Esta
semana hemos estado un poco bajitos de ánimo. No se si será porque
Taiwan no nos está gustando demasiado, o porque tenemos unas ganas
locas de que llegue el fin de semana (luego os cuento por qué), el
caso es que hemos estado sumidos en un estado de apatía permanente.
Y es que ya nos había pasado, que cuando el país no nos ofrece
mucho, la desgana se apodera de nosotros. Y hemos aprendido a lidiar
con esa apatía porque, aunque no lo creáis, no es un sentimiento
fácil de digerir cuando se está de viaje. Porque cuando uno está
de vacaciones permanentes se da por hecho que debe ser súper feliz
todo el rato. Otro estado de ánimo no se comprende y, si se siente,
da remordimientos de conciencia. Como si uno no se permitiera a sí
mismo no ser feliz al 100% sólo por el hecho de estar viviendo la
fortuna de viajar permanentemente. Pero desde aquí os digo que eso
es un mito. Cuando viajar se convierte en tu forma de vida, en el
viaje se dan todo tipo de sentimientos, como en el día a día de
cualquiera. Lo que pasa es que tengo que reconocer que días de bajón hay pocos, como cada día todo es nuevo, normalmente estás de buen ánimo y con muchas ilusiones diferentes. Pero algún día de bajón siempre hay. Y no os creáis, que al principio nos costaba, un día depresivo era como una tragedia: pero cómo puedo sentirme así si tengo
una vida maravillosa? Pues con los años hemos aprendido que
sentirse así cuando se vive viajando es algo normal, y que no pasa
nada por reconocerlo. Y os aseguro que entre los viajeros existe
cierto tabú en este sentido, el no reconocer que no se tiene un buen
día o que determinado país no te gusta. Pues yo reconozco
públicamente que Taiwan no me está gustando demasiado, exactamente
igual que nos pasó con Laos. Y que no se nos enfade nadie, que hay
mucho sensible que se puede doler con mis palabras, pero para gustos
los colores. Y no todos los países te tienen que encantar.
Obviamente unos te gustan más que otros y yo, como todo el mundo,
tengo mis favoritos. Y como habíamos venido bastantes veces a Asia,
en este viaje estamos visitando todos aquellos países que habíamos
ido dejando porque no teníamos mucho interés en visitar, como es el
caso de Malasia, Laos y Taiwan. Y, para ser honestos, ninguno de los
tres nos ha parecido espectacular. Sin duda, la estrella del viaje ha
sido recorrer las provincias de Yunan y Sichuan en China, contra todo
pronóstico. Veamos qué pasa con los países que nos quedan por
recorrer.
Pues
a lo que iba, que quizás porque no nos está gustando demasiado y
eso nos ha puesto en modo desgana, o quizás por las ganas que
teníamos de que llegara el fin de semana. Y por qué el finde? Si
vivimos de vacaciones y a mi me da igual que sea lunes, miércoles o
sábado? Pues porque el viernes, es decir hoy, volamos a nuestro
siguiente destino: Filipinas. Y porque, además de ser un destino del
que teníamos muchísimas ganas, se suma que viene mi familia de
visita, SI!!! viene mi madre y dos agregados que para mi son como mis
tíos, y los 5 vamos a viajar durante 25 días por las islas
filipinas. Ni me lo creo!! después de 7 meses ver a mi madre es,
como podréis comprender, un subidón total. Así que estábamos tan
ansiosos por que llegara el finde que casi que se nos ha hecho larga
la semana.
Pero
bueno, que no es que nos hayamos quedado acostados, que hemos seguido
dando la vuelta al país. Y la verdad es que en estos días hemos
visitado una ciudad muy interesante y el Parque Nacional de Taroko,
otro de los puntos importantes del país junto al Sun Moon Lake.Y han sido de las cosas que más nos han gustado.
Voy
a empezar contando dónde hemos dormido estos días. Se acabaron los
couchsurfings, no hemos encontrado nadie que nos alojara en nuestros
dos últimos destinos. Y ya os dije que dormir en este país es caro.
De todas formas se pueden encontrar opciones si uno se sale de los
típicos hostels para turistas. En estos hostels la gente paga 500
dólares (casi 14 euros) por una cama en una habitación compartida.
Pero normalmente, en todos los países, puedes encontrar hoteles que
no salen en las guías, cuyos dueños son locales y en los que
encontrarás turistas locales más que europeos. Y eso pasa en
Taiwan, que está todo lleno de hoteles con las letras en chino en
los que no hablan inglés y los precios son más económicos. En
Kaohsiung dormimos en el Sunwise Hotel en una doble con baño, wifi y
desayuno por 600 dólares (unos 17 euros) y os aseguro que estaba
impecablemente limpio. Y en Hualien (junto a la Taroko Gorge) hemos
dormido algo más caro, por 1000 dólares (27,7 euros) en el Green
George Guesthouse, lo mismo que nos pedían en los hostels por camas
en habitaciones compartidas. Pero está recién abierto, es un hotel
nuevo súper moderno, limpio y precioso. Así que estamos contentos
por haber encontrado opciones que no implicaran compartir habitación.
LA SALA COMÚN EN LA GREEN GEORGE GUESTHOUSE DE HUALIEN
La
ciudad de Kaohsiung ha sido la que más nos ha gustado de todas. Nos
ha sorprendido que es limpia, ordenada, con edificios más nuevos y
menos ruidosa que el resto del país. No es que sea una ciudad
histórica o tenga muchos puntos de interés, es sólo que es más
agradable pasearla. Hasta el mercado nocturno nos pareció más
limpio e invitaba más a sentarse a comer que los de las otras
ciudades que hemos visitado. Además tiene un puerto que, aunque esté
en obras, resulta interesante visitar. Las antiguas naves en las que
se almacenaban las mercancías que venían en los barcos, las han
convertido en un gigantesco centro cultural precioso. Lleno de
tiendas, restaurantes, cafeterías, teatro y todo tipo de negocio con
un diseño y un encanto que hace que puedas pasar el día entero allí
sin aburrirte. A nosotros se nos fueron muchas horas paseándolo de
arriba abajo. Además puedes recorrer su inmensa playa de arena negra
andando o en bici.
La
última parada ha sido en el parque nacional de Taroko. Tuvimos que
coger un tren desde Kaohsiung durante más de 5 horas para llegar
hasta Hualien, la ciudad más cercana a la garganta. Para ir hasta el
Parque Nacional nos compramos un ticket para un autobús turístico
(250 $ el día, 7 euros) que recorre el parque parando en los
diferentes puntos de los que parten las rutas para hacer caminatas.
Puedes bajar y subir al bus tantas veces como quieras, así que es
una opción genial para explorarlo. También es posible alquilar una
moto, pero está algo lejos de la ciudad y la carretera nos pareció
un poco complicada, con muchas curvas y muchísimos autobuses. De
todas las paradas que hace el autobús nosotros elegimos tres: La
primera fue Shakadang. Según la información era un trekking de 2
horas y media pero nos encontramos con que el camino está cortado a
la mitad porque lo destrozó el tifón del pasado agosto. Así que en
una hora lo tienes hecho. Una pena porque es precioso, las vistas del
río y el color del agua nos han dejado impresionados. Para mi, el
tramo más bonito.
La
segunda parada la hicimos en Yanzikou. Nos encontramos con que de
allí salen caminatas guiadas que hay que reservar con bastante
antelación. Tenía muy buena pinta pero como no lo sabíamos no
habíamos reservado y nos quedamos con las ganas. No habíamos oído
nada de eso en ningún sitio así que no lo pudimos hacer. Sólo
pudimos hacer una caminata de una hora por el camino de la carretera.
Las vistas son muy bonitas porque la garganta se estrecha bastante,
puedes ver el río abajo y las paredes verticales a ambos lados. Es
peligroso porque caen piedras y todo el mundo iba con casco menos
nosotros... imprudentes.
La
última parada es la que menos nos ha gustado: Lushui. Tiene un
camino de una hora hasta un puente colgante alucinante, pero el
camino no va por el río, por lo que es menos espectacular.
Y
como con ésto se acabaron nuestros 23 días en Taiwan, hoy mismo
hemos vuelto en un tren hasta Taipei (2 horas) y de ahí en autobús
directos al aeropuerto. En unas horitas despegamos, así que esta
noche dormimos en Manila. Estamos muy emocionados, hoy es de esos
días de subidón total. Un nuevo país, Filipinas, y nuestra familia
nos esperan: Allá vamos!!!
Qué pasada el parque nacional. Que disfrutéis de la familia!
ResponderEliminarBesos.