Hace
muchos años que conocemos la Fundación Vicente Ferrer y 7 que
tenemos una niña apadrinada con ellos. Desde siempre admiré la
labor que desarrollaban en India y siempre soñé con ir algún día
a hacer un voluntariado. Varias veces mandé mi currículum a ofertas
de empleo en las que nunca fui seleccionada. En septiembre del año
pasado escribimos un email ofreciéndonos a hacer un voluntariado con
ellos durante este año pero nos dijeron que en este momento no
necesitaban a nadie de nuestro perfil. Nos desilusionamos mucho,
porque pensábamos que había llegado el momento, pero también
estábamos seguros de que algún día lo conseguiríamos. Pero no nos
imaginábamos que durante este viaje iba a surgir una oportunidad que
cambiaría el rumbo de nuestro camino completamente. Pero eso os lo
cuento más tarde. Ahora voy a contaros nuestra visita a la Fundación
en Anantapur, India.
Cualquier
persona puede visitar la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur,
India. Puedes llegar hasta allí por tu cuenta, o en uno de sus
viajes organizados que puedes encontrar en su web
http://www.fundacionvicenteferrer.org/es/.
Nosotros habíamos pasado un fin de año maravilloso en Varkala,
Kerala, despidiendo el último sol del año metidos en el agua con
amigos y tomando las uvas con las campanadas de 1996.
EN
LA PLAYA DE VARKALA CON LA ÚLTIMA PUESTA DE SOL DE 2015
CENA
DE FIN DE AÑO CON AMIGOS
Tocaba
seguir el camino y teníamos claro que nuestra próxima parada sería
Anantapur. Por ser Navidad resultaba imposible conseguir camas en los
trenes y pasábamos de hacer mil horas de tren sentados. Íbamos 4,
nosotros dos y Ayesha y Rita, de las que no nos hemos separado desde
el 24 de diciembre. Decidimos que haríamos el viaje en 4 partes, 4
tramos de entre 5 y 7 horas cada uno parando a dormir en sitios
infernales en pueblo en medio de la nada. Y llevábamos a Rita
malita, con un resfriado de muerte y un poco de fiebre. Suerte que al
ir los 4 nos reímos bastante de todo, de nuestra suerte cuando
conseguíamos que alguien nos prestara una cama por un rato y de
nuestra mala suerte cuando teníamos que hacer un tramo en el vagón
general, donde cientos de personas se concentran apiñados en los
bancos.
Una
vez que llegas a Anantapur tienes que coger un tuktuk que te lleve
hasta la fundación en unos 15 minutos.
UNA CALLE DE ANANTAPUR
Llegamos sobre las 4 de la
tarde y el guarda nos estaba esperando. Antes de ir tienes que
escribirles y rellenar una solicitud con tus datos y el día de
llegada, así que en la oficina de entrada te entregan las llaves de
tu cuarto. En la Fundación puedes estar 4 días y 3 noches y no
tienes que pagar nada, duermes y comes allí y durante dos días te
llevan a visitar los proyectos. Nos asignaron una cabaña
impecablemente limpia, una habitación doble con baño en la que no
faltaba ni un detalle. Tras un mes en la india el campus nos resultó
maravilloso, un sitio tranquilo en el que no se oye nada, lleno de
arbolitos y con una cantina en la que 3 veces al día ponen una
comida española deliciosa.
LAS CASAS DE LOS VISITANTES
EL DORMITORIO
EL COMEDOR
En
el campus vive mucha gente, trabajadores indios y españoles,
voluntarios españoles y los visitantes. Hay muchos edificios de
oficinas, tienda de comercio justo, biblioteca... es como una burbuja
dentro de la india.
La
primera tarde la dedicamos a descansar, pasear, comer y conocer a
otros visitantes españoles que habían llegado el día antes, y nos
citaron a la mañana siguiente a las 9,30 para empezar a ver
proyectos.
La
Fundación trabaja con la gente más pobre de la India en la región
de Anantapur. Su labor beneficia a 2,600,000 personas a través de
hospitales, centros de salud, escuelas, casas, proyectos de ecología,
talleres... y apoya especialmente a las mujeres y a los niños.
Cuando llegas te das cuenta de que la Fundación no es una simple
ONG, sino que es algo de una magnitud que nunca antes habíamos
visto. De camino al campus ves una estatua de Vicente Ferrer en la
ciudad y su foto está por todas partes. Incluso hay templos en los
que está su foto. La gente le considera un Dios, que llegó a
Anantapur hace 40 años para ayudar a las castas más bajas, que no
tenían nada y a las que nadie se acercaba. Si queréis conocer la
historia de Vicente Ferrer y su mujer Anna Ferrer, podéis ver la
película de TVE1 sobre su vida. Es preciosa, yo he llorado las dos
veces que la he visto y ayuda a comprender mejor la fundación. Si
quieres ver la peli pincha AQUI
El
primer día nos dejaron descansar para que Rita se recuperara del
resfriado y el viaje. Pero el segundo ya nos llevaron a visitar los
proyectos de un pueblo que hay muy cerquita llamado Batalapali. Allí
está el hospital más grande de la fundación con varias
especialidades y un área para enfermos de VIH y Tuberculosis. Nos
hicieron una visita para verlo todo. Es un hospital abierto, lleno de
patios donde esperan las familias y todo lo agradable que puede ser
un hospital En el mismo recinto inmenso se encuentra la escuela de
enfermería y residencia para las estudiantes, casas para los
trabajadores y un centro para discapacitados psíquicos. Visitamos
este centro y vimos un lugar limpio y cuidado donde niños que no
pueden ser atendidos correctamente por sus familias viven con
cuidadores profesionales que les dan todo lo que necesitan. Fue muy
emocionante verlos y hablar con la directora.
Después
nos llevaron a visitar el memorial de Vicente Ferrer, en un parque
precioso, limpio y muy cuidado.
Tras
almorzar en la cantina de la fundación nos llevaron a visitar los
talleres en los que las mujeres producen productos de comercio justo
que luego se venderán a través de su web y en las tiendas que tiene
la fundación. Verlos nos gustó mucho. Muchas de estas mujeres son
discapacitadas que antes no tenían ningún futuro. Ahora tienen un
trabajo digno con unas condiciones excelentes que las convierten en
autosuficientes e incluso hace que sean tomadas en consideración
para contraer matrimonio. Eso, en una sociedad en la que los padres
eligen con quién se casarán sus hijos, y en la que las niñas
siguiente teniendo que pagar una gran dote a la familia del novio, es
un paso muy importante para ellas. Hay talleres de estampación de
telas, de bisutería, de costura, de papel maché, de
encuadernación, de cestería...
EL
TALLER DE ESTAMPACION
EL
DE PAPEL MACHE
COSIENDO PEQUEÑAS DECORACIONES
TALLER
DE COSTURA
El
segundo día de visitas fuimos a ver a nuestra niña apadrinada. Por
sólo 18 euros al mes puedes apadrinar un niño de la fundación, y
os aseguro que con ese dinero la vida de las familias y de las
comunidades mejora considerablemente. El niño recibe sanidad
gratuita y su familia sólo tendrá que pagar el 40% del tratamiento.
Además los libros de la escuela son gratis y se financiará su
educación si decide estudiar más allá de la enseñanza básica.
Por otra parte, al niño se le abre una cartilla en la que se va
guardando un dinero para su futuro.
Nosotros
apadrinamos a Manjula con 8 años y ahora tiene 15. Salimos
tempranito con el coche de la fundación. Rita se quedó porque aún
no se sentía bien del todo, así que fuimos los 3, Ayesha, Pablo y
yo, con un traductor y el chófer. Habíamos comprado dos pulseras de
regalo para Manjula y su hermana, pero por el camino pedimos que nos
pararan para comprar caramelos para los niños del pueblo y comida
para los padres. El traductor nos aconsejó comprar lo más consumido
por ellos: arroz, lentejas, harina, aceite, coco y ajos. Así que con
todos nuestros regalitos nos fuimos en busca de Manjula.
COMPRANDO LA COMIDA JUNTO CON EL TRADUCTOR
El pueblo
era muy pequeñito y supimos que ni Manjula ni su hermana habían ido
a la escuela ese día para recibirnos. Cuando llegamos nos sorprendió
ver un arco con hojas de palma y debajo a la familia de Manjula
esperando con collares de flores. Manjula nos colocó los collares,
nos puso un punto rojo en la frente, dos puntos amarillos en ambos
cachetes y nos dio un besito. Todo el pueblo salió para vernos y
saludarnos y todos juntos nos fuimos hacia la casa de Manjula.
La
casa era de las construidas por la fundación (cada año construyen
varias casas en cada poblado y se van asignando a las familias por
orden de necesidad. Las casas se ponen siempre a nombre de la mujer)
y era muy bonita, limpia y pequeñita. Las casas aquí tienes un
porche, una habitación principal y otra posterior en la que cocinan.
Duermen todos en la habitación delantera, en la que nos sentaron a
Majula, el traductor y nosotros dos. Los padres se quedaron de pie
junto al sofa y todo el pueblo se agrupó enfrente nuestra. Os
aseguro que en una habitación de unos 12 m2 había 50 personas! Fue
muy divertido.
Allí
empezamos a hablar: le dijimos que siempre leemos las cartas que nos
manda, le preguntamos cómo iba en la escuela, nos contó que quiere
ser maestra, los padres nos dijeron que trabajan como jornaleros en
el campo por 1,5 euros al día y repartieron galletas y bebidas.
Nosotros les dimos los regalos y repartimos los caramelos porque la
casa se llenó de niños cuando terminó la escuela. Unos niños
habían preparado una canción con un baile y quitaron la mesita
frente al sofá para que lo bailaran frente a nosotros. Aplaudimos un
montón y entonces se me ocurrió corresponderles con una poesía que
me se desde pequeña. Claro que con lo teatrera que soy sobreactué
bastante y se rieron un montón. Entonces empezamos a gritar
“manjula, manjula...” para que hiciera algo y la pobre muerta de
vergüenza salió a bailar una danza tradicional india. Luego
gritamos el nombre de Pablo y cuando se puso de pie casi da con la
cabeza en el ventilador!! el hizo como si le cortara la cabeza y nos
reímos un montón. Bailó algo a lo que él llamó “flamenco”
pero que parecía más el baile de un pato mareado, pero sirvió para
que nos riéramos un montón. Llamamos a la hermana que junto con una
amiga nos hizo un baile de Bollywood, luego una señora que cantaba,
una niña... y así pasamos una hora que se fue volando. AQUI puedes ver un video de lo que pasó.
Entonces las
mujeres aparecieron con un sari en la mano diciendo que querían
vestirme, yujuuuuu yo que siempre había querido vestirme con un
sari!! triunfo total!!! me llevaron a la cocina y entre 30 mujeres a
la vez me lo colocaron todo: la camisa, la tela, las pulseras, el
punto en la frente, las horquillas... entonces les dije que ellas
tenían un pelo precioso, negro y brillante, largo y precioso, y que
yo con ese pelo rizado, rubio y corto ni parecía India ni nada.
Entonces una fue a buscar una trenza larguísima de pelo natural y me
la unieron al mío con una cola. Lista!!! ya si que podía decir que
era toda una India!!! no sabéis cuanto nos reímos en aquella
cocina!! fue genial. Me dijeron que saliera para que me viera Pablo y
salí como haciendo un pase de modelo. Pablo se puso muy exagerado a
decir que era una princesa, que dónde estaba su mujer, y se puso de
rodillas para pedirme matrimonio. De verdad que fue muy divertido, lo
pasamos muy bien.
PEINANDOME YA VESTIDA
Nos fuimos para afuera para hacernos fotos a la luz del día y no os imagináis, todas querían que nos hiciéramos fotos! Con ellas o con sus hijos, en grupo, en solitario!!! Ayesha y yo parecíamos dos famosas jeje.
EN ORDEN EL PADRE DE MANJULA, NOSOTROS, SU HERMANA, ELLA DE AZUL, LA MADRE Y LA ABUELA
Y mientras Pablo? Pues como había dicho que era médico
se formó una cola delante suya de gente para que lo viera. Pobre
mío! Sin nada más que sus ojos y sus manos poco podía hacer por
aquella gente!! de cualquier forma no están mal atendidos, porque
todo el mundo que está bajo el área de influencia de la fundación
está atendido en temas de salud.
PABLO MIRANDO PACIENTES
BAJO LA ATENTA MIRADA DE MEDIO PUEBLO
Luego
nos llevaron a visitar la escuela y tocó despedirse. Nos dio mucha
pena!! había sido una visita muy divertida e inolvidable para los 3.
Nos montamos en el coche y nos perdimos diciendo adiós desde el
coche.
Así
pasó nuestro segundo día de visitas. Aún nos quedaba el tercero,
el día de visitar el proyecto “de mujer a mujer”. Con este
proyecto puedes apadrinar a una mujer de Anantapur. Das un dinero
mensual que se guarda en una cartilla a nombre de la mujer durante 7
años. Tras ese periodo puede retirar el importe total junto con los
intereses que ha generado. Pero el dinero no se le da en efectivo,
sino que la Fundación compra lo que
necesite para montar un negocio: desde una búfala para vender la
leche, a tejidos para coser para la calle o un puesto ambulante para
vender fruta. Lo que ella quiera, el negocio que le guste. Nos
esperaban en un pequeño poblado, todas las mujeres sentadas en la
casa comunal construida por la fundación. Nos recibieron con una
rosa, un punto en la frente y una pulsera hecha con hilo teñido con
azafrán y una hoja de betel de bienvenida. Cuando entramos en la
casa las mujeres estaban cantando canciones y fue muy bonito, todas
con sus saris de colores. En ese pueblo aún no ha empezado el
proyecto, ahora van a iniciarlo y desean con todas sus fuerzas
encontrar padrinos que las ayuden. Nos contaron que su situación es
dura, que cada día trabajan muchas horas en el campo por 1,5 euros,
y que luego cuando llegan a sus casas tienen que limpiar y cocinar
para sus familias. En la mayoría de los casos comen primero los
suegros, luego los maridos, los niños y por último ellas si sobra
algo. Si no sobra se quedan sin comer, así que mascan hojas de betel
para quitarse el hambre. Solo imaginar la vida tan dura de estas
mujeres en la India se te ponen los pelos de punta. Al principio los
maridos no las dejaban reunirse con la Fundación. Les pegaban
incluso. Pero con mucho esfuerzo se ha conseguido que puedan reunirse
y organizarse. Ahora los maridos lo permiten e incluso las animan a
ir. Poco a poco están cambiando las cosas pero la Fundación tiene
una labor de titanes.
ASI SON LAS CASAS DE LA FUNDACION
EL INTERIOR DE UNA DE LAS CASAS, ESA ES LA COCINA
Y ESTA ES LA SALA PRINCIPAL
Estos
fueron los 3 días de visita a los proyectos. Pero nos quedamos más
días allí. Recordáis que os dije que la visita a la Fundación
había cambiado el rumbo de nuestro viaje? Pues como este post me ha
quedado muy largo os lo cuento mañana en otro post. Aún no podemos
creernos el giro que han dado todos nuestros planes en cuestión de
día. Hasta mañana!
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