Qué ver en Ushuaia y el Parque Nacional Tierra de Fuego

Al fin, y después de una espera que se ha hecho muyyyyy larga, llegó el momento de volver a hacer la maleta. Los últimos días fueron un poco locos, sobre todo por preparar la casa, limpiarla a fondo y dejar cajones vacíos y hueco en el armario para los intercambios de casa, preparar la maleta, despedirte de la gente... pero llegó el día 18 y todo fue sobre ruedas.

Después de que mi madre nos cebara con garbanzos, pisto, guisantes y caprichitos varios, si, lo admito, algún que otro ferrero rocher para el michelín, durante los últimos días, a las 3 de la tarde del día 18 nos fuimos para el ave para comenzar un viaje de 27 horas.

En el ave fuimos divinamente, codeandonos con la jet set, que es a lo que nosotros estamos acostumbrados: El loco de la Colina, Francisco Rivera, M José Santiago... llega a venir el Golosina y ya soy feliz para el resto de mi vida. Y en ese ambiente de lujo y poderío llegamos a la capital. Claro que alguien de mi nivel debería hacer ido hasta el aeropuerto en taxi pero claro, el presupuesto daba para metro, que no es que yo no tenga para taxi, sino que como el viaje es en plan mochilero pues tenemos que meternos en el papel desde el principio, jeje.

El siguiente triunfo fue que al embarcar las maletas nos dicen que el vuelo de Madrid a Buenos Aires, de 12 horas y media, va casi vacío. Poseídos por un espíritu estratega y de supervivencia, pedimos dos asientos del final del avión, en una fila de 4 que nos aseguran que es para nosotros solos porque están repartiendo a la gente. Y entonces comenzamos a maquinar: entramos los últimos, cuando ya cada uno esté en su sitio y veamos lo que hay libre, nos sentamos cada uno en una fila, plantamos los abrigos, mochilas, libros... por todos los asientos y nos garantizamos una fila de 4 para cada uno. Al final la estrategia dio resultado: dormidina al canto y 10 horas durmiendo como una bendita tumbada a todo lo largo.

 

DURMIENDO EN EL AVION

Ahora, una cosa tengo que decir para hacer honor a la verdad, Aerolineas Argentinas es una cañería de compañía. A pesar de tener fama de impuntual salió como un reloj, pero la comida era lo peor, sin pantallas individuales, sin kit de supervivencia en plan cepillito de dientes y tapones para los oídos... vamos, que están cortitos.

Llegamos a Buenos Aires muertos de hambre porque la comida había sido más bien escasa. Pero la escala fue tan corta y tan rápida que sólo pudimos pasar por la puerta del Mcdonals del aeropuerto y sufrir por no poder ingerir dos Bigmac seguidos. Vaya suplicio.

El siguiente vuelo era Buenos Aires-Ushuaia con escala en el calafate. En el billete ponía: refrigerio incluido. Y los dos nos preguntabamos a qué llamarían esa gente refrigerio, porque a esas alturas y con mi mala leche del hambre para mi refrigerio es comerme el refrigerador entero. Resultado: una magdalena de chocolate y un zumito de naranja que ingerí en 30 segundos. El paisaje durante este vuelo fue alucinante: tierra, tierra y más tierra, ni un alma, ni un pueblo, ni un poquito de verde, inmensas extensiones de tierra marrón. Era como el de Australia pero aquél era rojo, y este marrón, pero igual de árido y de desierto.

 

EL PAISAJE DESDE EL AVIÓN

Tenemos que decir que nos llevamos un gran disgusto porque al llegar al aeropuerto descubrimos que habían roto todos los candados de la maleta y habían revuelto toda nuestra ropa y sacado todo de los distintos neceseres que llevamos. Claramente habían estado rebuscando y comprobamos que nos faltaban un altavoz que le habían traído los reyes a Pablo para oír música y la navajita multiusos. Además a Pablo le habían roto un ganchito de su maleta y a mi maleta nueva le habían arrancado el sellito de la marca dejando dos pequeños agujeros en la tela. Y a mi lo de mi maleta me cabreó un taco así que nos fuimos a reclamar. Pero vamos, que sabemos que es un caso perdido, respuesta de la chica de Aerolíneas: ya les responderán por email. Que es igual que decirte: pues nada hija, ajo y agua que es lo que damos en estos casos. Pero bueno, nosotros pensamos que fue en el aeropuerto de Madrid, no hay nada que hacer, gajes del viajero.

Y por fin, unas 27 horas después de haber salido de casa, llegamos a Ushuaia, un taxi al centro (5 €) y llegamos al hostel que habíamos reservado: Hostel Yakush, 40 € la doble sin baño la noche. Durante el viaje voy a poner los precios de todo porque hay viajeros interesados en sudamérica que nos lo han pedido, normalmente suele ser información fundamental para el que planea un viaje como este. El hostel está bastante bien, justo en el centro, acogedor, la habitación es amplia y se hace confortable, con instalaciones agradables... sin grandes lujos pero correcto, estamos contentos. Y el personal encantador.

 

EL EXTERIOR DEL HOSTEL

 

LA COCINA

 

LA HABITACIÓN

 

EL COMEDOR CON VISTAS A LA CALLE PRINCIPAL

Aquí hemos pasado 4 días. Es verdad que puedes verlo todo en un par de días si quieres, pero nosotros tenemos mucho tiempo y preferimos ir bien despacio, disfrutando de todo, paseando las calles. Mi impresión de Ushuaia? Si soy sincera tengo dos impresiones un poco contradictorias. Por un lado da la impresión de una ciudad montada para el turismo que se sostiene gracias a vender la idea de “el fin del mundo”. Claro que luego te especifican que, aunque la vendan como la ciudad más austral del mundo, hay otra más al sur pero pertenece a Chile y es más pequeña, es sólo un pueblo y claro, eso no cuenta. Y también que el faro del fin del mundo, al que van irremediablemente todos los turistas, tampoco es el faro del fin del mundo, el auténtico está mucho más lejos, pero para que el turista se vaya contento construyeron uno más cerquita y allá que van los barcos con excursiones a precio de oro a ver el que ellos dicen “el mal llamado faro del fin del mundo”. Pero esto está tan masificado que aquí uno no se siente en el fin del mundo. Por eso digo que hemos llegado al fin del mundo por segunda vez. La primera fue en Nueva Zelanda y, para mi, aquello si que era el fin del mundo. No sólo porque esté el doble de lejos sino porque allí, cuando llegamos al extremo sur, no había nada, ni un turista, ni un coche, sólo un faro auténtico, grandes acantilados, leones marinos, pingüinos y tu. Y te sientes en el fin del mundo de verdad. Aquí el turismo resta encanto al lugar.

Pero lo sorprendente para mi es que el sitio es suficientemente hermoso para ser un reclamo por si mismo, sin tener que vender ninguna imagen especial, simplemente es un lugar especial, y sólo con mirarlo en un mapa descubres por qué, justo en el sur del continente, con miles de islas que forman canales, a sólo 1000 Km de la Antártida, con montañas nevadas, glaciares... es precioso.

La ciudad está ubicada en un lugar increíble, justo a la orilla del mar y con montañas nevadas y glaciares justo detrás, tan cerca que podrías ir andando. Es algo muy sorprendente, porque como es una ciudad pequeñita, si te pones en una calle y miras hacia un lado ves el mar ahí cerquita, y si miras hacia el otro las montañas nevadas, es algo precioso, yo nunca vi algo así, tan cerca.

 

LA CALLE PRINCIPAL DE USHUAIA

 

AQUI SE RESPIRA EL ESPÍRITU SALESIANO, ¡¡VIVA DON BOSCO!!

 

  EN EL PUERTO SE MUESTRAN LAS DISTANCIAS QUE HAY A LA ANTARTIDA Y OTROS PUNTOS DEL PLANETA

VIMOS MUCHOS PINGÜINOS PERO UNO ERA IGUALITO QUE YO

Hoy hemos ido andando desde el mar hasta el Glaciar Martial! Llegué muerta porque el desnivel es muy grande y resulta muy cansado ir subiendo, pero llegamos casi a la base del glaciar. La suerte y la desventaja es que es verano. Suerte porque como hay poca nieve, puedes subir hasta muy alto, la montaña no tiene nieve hasta muy arriba y puedes subir por lo que en invierno es la pista de esquí. La desventaja es que hay poca nieve, pero no por eso es menos bonito, las vistas de la ciudad desde arriba son espectaculares.

SUBIENDO HACIA EL GLACIAR
 
LAS VISTAS DEL PUERTO DESDE ARRIBA
 
EL ULTIMO TRAMO ERA EL MAS DURO

Esa ha sido una de las excursiones que hemos hecho. Otra ha sido, por supuesto, el paseo en barco por el canal Beagle. Dura unas 3 horas y conseguimos el más barato a 26 euros por persona. El paseo es muy bonito, pasas por varias pequeñas islas rocosas llenas de leones marinos y de cormoranes, vas rodeado de montañas nevadas y de naturaleza en estado puro, llegas hasta el “mal llamado faro del fin del mundo”, das la vuelta y vuelves. La verdad es que, a pesar de que había muchos barcos llenos de turistas que iban en fila por el canal, el sitio es tan bonito que se te olvida lo demás. Aquí os pongo algunas fotos:

 
EL BARCO, EN EL QUE IBAMOS 35 PERSONAS, PERO CON EL FRIO QUE HACÍA IBAN TODOS DENTRO Y EN LA CUBIERTA NOS QUEDAMOS 5

 
EL "MAL LLAMADO FARO DEL FIN DEL MUNDO"

 
UNA ISLA LLENA DE LEONES MARINOS Y ELGRAN LEON EN PRIMER PLANO

LA VISTA DE USHUAIA DESDE EL MAR

Otro día nos fuimos al Parque Nacional de Tierra de Fuego. Ir al parque nacional cuesta 11 euros de transporte hasta el parque y 13 de entrada, en total casi 50 euros por el paseo. EL parque es inmenso y hay muchas caminatas para hacer de distinta dificultad. Nosotros, que somos unos deportistas “de gran categoría” (que te gusta esta expresión, cuñao) cogimos la de dificultad fácil, que es una dificultad que por nuestra preparación física podemos soportar perfectamente. Hemos hecho 4 horas de caminata por senderos entre montañas y lagos. Al final llegamos hasta el final de la carretera Nº 3 que une Buenos Aires con el fin del mundo. Y ese lugar es como el final de todo, donde ya no se puede ir más allá. Las vistas desde ese sitio son preciosas.

 
EL FINAL DE LA CARRETERA Nº 3
 
ESTAS SON LAS VISTAS DESDE EL ULTIMO MIRADOR

Por el camino pasamos varios lagos y algunas castoreras. Los castores se están cargando este parque nacional. Lo están destruyendo hasta tal punto que tienen que controlar la población para que no se vayan más allá de donde están. Y es increíble ver lo que tienen montado allí los tíos, unos embalses de ramitas que lo flipas, todos los árboles a ambos lados del río completamente comidos, el resto podridos... Pero los castores, lo que viene siendo de 2 a 3 de la tarde se ve que estaban durmiendo la siesta, porque aunque instalamos allí un chiringuito y almorzamos nuestros bocatas mirando fijamente la castorera, por allí no apareció ni uno. Pero nos han dicho que suelen moverse por la noche y que es muy complicado verlos durante el día. EL día estaba muy bonito y la excursión ha estado bien, no se si para los 50 euros que ha costado pero bueno, el día ha sido agradable.

 
EN LA CASTORERA

LOS SENDEROS PASAN POR SITIOS LLENOS DE VEGETACIÓN

 
UNO DE LOS LAGOS

Como cosas llamativas son que aquí hace un frío que te mueres. Están en verano, es como agosto en España, y todo el mundo lleva guantes y gorro de lana!!! yo me moriría si tuviera que vivir en un sitio así. Nosotros algunos días incluso nos pusimos las mallas térmicas debajo de los pantalones porque el frío te helaba. Con el tiempo hemos tenido suerte, ha lloviznado dos días durante un ratito pero el resto no, e incluso salía el sol a veces. Y lo mejor para mi: aquí sólo es de noche 5 horas al día, de 11 a 4 de la mañana. Es como en los países nórdicos en Europa! Y a mi me flipa! No me cuesta dormir con luz para nada y el día se hace más largo, se aprovecha mejor, y sobre todo, cuando me despierto por la noche para hacer pipí no me da miedo ir al baño, que hay que recorrer medio hostel para llegar a el. Aquí sale ganado Pablo, porque cuando me da miedo lo despierto al pobre para que me acompañe. Así que los dos contentos.

Y lo peor de esta zona: es caríiiiiiiisimo, la muerte de caro. Con decir que el primer día cuando llegamos con el hambre nos metimos en el primer sitio que vimos y pedimos 2 botellitas de agua (2 €/u) y dos cutre-hamburguesas (8 €/u), en total 20 €!!! y en los restaurantes los platos cuestan entre 8 (un plato de pasta) y 20 € (carne) y las bebidas igual. Así que hemos decidido comer todo el rato en el hostel. Suerte que aquí al ladito hay un gran supermercado y hemos podido comprar y cocinar lo que hemos querido. Y como está justo en el centro pues no cuesta venir a comer y echarnos una breve siesta antes de seguir pateando. Pero es llamativo lo caro. Hemos coincidido con unas francesas que también están flipando con los precios, y son de París!!! así que bueno, este no es un sitio para quedarse mucho tiempo.

Respecto a españoles estamos viendo algunos. No hay mucha gente de nuestra edad porque la gente suele venir a Argentina de viaje de novios y la temporada de bodas en España aún no ha empezado. Además Ushuaia no es un destino típico de viaje de novios. Pero me sorprende que estamos viendo muchas parejas de españoles cincuentones viajando por libre con las mochilas. En nuestro hostel hay varios. Y la mayoría son catalanes, que tenemos que decir que, por nuestra experiencia, son los que más viajan.

Y mañana nos marchamos de aquí rumbo a El Calafate. Normalmente este trayecto se hace en avión porque es bien largo. En autobús son como 20 horas. Así que, como no tenemos prisa, hemos decidido dividirlo en tres tramos, haremos cada día unas horas para no cansarnos demasiado. Pero no es fácil, hay tramos de 9 horas donde no hay ni una sola parada porque no hay nada. Así que estamos condicionados, pero intentaremos hacerlo lo mejor posible. Y aquí os dejamos, ya os contaremos más cuando hayamos avanzado hacia el norte. Besos a todos!