo siento mucho
ResponderEliminarElena, es totalmente comprensible tu decisión. Enhorabuena por, al menos, intentarlo. Por cierto, os paso el enlace del artículo de una chica que me ha recordado mucho a tí:
ResponderEliminarhttp://www.huffingtonpost.es/ana-vidal-egea/salir-al-mundo_b_7286282.html?utm_hp_ref=spain.
Besos gordos a los dos y suerte con el próximo reto que os depare el destino!
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