Dicen
que en Asia se consumen miles de toneladas de arroz al día. Pues os
juro que creo que la mitad como mínimo las he ingerido yo este mes.
Que lote de arroz, madre mía. Y no es que aquí no se pueda
encontrar comida occidental, que claro que se puede, pero es bastante
más cara que la comida local, algo así como 4 veces más por un
plato. Por este motivo nos hemos mantenido, como campeones, comiendo
arroz o noodles fritos en sitios para locales y puestos callejeros
dos veces al día. Pero esto pasa factura, y sólo 5 semanas después
de haber dejado nuestra Sevilla natal, en ocasiones... veo salmorejos
y tortillas de patatas. Y os aseguro que no somos nada cerrados para
la comida, comemos de todo y no solemos tener problema.
Es sólo que con este presupuesto comes lo mismo una y otra vez y el mismo sabor te acaba cansando. Pero todo se andará, que en cuanto tenga una excusa de algo que celebrar me pongo las botas y me harto aunque sea de pizza.
Es sólo que con este presupuesto comes lo mismo una y otra vez y el mismo sabor te acaba cansando. Pero todo se andará, que en cuanto tenga una excusa de algo que celebrar me pongo las botas y me harto aunque sea de pizza.
OTRO HINDÚ
AQUÍ EN UN PUESTO CALLEJERO COMIENDO UNA SOPA DE PESCADO, DE MANTA QUE NUNCA HABÍAMOS PROBADO Y QUE ESTÁ MUY BUENA, CON SU BUEN PLATO DE ARROZ (2,25 EUROS TODO)
Pero
no voy a quejarme porque el viaje y la aventura compensa todo lo
demás. Y sarna con gusto no pica no? Además estos últimos días
han sido bastante interesantes y hemos estado muy contentos. Primero
en Taman Negara, la selva más antigua del planeta que se encuentra
en el centro de la península de Malasia. Que digo yo que no sé cómo
saben que es una selva que tiene nosecuantos millones de años, acaso
encontraron una foto de Sara Montiel de joven debajo de una roca
milenaria? Esos son los misterios que nos sorprenden a los incultos
selváticamente hablando. Sea como sea es ciertamente la más
antigua, más incluso que la Amazonía. Pues llegar a ella desde las
Cameron Highland no es tan difícil. Como ir en autobús público
requería hacer muchas paradas, cambios de buses y mucho tiempo,
decidimos contratar un minibus de esos que llevan a los turistas de
un punto a otro. Por 7,5 euros nos recogieron en el hotel y a las 3
horas estábamos en un pequeño embarcadero en la orilla de un
precioso, caudaloso y marrón río. Allí coges un barco que te lleva
río arriba durante tres horas por un paisaje selvático muy bonito
hasta un pequeño pueblo que hay a la entrada del Parque Taman
Negara. En la orilla hay varios restaurantes flotando en el río y en
la única calle unos cuantos hostels y hoteles con algunos
restaurantes más. Pero también hay una gran escuela y un centro de
salud, demasiado grandes para el pueblito e imaginamos que serviría
para todo un área. Nos alojamos en el Teressek View o algo así, por
17,5 euros habitación con baño, aire acondicionado y wifi.
Ese
día sólo nos dedicamos a pasear y a preguntar opciones, y al día
siguiente nos metimos en el parque. Como somos muy listos, sólo
llevábamos una botella de litro y medio de agua. Claro que tampoco
pensábamos matarnos, una caminata de las cortas y para fuera. Porque
si algo caracteriza a una selva es el calor, la humedad y los bichos.
Siempre que hemos entrado en una, y ya van varias veces, es lo mismo:
te pones a sudar como un pollo, se te pega la ropa, mueres de calor y
mil bichos revolotean sobre ti y te pican sin la más mínima
compasión. Muy agradable a que si? Pues por eso pensamos que íbamos
a hacer una ruta de las cortas, nada de meternos 3 días en la selva
y hacer noche. Lo se, somos un poco perros pero es que eso ya lo
hemos hecho varias veces así que esta vez no nos apetecía hacer
algo grande. Al principio la caminata es súper fácil: hay pasarelas
de madera, como hay tanta vegetación y hay sombra el calor no es tan
asfixiante, y sobre todo vas casi en plano. Ay que contenta estoy y
que en forma me siento Pablo!!! por qué no hacemos una caminata más
larga?... eso fue durante la primera media hora, que ilusa y que
tonta. Llegamos a la parte de las canopys, unos puentes colgantes que
hay entre árboles desde las que puedes observar la selva allí
abajo, bastante abajo porque las pasarelas están altas. La verdad es
que es bonito, aunque sorprende ver en medio de la nada al vendedor
de latas de refresco y el que cobra la entrada a los puentes
colgantes, 1,25 euros. Ahí todavía me sentía en forma, aunque ya
empezaba a enrojecerseme todo el cuerpo por mi alergia al sudor y
algunas ronchas decoraban mis brazos.
Cuando
bajamos decidimos hacer un camino de unas 4 horas. Como hasta
entonces todo fueron pasarelas y bastante fácil, pensamos que todo
el monte sería orégano. Pero no, ese monte no es orégano, ese
monte era selva pura. Empezamos el ascenso y os juro que yo pensaba
que en una de esas me encontraba con san Pedro. No acababa nunca, de
verdad, era subir subir y subir, colorados como tomates, roja como un
guiri en Sevilla en agosto y comidita de ronchas por todo mi cuerpo.
Que cosa más mala. Y sin agua claro, que el litro y medio ya estaba
hasta evaporado de mi cuerpo. Pero claro, llega un momento que no
sabes si es peor volverte o seguir para adelante. Y más muerto que
vivos coronamos los 344 metros de altitud. Os juro que yo pensaba que
habíamos subido nuestro primer 8000 pero no, resulta que habían
sido sólo 344. Igual la culpa era de Pablo, que con sus patas de a
metro, de una zancada suya doy yo 4 pasos, como una muñeca de
famosa, porque salimos con dos parejas más y ellos terminaron el
recorrido una hora más tarde. La suerte es que casi hasta arriba hay
pasarelas y escalones, muuuuchos escalones. Y la mala suerte es que
cuando coronas y te deleitas con las vistas tienes que empezar a
bajar. Y en la bajada no es que no haya pasarelas, es que cuesta
seguir el camino. No está marcado, todo lleno de barro y de raíces
y muchos troncos que han caído y que tienes que bordear lo complica
todo. La bajada, aunque más fácil, también se hizo interminable.
Era muy complicado, resbalaba muchísimo y no se veía el camino.
Pero por suerte no vimos sanguijuelas, que dicen que hay muchas allí
y era lo que más temíamos. Cuando llevábamos más de 3 horas de
ruta a ritmo desenfrenado vimos venir dos guiris en dirección
contraria, tan frescos y con el palo de un magnum en la mano!! y yo
que soy súper lista atando cabos le dije: Pablo, estamos cerca
porque el palo del mágnum aún estaba un poco mojado. Y con esas
espectativas seguimos avanzando, pero aún seguimos con la duda de
cómo habían llegado esos guiris hasta allí tan frescos y comiendo
helado si faltaba más de media hora para llegar al final. Pero
llegamos, reventados pero llegamos. Habiendo sentido los olores,
colores, sonidos y bichos de la selva. Porque animales no vimos más
que grandes pavos reales. Nada de elefantes, ni tigres ni nada que se
le pareciera. Sí que encontramos algún aborigen cazando con
cerbatana. Pero en pantalón, camiseta y chanclas no os lo imaginéis
de esos con plumas en la cabeza de los que sí que vimos en Ecuador.
La noche la pasamos intercambiando aventuras con una pareja súper
amable de españoles mientras el diluvio universal hizo que nos
llegara el agua por los tobillos. Por cierto que no apuntamos su
email y queremos saludarles: si nos leéis escribidnos por favor! Que
queremos preguntaros por vuestra aventura en la selva al día
siguiente!!
CUANDO LLEGAS ARRIBA LAS VISTAS SON ESPECTACULARES
En
Taman Negara no sabíamos qué hacer, si irnos para las islas
Perhentians, para Kuala Lumpur o para Malaca. Ir a las islas era
carísimo desde allí, y los minibuses para turistas a la capital
cobraban precio de oro. Decidimos bajar de nuevo por el río y hacer
autostop hasta la siguiente ciudad, Jerantut, para coger allí algún
autobús local. La vuelta en barco por el río, corriente a favor y
con el diluvio de la noche anterior duró menos de 2 horas en lugar
de las tres de subida. Pero no sabemos por qué el río estaba muy
sucio, lleno de espuma y de botellas flotando. Una vez en el muelle
salimos a la carretera y nos dispusimos a parar a algún coche con
caritas de angelitos. No pasaron ni 5 minutos hasta que nos pararon.
Este país es una delicia para el autostop, te para todo el mundo
aunque no lo estés buscando, sólo con ir andando por la carretera.
La gente es encantadora. En Jerantut decidimos coger un autobús
hasta Kuala Lumpur y de ahí a Malacca, porque si la parada la
hacíamos en otro pueblo intermedio imaginamos que tendríamos menos
opciones para llegar ese día a nuestra ciudad de destino. Así que 2
horas de barco, media de autostop, 3 horas de un bus y 2 horas de
otro después, llegamos a Malaca. Fuimos a buscar hotel por las
calles del centro. Cada vez odio más hacer eso. Normalmente en esas
calles los hoteles y hostels están mucho peor y cobran más, y para
colmo suelen estar llenos. Pero se ve que a los guiris nos gusta
estar pegaditos en la misma guiricalle. Así que tras una búsqueda
infructuosa nos fuimos por las calles traseras de little india y allí
encontramos un hotelito pequeñito, más familiar donde pagamos de
nuevo 17,50 euros por una doble con baño, wifi y ventana. Y estaba
muy bien! Se llamaba Yellow Mansion, por si alguien anda buscando.
Malaca
es una pasada, pero una pasada de ciudad! Nos ha encantado. Tiene su
centro histórico, con herencia de los colonizadores chinos,
portugueses y holandeses, con unas calles y edificios bien cuidados,
salvo por un par de tiendas horrendas de camisetas para guiris que no
deberían haber permitido nunca. Tiene un paseo por la orilla del río
que es precioso y por la noche la ciudad se vuelve toda luz, llena de
gente y de puestos callejeros...
EL PASEO POR LA ORILLA DEL RÍO
EL MERCADO NOCTURNO EN LA CALLE PRINCIPAL
También hay pinturas callejeras en esta ciudad, que me parece una idea muy bonita e interesante:
Y luego está la zona que no es el
centro histórico y que es como un auténtico parque de atracciones.
O será que llegamos en el día de la fiesta anual de la ciudad y
estaba todo lleno de actividades. Ahora que lo pienso, a los humanos
nos gusta mucho la juerga o da la casualidad de que siempre llegamos
a los sitios cuando es la fiesta grande? Porque ya nos ha pasado
bastantes veces y empiezo a sospechar que nos gusta mucho festejar lo
que sea. Aunque también tiene sus inconvenientes, porque la ciudad
se llenó de turistas de otras partes del país al ser fin de semana.
Por cierto que a la orilla del río plantaron un escenario al que
con mucha ceremonia llegó el gobernador, tiraron fuegos artificiales
como si no hubiera un mañana, representaron con bailes la historia
de Malaca y hasta nos sacaron en la pantalla gigante que emitía la
ceremonia. Os dejo un vídeo para que veáis a mi Pablito que se fue
a mis espaldas para la cámara VER VIDEO. Pero nos ha gustado mucho
visitar Malaca y recomendamos a todo el que venga a Malasia que no se
la pierda.
Ponerme
a hablar de los edificios históricos sería un aburrimiento, pero no
puedo dejar de mencionar en lo que se han convertido los rickshaws de
Malaka. Lo que en principio era una bici con un carrito anexo para
transportar a personas ha derivado en un espectáculo en si mismo
hortera hasta niveles que yo nunca pude sospechar que existiera. Los
han tuneado temáticos de Hello Kitty, Frozen, Supermán, Mickey
Mouse, capitán América... y por la noche se iluminan y llevan
música a volúmen coches de choque en la feria. Cobran a 10 euros la
hora y normalmente siempre van llenos!! es un espectáculo verlos y
cuando llega la noche te dejan con la boca abierta. Os dejo con las
fotos de los rickshaws, un VIDEO para que los veáis en marcha y
alguna que otra curiosidad que hemos visto en la ciudad. Besos a
todos y feliz semana!!!
ESTE PUESTO EN EL MERCADO NOCTURNO ME RESULTÓ INCREIBLE. VENDEN BEBIDAS PARA BEBÉS, NO SE QUÉ SERÁ PERO ERA UN LÍQUIDO DE COLORES. Y PUEDES COMPRARLA CON EL BIBERÓN O RELLENAR EL TUYO CON EL LÍQUIDO SI LO LLEVAS. FLIPANTE DE VERDAD
Y POR ÚLTIMO UNA FOTO DE LOS NIÑOS YENDO A LA ESCUELA, SÓLO PORQUE ME HA RESULTADO CURIOSO EL UNIFORME, ELLAS CON SU VELO Y ELLOS CON EL GORRITO.
Gracias y Felicidades p lo bien q contáis tantas anécdotas interesantes.
ResponderEliminarUn beso fuerte