Hampi, una ciudad muy especial


Hemos pasado varios días en Hampi, una ciudad a 5 horas en autobús de la Fundación Vicente Ferrer con mucho turismo gracias a sus templos únicos y a su maravilloso paisaje. Que interesante, no? Pues si, pero también recibe tanto turismo gracias a que allí rula la droga que es un gusto, por lo cual está llena de jóvenes (sobre todo israelitas) que se pasan el día colocados a base de marihuana y otras sustancias. Desde mi punto de vista es la parte negativa de Hampi, pero los paisajes hacen que aún así, merezca la pena visitarla.

LAVAN LOS PLATOS EN LA PUERTA, PERO MIENTRAS QUE LAVAS Y NO ALGUNA VACA PUEDE IR HACIENDO TU TRABAJO

La ciudad está dividida en dos partes por un precioso río que hay que cruzar en un barquito. El problema es que el último barquito cruza a las 6 de la tarde y llegamos a Hampi a las 5. Nos habían recomendado dormir al otro lado porque era más tranquilo, pero decidimos buscar primero en la parte de los templos por si encontrábamos algo que mereciera la pena. Y madre mía que desilusión, era todo carísimo y Ayesha y yo, que fuimos a buscar mientras que Pablo y Rita se quedaban a cargo de las maletas, vimos sitios con mierda de la que se acumula a lo largo de años. No nos cuadró nada así que corrimos en busca de estos dos y llegamos por los pelos a coger el último barco. Vamos barco, una lanchita motora en la que meten a 50 guiris apiñados como sardinas.

ESTE ES EL RÍO DE HAMPI
HOMBRES LAVÁNDOSE EN EL RÍO

En el otro lado encontramos uno de urgencia, caro y sucísimo. Pero se había hecho de noche y estaba todo lleno, así que decidimos quedarnos en ese y seguir buscando a la mañana siguiente con luz. Así que cenita y a la cama, pero os juro que pasamos un frío aquella noche los cuatro que nos levantamos todavía tiritando. Por suerte encontramos otro que estaba un poco mejor, no es que estuviera limpio pero tenía un poco menos mierda que el otro, que ya era algo, y al menos costaba bastante menos, el primero 14 euros y este 10, así que al menos si duermo en mierda que me cueste barato, no? Pero el sitio era agradable y con un restaurante muy molón: Gouthami Guest House a 700 rupias. Eso si, el agua caliente te la traen en un cubito aparte previo pago de unos 50 céntimos.

UNA CALLE DE HAMPI

Ese día cruzamos con el barco y nos fuimos a ver los templos. Bueno los templos... el templo principal, porque somos muy perros y solo paseamos y comimos, que ya sabéis que comer nos pierde.

EL TEMPLO PRINCIPAL

Y por la tarde fuimos a ver ponerse el sol a unas rocas desde la que se pierde la vista entre campos de arroz. Todo el mundo va a esas rocas a ver ponerse el sol, porque las vistas son realmente espectaculares así que parece un lugar mágico. Aunque de silencio nada de nada, algunos tocan el jembé y cientos de niños pasan gritando “chai chai” vendiendo té.
PUESTA DE SOL EN HAMPI

Pero lo más bonito fue alquilar una moto e irnos a pasar todo el día dando vueltas. El paisaje de esta zona es muy peculiar, porque está lleno de campos de arroz y piedras inmensas en una unión que no habíamos visto nunca.

EN NUESTRA MOTO, POR 200 RUPIAS AL DÍA (NI 3 EUROS) PERO TAN VIEJA QUE ME TENÍA QUE BAJAR EN LAS CUESTAS PORQUE NO TIRABA

Primero fuimos a bañarnos al río. Si, lo se, hay que tener valor, en un país en el que hay bichas como panes y en un río llenito de carteles por todas partes en los que ponía “no bañarse, reserva de cocodrilos”. El caso es que allí había un montón de guiris en el agua y yo pensé en que entre tanta gente, la posibilidad de que fuera yo la comida no era demasiada. Claro que luego vi a todas las guiris con su tipito monísimo de la muerte y mis cachas y mi barriga y asumí que mis posibilidades aumentaban al menos en un 10%.
EL LAGO DE HAMPI

A medio día visitamos un pueblito llamado Anegundi. Fuimos como de casualidad para almorzar uno de los thalis más picantes que me haya comida nunca, porque en realidad no hay nada especialmente turístico allí salvo un templo enorme. Pero es un pueblo rural, de los que las mujeres van literalmente con el cántaro a la fuente, lavan los cacharros en la puerta de su casa en el suelo y la ropa en el río. Las calles están llenas de vacas, pollos, cabras y perros y las mujeres pasean preciosas con sus saris. Os dejo algunas fotos.



 
ESTO ES LO MÁS TURÍSTICO QUE HABÍA PERO NO HABÍA EXPLICACIÓN DE QUÉ ERA
Y UN TEMPLO HINDÚ

EL RÍO Y LAS MUJERES LAVANDO LA ROPA

De vuelta a Hampi paramos en otro templo. No sabemos su nombre, sólo que estaba escondido en una montaña. Más que un templo era un ashram con muchos monjes, pero el que más me llamó la atención fue este.

EL TEMPLO
EL MONJE O COMO SE LLAME ESTE TIPO DE GENTE QUE LO ABANDONA TODO
LAS VISTAS DESDE LA CIMA DEL TEMPLO, VIMOS ATARDECER Y FUE UNA GOZADA

La idea era ir al día siguiente a visitar los templos pero Ayesha amaneció mala. Mala malísima de la muerte, había pasado toda la noche de diarrea y vomitando y pasó todo el día con fiebre muy alta. Decidimos no dejarla solita y nos quedamos todo el día cuidándola, así que los templos los dejamos para el día siguiente. Lo que no esperábamos es que al día siguiente fuéramos Pablo y yo los que amaneciéramos con diarrea y vómitos y lo pasáramos en la cama. Y peor aún, aquella noche teníamos un autobús nocturno de 12 horas sin baño a nuestro siguiente destino. Sobrevivimos? Claro que si, porque somos todoterreno, pero os lo cuento en el siguiente post. Besos a todos!

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