Lo primero que tengo que decir es que Nueva Zelanda me está flipando mucho! Me encanta ver como cambian los paisajes continuamente, desde campos llanos de pastos marrones y amarillos, a montañas nevadas con lagos azul turquesa delante, a rainforest (no se como se traduce al español, sería algo como bosque de lluvia, no se) con sus verdes helechos inmensos, bosques de Taupos que son los árboles tipicos de aquí parecidos a los sequoyas con sus troncos inmensos, glaciares que cambian de color con la luz del sol, arroyos de aguas increíblemente cristalinas, mares de colores que cambian de una costa a la otra, acantilados rocosos seguidos de una vegetación preciosa... En fin, que la verdad es que este país es una pasada en paisajes. Ahora, eso sí, a los amantes de los monumentos y el asfalto de las grandes ciudades les diré que no se si acabarán un poco hartos de tanto verde, porque aquí los pueblos son, literalmente, dos calles, y una de ellas sin asfaltar.
Los que son algo más turísticos tienen sus cuatro calles, que ya es todo un despilfarro de señales de tráfico, jeje. Pero, la verdad sea dicha, todo está perfectamente señalizado. Llegas a uno de esos minipueblos y tienes cartelitos para todo, que si los baños públicos, que si la iglesia, que si la escuela, la biblioteca pública, etc etc. Es difícil perderse aquí, y si te pierdes, le preguntas a cualquier amable vecino y te responden siempre con una amplísima sonrisa en los labios dándote todo tipo de indicaciones, no vaya a ser que te pierdas entre la calle uno y la dos, jeje. Y otra cosa que me esta molando muy mucho son la cantidad de bichos que estamos viendo. Es increíble ver como es uno capaz de acostumbrarse a ver focas a su lado como el que ve las palomas en el parque de María Luísa. Y ver pingüinos, leones marinos, albatros, llamas, ciervos, keas (que son unos pajaros mezcla entre halcón y loro, con un plumaje precioso)... Si es que con tanto verde este país es el paraiso de estos animalejos!! Porque como dijo Elena en su anterior post, en este país no solo hay ovejas y vacas, si no que además hay campos y campos llenos de ciervos y de llamas, y para muestra un botón.
En fin, ahora que sabéis que me está encantando esto, os cuento que tras ese vuelo en helicóptero del que todavía tenemos tan gratos recuerdos, al día siguiente nos fuimos a ver los glaciares pero al pie del cañón, a patitas, vamos, y la verdad es que si desde arriba impresionan, verlos en su máximo esplendor cuando los tienes delante es para quedarse con la boca abierta. Hemos leído que un glaciar puede avanzar o retroceder hasta un metro al día, que no es moco de pavo. Con razón se veían continuamente caer piedras y trozos de hielo de su lengua.
Seguimos entonces la ruta que nos llevó a cruzar el Arthur Pass, un paso de montaña que cruza un parque natural precioso. Ese día dormimos al lado del pueblo de Arthur Pass, junto a la vía del tren. Yo, muy listo de mi, le dije a Elena que no habia problema, porque es país está lleno de vias de tren pero nunca habíamos visto ni uno sólo... claro, porque estaban todos esperando a aquella noche para pasarnos por el lado!! Por lo menos 8 trenes pasaron, con el chacachá del tren... ¡Qué me acordé del consorcio, leshe!! Y para más INRI, de repente, al ir a acostarnos, suena una sirena como las que suenan en Afganistan cuando van a empezar los bombardeos, un interminable minuto de sirena en el que yo no sabia qué pasaba y en el que Elena, con los ojos muy abiertos, me decía: “Tranquilo, tranquilo, no entres en pánico. Que he leído a la entrada del pueblo que puede sonar la sirena por muchos motivos y es para avisar al pueblo de que pasa algo”. ¿Que puede pasar algo? Pues será que vienen todavía 10 ó 12 trenes más, ¿no? Pues no, de repente apareció un helicóptero surcando los cielos que venía a recoger a alguien de urgencias. Y claro está, con el gusanillo de la profesión en la sangre, y porque somos dos marujas cotillas, nos fuimos a ver qué pasaba, jjejeje, si es que el cotilleo nos puede!! Al final no era nada grave y la señora entró por su propio pie en el helicóptero, seguro que quería sobrevolar los glaciares gratis, si lo llego a saber antes... En fin, que entre eso y que una kea picoteaba el techo de nuestra caravana sin parar, pues fue una noche de ponernos los tapones y al final pudimos descansar.
DE CAMINO PARA EL ARTHUR PASS NOS PARAMOS EN UNA GARGANTA DE AGUAS TURQUESAS QUE HAY POR TODO EL PAÍS
Esa noche la pasamos en un camping tras 4 días sin oler una ducha, y oliendo lo que por otra parte eso significa, jeje. Que ya Elena y yo nos mirábamos y nos decíamos mutuamente, como dice el Manu en uno de sus monólogos: “Date una dushita, hija, que eres una uña!!”. Yo ya no sabía si compartía caravana con mi espoza o con una gitana del Vacie. Que ya nos reíamos pensando qué moño tendría más mierda, el de Elena o el de Emi Whitehouse, jejeje. En fin, que nos dimos una ducha de 2 horas que nos sentó de la muerte, y nos acostamos para prepararnos para... ¡el día de los enamorados! El 14 de Febrero nos regalamos un día en unas piscinas de aguas termales que son muy famosas en el país, con propiedades curativas y eso. Pues allí nos pasamos toda la mañana, todo el dia de una piscina a la otra, unas más calientes y otras menos, y acabamos muuuuuuy relajados y con los deditos como pasas de Borjes. Lástima que no haya fotos porque no pudimos meter la cámara, pero bueno, un poquito de intimidad nos tendréis que dejar también, ¿no? Que esto está peor que Gran Hermano Jejeje. Por cierto, que en ese camping, al estar en la región de Malborough, famosa por sus viñedos como Falcon Crest, me compré una botellita individual de un Sauvignon Blanc, el vino más típico de Nueva Zelanda, blanco y afrutado, y me encantó. Lo acompañé con un buen filetón de ternera supertierno y unas verduritas a la plancha (Atención: no leer antes de comer, puede producir gran envidia, para pomadas varias consulte a su farmacéutico).
Y tras esto nos dirijimos al norte a la ciudad de Kaikoura, famosa por sus avistamientos de delfines y ballenas. Nos acercamos a cenar a una zona de la playa donde hay una colonia de focas y donde la gente se mete con sus trajes de neopreno a hacer pesca submarina y coger todo tipo de bicho marino, sea pez, crustáceo o molusco (toma, que bien me ha quedao, jeje). Pues bien, al lado nuestra habia una parejita de Australianos, y él acababa de salir del mar con dos peces enormes, una especie de burgaillo a lo bestia que nos dijo que se llamaba “avalone” y que nuestra querida traductora de inglés, que por cierto, suegro, tantísimo avío nos está dando, nos dijo que era una “oreja marina”, pues esa tenía que ser la del Principe Carlos marino, porque tenía un tamaño descomunal. Y además el colega trajo 2 megalangostas que no veas tu la pinta que tenían, que todavía coleaban!! Pues sí, esa cena se iban a pegar los notas. Entablamos conversación con tanta suerte que... nos regalaron uno de los pescados!!! Y nos dieron media “oreja” pa que la probáramos también!! Nosotros que ibamos a cenar algo de fruta y yogurt y al final fue una cena de las que Don Juan Manzorro catalogaría como de “Gran Categoría”. Y por cierto, la oreja estaba exquisita!! Pero no veais lo mal que me sentí cuando vi al Australiano arreglando su pescao a la orilla del mar, con su neopreno, su cuchillo en el cinturón, su medidor de langostas, su tablita pa cortar... El tio hizo chas-chas y en dos tajos tenía dos lomos de pescado para echar directamente en la sartén... Y yo, como si de un gag de Mr. Bean se tratara, me dispuse a imitarlo, pero claro, yo tenía un cuchillo de mantequilla y allí, luchando con el pescao que se me resbalaba de las manos, con cientos de gaviotas acechándome, un par de focas cerca... en fin, que aquello era de risa, pero al final, nos comimos nuestro pescadito a la plancha y nuestra ración de oreja que nos supo a gloria. Podeis ver el video que grabamos. VER VIDEO.
Al día siguiente amaneció lloviendo así que pasamos de ver ballenas y nos fuimos de vuelta para Christchurch, donde el día 16 debíamos devolver nuestra caravana. Habíamos estado buscando una caravana de “relocation” para ir a la isla norte (de los que te dejan gratis para que lleves de una ciudad a otra porque alguien lo alquila en una ciudad y lo devuelve en otra y hay que llevar a su punto original y te lo dejan gratis), pero al final solo pudimos encontrar dos coches de relocation, uno de Christchurch a Picton, la ciudad donde teníamos que coger el ferry para cruzar a Wellington, la capital de Nueva Zelanda, y otro de aquí a Auckland. Así que el primer coche lo hemos tenido un día, por medio euro, jejeje. En Christchurch nos quedamos una noche en un motel que estaba muy bien, y con WIFI gratis, con lo que agradecemos nosotros eso! Dimos un paseo por la ciudad que la verdad es que nos gustó mucho.
UNA CASA EN UNA CALLE CUALQUIERA DE CHRISTCHURCHELENA BAJO LA ESTATUA DEL CAPITÁN COOK, COLONIZADOR DE ESTAS TIERRAS
Recogimos el coche en el aeropuerto no sin antes comprobar de arriba a abajo los rasguños y arañazos por leves que fueran, ya que los pobres de Álvaro y Miguel de www.melargodeviaje.com les tocó pagar un arañazo del coche que supuestamente ya estaba cuando lo cogieron, que plutada! Pues eso, que fuimos subiendo por la carretera del norte que pasa junto al mar, con unas vistas espectaculares de la costa este de esta isla. Y como por aquí no había ovejas, nos paramos varias veces para ver a las focas, que de esas si que había un montón, jejeje.
Y por fin llegamos a Picton, donde nos fue muy muy difícil encontrar alojamiento, ya que es una ciudad muy pequeña donde todo el que va a coger el ferry para cruzar a la otra isla duerme la noche antes, y como es temporada alta y no reservamos, pues no había sitio en ningún lado, todo estaba lleno. Yo ya me veía hablando con el párroco pa que nos dejara dormir en un banco de la iglesia, pero gracias a Dios al final encontramos una cabañita en un camping en las afueras del pueblo, que casualmente era la única que le quedaba a la señora. ¿Ves? Este problema con la caravana no lo tienes: Caravana 1 – Coche 0. Bueno, ya haremos un post contando ventajas e inconvenientes de cada uno, para aquella gente que se lo plantee cuando vaya a venir. Pues al día siguiente tomamos el ferry a las 9 de la mañana, y tras 3 horas de una preciosa travesía cruzando el fiordo del norte y viendo como se acercaba Wellington a lo lejos, llegamos a la capital.
Aunque parezca mentira no tenemos fotos de Wellington porque somos unos perros y nos dejamos la cámara en el hotel y nos dio pereza volvernos. Pero fue una pena porque la ciudad es una pasada, está llena de tiendas victorianas, de cafés y tiendas preciosas, calles peatonales, entera en torno al mar, con sus museos, teatros, mucha vida... vamos, lo que elena llevaba soñando 20 días y que disfrutó como una enana paseando.
Y así llegamos a la isla norte en la que Elena tiene puestas todas sus esperanzas de encontrar mas ciudades y más cultura Maorí, que es lo que más le gusta. Pero como esto ya es la isla Norte, lo dejo para el siguiente post. Un beso a todos!!
Cuñaita he visto el video y he flipado con el pezado de Yoplait !!!! Yo pensaba que esa marca ya no existia. Me he jartao de reir.
ResponderEliminarUn beso para los dos, mi Pampa y yo os seguimos de cerca por el blog.
Qué pasada, eso si que es comer pescado fresco, y bastante gordito, que pena que no os regalaran también una langosta...
ResponderEliminarLo que estoy yo aprendiendo de este viaje, que para nada pensé que iba a estar tan lejos de la realidad, la idea que yo tenia de Nueva Zelanda. Que lo disfrutéis, Ah, y no os dejéis más la cámara olvidada porfita.. Besos
Las langostas tienen una pinta impresionante, pero aunque os parezca mentira, en realidad son migraciones que mediante corrientes submarinas proceden del Cantábrico. En cuanto al pescao... igualito, igualito, igualito que al que comimos el otro día en el Alicantino de Rota.
ResponderEliminarSeguro que estáis en Nueva Zelanda?...Todavía sufro los efectos de cierta fiestecita... Os quiero.
os seguimos desde Cartagena.Envidia que nos dais, esperamos con ansiedad vuestro próximo comentario. Ya os pediremos consejo asi que, a disfrutar se ha dicho¡¡¡ somos cande y oscar
ResponderEliminarQue digo que no se como no os invitaron a comer langosta, con lo bien que se os da hacer amistades, bueno por lo menos el pescao estaria riquisimo, no?, y el fileton de ternera tampoco se lo salta un galgo.
ResponderEliminarMe hubiera gustado veros en las piscinas.
El puente encima de esa agua turquesa, chulisimo, anda que esta el agua igual que nuestro rio, que lleva muchisima, pero marron.
Bueno que sigais bien, muchos bezotes.
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Morning, la sangre me circula mas ligera desde que nos mandasteis los billetes, no quiero que pase el tiempo para disfrutar mas de la adrenalina que me produce el pensar que..... bueno seguid disfrutándo nenes que pronto nos vemos. Un beso fuerte. La Espe.
ResponderEliminareso si que es un coche besos
ResponderEliminarhola pablito y elena es un plaser saver de ustedes me alegro de sus aventuras,no se olviden que si pasan por Buenos Aires pasen a visitar los apresio mucho.claudio
ResponderEliminarchicooooooooooooss!!
ResponderEliminarQue digo yo... que duro es viajar no? Un poco de pescaíto, vinito del bueno, 4 dias sin ducharse, paseíto por aquí, rutilla por ahí... que envidia por diós!
Un abrazo enooooooooorme!
Ramon y Laura
Un viaje increible, una imagenes espectaculares
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