Información sobre la playa de Atacames en Ecuador



Este año decidimos pasar la Navidad en la playa. Pedimos muchos consejos con respecto a cuál ir, pero a la hora de decidir optamos por la playa más cercana a Quito. Desde Lago Agrio, donde vivimos, tenemos 7 horas de autobús hasta Quito, y luego desde allí otras tantas a la playa. Como digo, Atacames es la playa más cercana y, aún así, tienes que hacerte otras 6-7 horas de bus. Como no queríamos hacer más de 14-15 horas en total, elegimos Atacames como destino de nuestras vacaciones. ¿Y qué información podemos daros al respecto de este destino playero?


                En primer lugar diremos cómo llegar desde Quito. En Quito hay dos terminales de autobuses principales: la de Quitumbe al sur, y la de Carcelén al norte. Desde ambas salen autobuses a la playa. En mi opinión, desde Carcelén se tarda una hora menos (6 horas en vez de 7) y hay muchas menos curvas en el camino. La ida la hicimos desde Quitumbe en un autobús de la empresa Continental que era una mierda. El camino fue malísimo y lleno de curvas. Paramos en Esmeraldas y de ahí fuimos a Atacames. La vuelta la hicimos en un bus especial de Transesmeraldas, con dos plantas y unos asientos alucinantes, no paró en Esmeraldas y tardamos 6 horas hasta Carcelén. El precio del viaje son 10 dólares por persona si vas en el cutrebus y 12 si vas en el de lujo, y ya os digo que merece la pena pagar los dos dólares más porque la diferencia es brutal.

                El autobús te deja en el centro del pueblo y, si tus maletas no pesan demasiado, no merece la pena coger un taxi hasta la playa. Puedes cruzar la calle, cruzar un puente peatonal y ya estás en segunda línea de playa. Ya sólo te queda buscar hotel. No te preocupes por reservar, ya que hay más habitaciones de hotel que personas en todo el Ecuador. En la playa de Atacames no hay prácticamente casas, solo hoteles, restaurantes y tiendas de suvenirs. Los precios de los hoteles varían. El más cañero está en primera línea, se llama “El marqués” y tiene muy buena pinta, pinta de hotelaco con su restaurante, su piscina y hamacas en toda regla. Ese cuesta 85 $ la noche la opción más básica que puedas imaginar. Pero como nosotros vamos siempre de tiesos, nos tocó visitar todos los hoteles de la primera línea para ver qué conseguíamos. Casi todos tienen piscina (suele estar en la azotea), y casi ninguno ofrece desayuno. Los había desde 20 $ la doble. Nosotros conseguimos una habitación simple pero limpia, mirando al mar y la piscina en una planta 6 en el hotel Orus. No es nada especial, pero está limpio y teníamos una mesa en la habitación donde desayunar. Por cierto, que siempre llevamos nuestros dos tazones y dos cucharas, el colacao y los crispis, y allí donde vamos compramos leche y ya están los niños desayunados. Que conste que fuimos en Navidad, igual los precios eran un poco más altos por ser temporada alta, pero creo que no.
Desde la azotea de nuestro hotel

                Sinceramente, la playa de Atacames no es nada del otro mundo. Está tan explotada que no hay palmeritas en la playa ni nada exótico. Delante de los hoteles de primera línea está la calle asfaltada y sobre la arena los chiringuitos, uno detrás de otro sin final. Sólo en uno de los dos extremos de la playa hay alguna palmera delante de una casa lujosa, pero la corriente del mar va en aquella dirección y se acumula toda la basura sobre la arena.

                ¿Dónde se puede comer? Pues en cualquier esquina. Hay restaurantes por todas partes y puedes encontrar menús de sopa, primero y jugo por 3,5 dólares. Los platos de pescado cuestan unos 6-7 dólares, y da igual que te lo comas en primera línea que en tercera, cobran lo mismo sorprendentemente. Si te vas al pueblo la cosa cambia. En la plaza principal del pueblo (tienes que preguntar para que te indiquen cuál es) hay un par de sitios nuevos y molones con comida muy barata. Nosotros cenamos casi todos los días enfrente de la estación de transesmeraldas, donde hay una pizzería de un chileno donde te puedes comer por 5 dólares una pizza mediana para dos personas, o por 3$ un sándwich cubano con pan francés para morirse. Los jugos son inmensos y cuestan 1,20 dólares. Ese fue nuestro sitio de cabecera para comer. Al lado hay también un chino muy barato, pero existiendo el chileno, ¿quién quiere arroz frito?


Si vienes a Atacames debes saber que hay música para bailar, mucha música y a un volumen de locos. A las 6 de la tarde ya están todos los chiringuitos convertidos en zona de baile, y hasta las 2 de la mañana sonarán tan fuerte que incluso desde la cama y con los tapones puestos no podrás dejar de oírla. Salvo si eres Pablo, que parecía que flotaba en una dimensión paralela y dormía como un auténtico bendito.
Y así como en la India veías a las mujeres con los sarees bañándose en la playa, aquí veíamos a las señoras de la sierra con sus faldas largas, su sombrerito y sus trenzas paseando tan ricamente por Atacames pero sin atreverse a acercarse siquiera al agua. Seguramente muchas de ellas no habían visto el mar en su vida! 

Y allí pasamos la Navidad, cenando una pizza en el chileno los dos solitos y a la cama, echando de menos a la familia pero disfrutando de las vacaciones y del mar. Hemos pasado el día paseando por la playa y descansando. Nos han venido de muerte las vacaciones y hemos recargado pilas!
Y de ahí saltamos a Quito para pasar el fin de año, pero eso os lo contamos en el próximo post. BESOS!!


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