En Yogjakarta visitamos Borobudur y Prambanam. En Bali hay más que Ubud y Kuta


Salimos de Hong Kong en un vuelo de 5 horas hasta Jakarta, la capital de Indonesia. Es la magia de este viaje, si no nos gusta un sitio pues nos vamos, y a otra cosa mariposa. Llegamos a las 11 de la noche, así que habíamos buscado por internet un hotel cerca del aeropuerto que nos vino a esperar con cartelito con nuestro nombre incluido, que gozada!!!! como que me sentí yo importante y todo jeje. El hotel costaba 40 euros, algo que se pasa bastante de nuestro presupuesto pero las circunstancias no nos dieron otra opción. Pero era fantástico, muy moderno, nuevo, con una recepción preciosa, dos piscinas, sauna... en fin que muchas cosas para nada porque a la mañana siguiente salía nuestro vuelo para Yogjakarta. Nos habían dicho que la capital no merecía mucho la pena así que preferimos irnos directamente hacia nuestro primer destino en el país.
El vuelo nos costó 18 euros con una compañía local que no habíamos oído en nuestra vida, pero funcionó bastante bien y en una hora estábamos en Yogjakarta.
Nuestra primera impresión del país fue maravillosa. Indonesia es un país musulmán e hindú y se compone de 13000 islas. Hay muchas cosas para hacer aquí y la gente es extremadamente amable. Todo el mundo te ayuda sin pedir nada a cambio, te sonríen, es increíble. No tienes más remedio que sentirte muy bien. En el aeropuerto cogimos un autobús que por 20 céntimos nos llevó hasta la zona con más vida de la ciudad. Allí me senté yo en un banquito con las maletas mientras que pablo se fue a buscar hotel. Volvió animado, con un hotel muy bonito, nuevo, con habitaciones modernas, desayuno incluido y wifi en la habitación por 20 euros la noche. Y en plena calle peatonal en una de las zonas con mas ambientito. Genial!!!! dejamos las maletas y nos fuimos a cenar. Nos metimos en un local agradable y la cena costó menos de 3 euros, con zumos naturales y postre incluido, increíble. Como habíamos visto un mosquito en la habitación y pablo es el histérico de los mosquitos, nos compramos en un supermercado un fogoelectric con sus 21 pastillas y todo, por la friolera cantidad de 60 céntimos. Ya estamos derrochando demasiado.
Esta ciudad no tiene mucho que ver. El principal atractivo son dos maravillosos templos que están a las afueras, pero dentro están el palacio del Sultán, el palacio de Agua y el mercado de los pájaros. La verdad es que el estilo de las casas y los templos de aquí es muy diferente de todo lo que habíamos visto hasta ahora, hasta de Tailandia que pensamos que sería más parecido. Nos gustó mucho el palacio porque era entero al aire libre, todas las habitaciones eran cuanto vigas y un techo, muy bonito eso si, muy decorado, muy de sultán, pero baratito y rápido de construir porque sin paredes... pero nos gustó mucho.
LA PUERTA DE ENTRADA AL PALACIO
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Visitar Pingyao, Xian, Macao y Hong Kong


Hola a todos. Aquí está er tío otra vez. Ya Elena en el anterior post dijo lo que pensaba de los chinos, jejeje... Pues ahora me toca a mi!
Lo digo a boca llena y sin tapujos: Los chinos son todos unos hijos de puta, así, con todas sus letras. Los que me conocéis sabéis que soy una persona pacifica y con mucha paciencia... hasta que me tocan lo que viene siendo lo que cubre el escroto, y estos mamones no me los han tocado, no, me los están manoseando y refregando todos los días!!


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Qué visitar en Pekín




El día 5 de agosto volamos a Pekín desde Tokio. Como viene siendo normal en nuestros vuelos, volvimos a tener un viaje movidito. Tras cuatro horas de vuelo llegamos a Pekín, pero nos encontramos con que el aeropuerto había sido cerrado por la lluvia y el avión empezó a dar vueltas en el aire. Dijeron que no tenían combustible suficiente para mantenerse en el aire esperando a que abrieran el aeropuerto, así que nos llevaron al aeropuerto de Seúl, en Corea del Norte, a una hora y media de Pekín. En Corea nos dejaron dentro del avión como dos horas y cuando recibieron la noticia de que el aeropuerto de Pekín se había abierto de nuevo, volvimos a volar una hora y media para llegar a nuestro destino. Lo que en principio tendrían que haber sido 4 horas de vuelo se convirtieron en mas de 8 dentro de un avión.
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Visitar Kyoto, Hiroshima, Mijayima, Kanazawa y Takayama


Hola a todos. Estamos ya en China desde hace 4 días. Pensábamos colgar el post de Japón nada más llegar pero nos hemos encontrado con un gran gran problema. En este país internet está censurado y resulta completamente imposible conectarse a bloger ni a facebok desde aquí (y mira que pablo ha intentado burlar la censura de todas las formas habidas y por haber). Aunque resulte increíble es así, de modo que mientras que estemos en China no podemos escribir en nuestro blog. Hemos encontrado una solución intermedia que es enviar el texto del blog a un familiar para que lo suba y colgar las fotos en picassa (que también está censurado, y solo puedo subir fotos, pero no verlas) para que las podáis ver, de esta forma, mientras que estemos en China podréis leer todo el texto de un tirón y al final pinchar en el link para ver las fotos que corresponden a ese post todas seguidas.

Es la única opción que nos dejan los chinos. De momento colgamos sólo lo que nos faltaba de Japón y en unos días comenzaremos a escribir lo de China que tiene para largo porque, de momento, todo nos sorprende, para bien y para mal. Besos para todos y gracias a mi cuñado Juan por colgarnos el post.

Ole, yasta er tío en Kyoto! Nos fuimos de casa de los padres de Nobuki tras una despedida un poco extraña, porque aquí los japoneses no se dan besos ni abrazos, solo se saludan con un apretón de manos o con unas cuantas de reverencias. Elena le dio un pedazo de abrazo andaluz a cada uno y un par de besos bien daos, y no veáis la carita que se les puso a ellos de “¿que coño es esto?”, con su correspondiente empujoncito para que se quitara ya de encima, yo me meaba de la risa. Yo viendo el percal le di un apretoncito de manos a cada uno eso si, con muchos “arigatos gozaimas” y muchas reverencias, que aquí en japón acaba uno con las “verticales” dislocás.


Cuando nos despedimos de Nobuki y Miyoko, que nos llevaron hasta la estación de tren, Miyoko se puso a llorar como una niña chica porque no quería que nos fuéramos, decía que habían sido sus mejores vacaciones y le daba mucha pena que se acabaran (Aquí los japoneses tienen una única semana de vacaciones al año!!). A nosotros nos dio muchísima pena despedirnos de ellos también, porque se han portado con nosotros como auténticos “padres”, no nos ha faltao un perejil. Esto es para Miyoko y Nobuki: Thanks guys for everything, you are really the best. We will be waiting for you in Sevilla!


Pues eso, cogimos el tren que nos llevaba a Kyoto y llegamos al hostel (K´s House, 6200Y habitación doble, unos 47€). Estaba mejor que el de Tokyo, la habitación más grande y mas nuevo y las zonas comunes mejores. Y comenzamos nuestra visita a la ciudad. Hemos estado 4 días y nos ha gustado mucho, porque tiene muchos templos muy bonitos y unas calles antiguas muy chulas.


Uno de los templos era el de Fushimi Inari, un templo que esta en las afueras de Kyoto y que es famoso por su camino de 4 km por las montañas llenas de Toris rojas. Nos encantó ese templo porque aparte de las toris, los edificios todos pintados de naranja son muy bonitos. Es un templo dedicado a los dioses del arroz y del sake y está lleno de estatuas de zorros que son los mensajeros de esos dioses.





Otro de los templos de obligada visita es el Ginkaku-Ji, el templo plateado. Realmente el templo no es nada fuera de lo común, pero tiene unos jardines muy bonitos por donde podías subir a una colina para admirar las vistas del templo y de la ciudad.




Y claro está, habiendo un templo plateado, como no va a haber un templo dorado, el Kinkaku-ji, ole esos japoneses poniendo nombres originales. La verdad es que este si nos impresionó más, porque es dorado realmente, no como el plateado que solo de plateao tenia el nombre. Además también tenia un jardín muy bonito, y descubrimos por qué pudieron poner el templo dorado, y es que los monjes de este templo son los más espabilaos de Japón, porque en el caminito del jardín había dos o tres sitios con un cuenquito con 4 ó 5 monedas y unas pocas alrededor del cuenco por fuera, y claro, todo el que pasaba por allí tiraba una o dos moneditas para ver si acertaba dentro del cuenco, en plan atracción de feria. Así cualquiera dora un templo, no te digo!! La pasta que tienen que coger los notas al final del día, en fin...




Al lado del templo dorado estaba otro templo muy bonito, en Kitano Tenmangu, un templo con varios edificios y algunas toris desperdigadas por ahí Los templos aquí tienen unos cencerros o cascabeles gigantes amarrados a unas supermaromas que no hay quien pueda tirar de ellas. Este templo no se muy bien a que estaba dedicado pero había muchas estatuas de vacas o bisontes, no se, así que supusimos (o más bien quisimos creer) que era el templo de las terneras de Kobe, y que si echabas un par de moneditas volverías a comer carne de buey de Kobe alguna vez, si!!!



Además, aquí en todos los templos te intentan sacar dinero con algo, por ejemplo con unas maquinitas que te sacan tu futuro por un par de cientos de yenes. Vimos una muy curiosa en la que había un robot vestido de monje budista que hacia un par de reverencias y cogía el papelito con la boca y lo echaba por una ranurita, en plan maquinita de salón recreativo. Una virgueria, jeje.
Ahora, pa variá de los templos, os cuento que fuimos al castillo de Kyoto y al palacio imperial. El castillo se podía visitar por dentro, pero no se podían hacer fotos. En el palacio solo se visitaban los edificios por fuera.
Del castillo nos gustaron mucho las salas decoradas con frescos en las paredes y nos llamó mucho la atención el suelo de “ruiseñor” que tiene todo el complejo, que es un suelo diseñado para que nadie pueda entrar sin ser oído, aunque camines despacio el suelo suena como el canto de un ruiseñor, bueno, más bien de un pájaro cualquiera, tampoco nos vamos a poner ahora tontos con si era un abejaruco, un ruiseñor... En fin, que ese detalle nos gustó.
El palacio se visitaba en una visita guiada por una guía japonesa que hablaba un poquito de inglés. Y digo un poquito porque realmente era un poquito, lo suficiente para hacerse entender y punto. Si le preguntabas algo se ponía nerviosa y no sabia que decirte. Realmente los palacios de Japón no tienen nada que ver con los europeos, son mucho más sobrios, todos de madera sin un doraito ni un ná, jeje.


Siguiente templo de la lista, el Kiyomizu Dera, un templo muy bonito que está en la falda de una montaña y que tiene unas vistas muy bonitas de la ciudad de Kyoto. En este templo había varias cosas para hacer. Una de ellas era bajar al “sótano” de uno de los templos a hacer un camino de meditación en el final del cual te esperaba una piedra redonda a la que había que darle un par de vueltas. No desvelo la sorpresa de lo que te espera abajo para los que vayan a ir, jejeje. Otra de las cosas que había que hacer era andar entre dos piedras que están una frente a la otra con los ojos cerrados, y si llegas a la otra piedra tendrás amor eterno. Nosotros lo hicimos y lo conseguimos!! Otra cosa era beber de una fuente de agua curativa en la que había que hacer una cola igual que las de Disney, jejeje. Cogías tu palito con el jarrillo de lata en la punta (eso si, previa desinfección en un sistema de purificación ultravioleta) y lo ponías bajo el chorro de agua y a beber. Teníamos tanto calor que nos pimplamos dos vasos cada uno, jejeje. Otra cosa que hicimos, porque nos lo explicaron un grupito de amigas japonesas, fue escribir en un papel con forma de persona un deseo y meterlo en un barreñito con agua, aunque no nos enteramos muy bien de para que era, pero lo hicimos, eso si.





Tras ver este templo dimos un paseito que recomendaba nuestra guía que te llevaba por callecitas con casas antiguas que nos gustó mucho. Este paseito desembocaba en un parque al lado de otro templo que no me acuerdo como se llama (si me acordara de todos los nombres de los templos seria guía turístico, jejeje).


Por cierto, que en este templo vimos una noche una especie de procesión en la que hombres vestidos todos de blanco iban con una especie de puro gigante echando humo y cargando un altarcito dorado en plan Maria Auxiliadora y el Lopito en Alcalá.
Pero no todo en Kyoto eran templos, aunque lo pueda parecer. También dimos paseitos muy agradables por calles comerciales, por el mercado de comida y por el río, que tenia en sus orillas terracitas donde la gente iba a cenar o a tomarse una cervecita o un té, que es más de aquí. También paseamos por Gion, el barrio de las Geishas, que tiene unas callecitas preciosas y muchos salones de té. Desgraciadamente no vimos ninguna geisha, no se si es que estaban en huelga o es que no era la hora del té cuando pasamos por allí.


Y ya habiendo visto Kyoto, nos fuimos en una excursión de un día a Hiroshima y Mijayima, dos sitios de obligada visita turística. En Hiroshima fuimos, obviamente, a ver la “zona cero” donde cayó la bomba y al museo conmemorativo. La verdad es que nos impresionó muchisimo, ya que ves como quedó el edificio que aun hoy está en pié, y en el museo ves imágenes y te explican como quedó la ciudad y por qué los EEUU decidieron tirar allí la bomba. Por cierto, ¿sabéis que la bomba explotó a 600 metros de altura? Por eso no hay un cráter enorme. Mató a todo ser vivo a 2 km a la redonda, y los mató el calor más que otra cosa, ya que al primer segundo tras la explosión se alcanzaba una temperatura en la superficie de 5000 grados centígrados, casi casi como en Sevilla en Julio.

Tras ver Hiroshima, y con el cuerpo algo cortado, nos fuimos en tren para Mijayima, una isla en tiempos sagrada a la que solo podían acceder los monjes que vivían en el templo que fuimos a visitar. El plato fuerte de este templo es que la Tori de entrada está en el mar, y por allí pasaban los barquitos que iban a la isla antes de llegar al templo. La verdad es que nos encantó, aunque la marea no estaba completamente alta. Tuvimos una suerte tremenda al llegar allí, porque había una boda! Nos quedamos por lo menos media hora viendo como transcurría la ceremonia con el Monje haciendo sus rituales y la novia vestida con su Kimono toda de blanco, la verdad que muy diferente a como son allí las bodas. Lo único que coincidía eran dos cosas: El intercambio de anillos, que era igual, con sus aplausos y todo, y el típico amigo borracho dando por culo, jejejej.



La siguiente ciudad que visitamos fue Kanazawa, donde mi hermano Carlos y mi cuñá Reme vivieron durante creo que 3 años (más o menos), y que nos recomendaron visitar. Una de las atracciones turísticas principales de Kanazawa es el parque Kenroku-en, que es un parque estilo Edo cuidado al detalle y que realmente nos encantó. Lástima que nos lloviera durante su visita, porque no lo pudimos disfrutar igual. Lo que sí nos disfrutamos con lluvia y todo fue el Okonomiyaki que nos comimos tras ver el parque.


Otra de las cosas que visitamos fue el barrio de las Geishas, que tiene un par de calles maravillosas, y en el que pudimos visitar una antigua casa de Geishas, que nos encantó.



Visitamos también el barrio de los samurais, lleno de casas con las paredes de adobe auténtico, y lo más increíble es que aguanta la lluvia. Eran un par de callecitas, pero muy muy bonitas y muy tranquilas, con un arroyo que discurría por ellas, nos encantó.


Al día siguiente, otro tren rumbo a la ciudad de Takayama, famosa por sus callejuelas estrechas de casas antiguas y por sus onsen (baños termales) en la montaña. Sólo estuvimos allí un día, así que lo de los onsen lo tuvimos que dejar para la próxima visita a Japón. Takayama es muy turística, estaba llena de guiris que se quieren alojar en un típico Ryokan (casa tradicional japonesa), con sus habitaciones de tatami y su baño de agua hirviente. Nos dimos un paseito por las calles de casas típicas que nos encantó, y nos comimos unos pastelitos que eran una especie de masa de gofre rellena de chocolate, ummmmm, nos supieron a poco!!

Y tras la visita a Takayama, de vuelta para Tokyo para pasar los últimos día y medio de relax en el Hilton de al lado del aeropuerto, jeje. Allí junto con Ana y Jesús nos relajamos yendo a un centro comercial a ver tiendas y jugando al Brandi Dog.


Llegado este punto donde se acaba nuestra aventura en Japón quiero decir un par de cosas antes de que siga Elena con su conclusión del país. Una es, de nuevo, para Miyoko y su familia. Miyoko, this is for you, Nobuki and his family: Again, THANK YOU very much, we will miss you every minute of our travel. We hope to see you FOUR in Seville really soon. Kisses a lot, we love you guys!!
La otra cosa que quiero decir es para mi cuñá Ana y mi cuñao Jesús: Muchas gracias por haber compartido vuestras vacaciones con nosotros, aunque a veces se haya parecido más a Austwitz que a unas vacaciones, jejeje. Teníamos “mono” de familia y vosotros habéis preferido veniros a Japón, que mira que está lejos, antes que iros a otro lado por estar con nosotros. Os lo agradezco en el alma. Lo he pasado muy muy bien, me he reído un montón y espero que cuando leáis esto estéis ya descansando de la pesadilla de vuelo de vuelta que os habeis pegado. Miles de besos, os queremos mucho a los dos.

Elena:

Quisiera hacer una breve reflexión sobre cosas que me han llamado la atención del país. La impresión que te llevas de cualquier lugar depende siempre de la idea previa o las expectativas que tuvieras sobre éste, y no tanto del sitio en sí mismo.
Por mi parte, mis expectativas sobre Japón eran bastante altas. Siempre había imaginado Japón como el país perfecto, no se por qué, quizás por lo que había leído y visto en la tele pero me lo imaginaba como perfecto en todo: en higiene, educación de la gente, tecnologías... Y no ha sido eso lo que he encontrado allí. He descubierto que es un país con sus virtudes pero también con sus defectos. La gente, por lo general, es bastante educada y amable. Se saludan tanto, se dan tanto las gracias y se hacen tantas reverencias que a veces resulta incluso ridículo. Pero si le preguntas a un japonés por una dirección te acompañará hasta el lugar aunque vaya en el sentido contrario. Y si no sabe pues duda, pregunta, pero en todo momento intenta ayudarte. Pero también hay gente de la que te pone una mala cara al atenderte en una ventanilla, te mete un empujón para entrar en un metro o se te cuela en una cola. Y eso me ha sorprendido muchísimo. Como también me ha sorprendido entrar en baños públicos muy sucios y con un olor insoportable o ver alguna cocina de un restaurante con una higiene más que dudosa. Evidentemente todo esto es absolutamente normal, lo que no eran normales eran mis expectativas.
También me sorprende el que prácticamente nadie hable inglés. Esto no debería ser un problema descomunal porque en otros países en los que la gente no hablaba inglés como la india, siempre hemos conseguido hacernos entender por señas. Pero en este país resulta imposible entenderse incluso por señas, es algo desesperante. Vale que no hables inglés, pero si te señalo una botellita de agua, froto mis dedos pulgar y corazón y pongo carita de incógnita se da por hecho que te estoy preguntando el precio. Pero cuando intentas explicarles por señas se ponen a decir que no como loquitos y yo creo que ni te escuchan, ni te intentan entender, se ríen, se tapan la boca y dicen insistentemente que no. Y aunque se lo expliques de diezmil formas diferentes te seguirán diciendo que no. Terminas por querer darte un chocazo con el mostrador de verdad. Lo que si hay que decir que son tan amables que siempre te dicen que no con una sonrisa.
Además me parece una gente muy poco resolutiva, son lentos y algo torpes lo cual me sorprende mucho si pienso que es un país a la cabeza mundial. Detrás de un mostrador puede haber diez personas, o detrás de la barra de un bar, y aún así se hacen un lío, un camarero de estos en Sevilla muere de un infarto. En puestos de lo más tonto hay más de una persona trabajando, para dar paso a las personas porque hay un trocito de acera levantado hay dos personas haciendo muchos aspavientos, para indicar la salida de un parking hay uno a cada lado de la calle... mucha gente en puestos de trabajos que allí sería impensable.
Seguramente todo esto que digo tendrá su explicación, pero como en este país todo está en japonés y absolutamente nada en inglés pues no te enteras de la mitad. Imagino que alguien que venga al país y sepa japonés le sacará mucho más jugo pero es complicado conocerlo en profundidad si no lo hablas.
Muy llamativo me ha resultado el ver a un porcentaje altísimo de mujeres con los pies zambos, andando de una manera rara o con las piernas ladeadas. Buscándole una explicación pensamos que quizás fuera de tanto sentarte en el suelo sobre las piernas, aunque en ese caso los hombres deberían tener el mismo problema. Sea por el motivo que sea la mayoría de las mujeres tienen defectos en las piernas.
También es alucinante para mi lo de la puntualidad, es algo que no he visto jamás en ningún otro país del mundo, se mide al minuto absolutamente todo. Los trenes, metros y autobuses salen en el minuto exacto del horario y van parando en cada parada a su hora exacta, da igual que haya un tráfico tremendo y haya estado parado en un atasco, jamás se retrasan ni un sólo minuto. Pero no sólo es así con los transportes, sino que la gente también tiene ésta mentalidad. Por ejemplo, la gente queda a las 8,42 minutos y es a esa hora y no a otra. Según ellos un minuto en japón es muy importante. Anda que igual que en España que contamos de cuarto en cuarto de hora je, un japonés de éstos lo llevas allí y lo dejas sólo y se nos muere de un infartito en un día.
Además son ordenados hasta límites insospechados, hasta que te da coraje ya. Si estás en una fila, viene el “ordenador de filas” (otro de esos puestos impensables en España) y te mueve dos centímetros a la derecha hasta que tus pies se alinean perfectamente con el de delante y entonces te sonríe amablemente como diciendo: así, ahí tienes que estar y no un centímetro a la derecha o a la izquierda. Que te quedas tu ya cagadito sin querer mover los pies no vaya a ser que vuelva el “ordenador de filas”.
La comida en general me ha gustado bastante, bueno, como todo, hay cosas que si y otras que no, porque yo lo de los espaguetis fríos es como el fideo que te encuentras en el mantel, me resulta imposible comérmelo. Pero otras cosas son deliciosas a pesar de ser una comida tan diferente a las que solemos conocer. Mi preferida es el Okonomiyaki (esa especie de tortilla que te preparan en una plancha en la mesa y que está que te mueres). Aunque al final hemos terminado con mas salsa en el cuerpo que Celia Cruz (como diría mi cuñao Jesús), porque aquí todo se come con salsa, con mucha, muchísima salsa.
Y por último me han sorprendido las japonesas, es algo increíble, alucinante, jamás había visto una población tan variopinta y estrambótica. Miles de japonesas van como la Barbie, extensiones de pelo por la cintura, ojos con pestañas postizas y super maquilladas, minifaldas con ligueros, medias por las rodillas, tacones de aguja, gafas gigantes, son muñequitas de verdad, pero algo que te tienes que quedar con la boca abierta cuando pasan por tu lado. Y son muchísimas las que van así, es algo normal. También las hay siniestras a todos los niveles y las hay de las que van vestidas de muñeca antigua pero estilo porno, otras van como payasitos con pantalón peto de cuadrados de colores, una moña fluorescente en el pelo, una pierna del pantalón subida y otra abajo... y toda esta gente no es que vaya así a una fiesta sino que van así de diario, a sus trabajos, de compras... y luego me sorprende la cantidad de gente que va con el yukata. Pero mucha muchísima. En Sevilla sólo llevamos el traje de flamenca cuando es fiesta pero aquí lo llevan por moda, así que muchas trabajan con él puesto y otras quedan para tomar café o ir de compras y van todas las amigas con el yukata, o la parejita que sale a pasear y se ponen los dos el yukata, así que siempre hay muchísima gente por la calle así vestida, es algo normal.
También tengo que decir que las ciudades japonesas, o al menos las que hemos visitados, son en general ciudades modernas en las que lo que hay que visitar son los templos o las calles que conservan las antiguas casas de madera, pero fuera de eso son grandes edificios modernos sin mucho interés o millones de tiendas. De esta forma lo que más me ha sorprendido de éste país es la gente y los templos, que son preciosos.
Por último decir que no me ha resultado tan caro como lo que esperaba. Es un tópico lo de que en japón te cuesta todo 10 veces más que en España. Hay cosas que si lo son, como la fruta que al ser importada resulta algo cara (un euro un melocotón). Los hoteles también, porque un hostel barato casi no baja de 50 euros. Pero comer en la calle resulta más barato que en España y la entrada a los monumentos suele costar entre 2 o 3 euros. Los transportes eso sí, algo caros, porque un billete simple de metro cuesta casi 2 euros, bueno depende del destino, pero si estás todo el día en el metro al final te has gastado una pasta.
Y esas son mis reflexiones finales sobre Japón, me ha desilusionado en algunas cosas y me ha sorprendido en otras. En China mis expectativas no son tan altas así que creo que esa es buena señal. Besitos a todos.
La aventura de Pablo y Elena Web Developer