Qué ver en Mandalay y el río Ayeyarwady



El lunes por la mañana, tras un desayuno buffet en el hotel de Bangkok y un vuelo de dos horas, llegamos a Myanmar. Desde el avión ya se veía qué tipo de país nos íbamos a encontrar: se veía todo plano, puritita naturaleza con ríos, templos dorados desperdigados que salían de la vegetación y pequeños pueblitos con casas de madera con techo de chapa o paja. El aeropuerto de Mandalay es muy auténtico, con sus torres como templos y sus letras que no se entiende ni una palabra. Pero el autobús que vino a recogernos para llevarnos a la terminal del aeropuerto internacional era aún más auténtico. Sólo bajarte del avión ya compruebas que todo lo que has leído en post y artículos sobre la gente es cierto: son encantadores y sonríen todo el rato. Todo el mundo te responde amablemente con una sonrisa, esas sonrisas que enamoran porque se ven sinceras. Desde el primer momento esta gente me ha enamorado, simplemente me encantan.

Con todos los países que llevamos vistos los cuatro coincidimos que nunca hemos visto gente como esta, dispuesta a ayudar sin pedir nada a cambio y con una sonrisa. No piden, venden cosas pero no insisten si les dices que no. Son pura amabilidad, confiados y desinteresados. Realmente una gente única. Además tienen una belleza especial, al menos cuando son niños, y adornan sus caras con Thanakha, un polvo que sacan de la corteza de un árbol y que les sirve tanto de decoración como de protector solar.  
EN EL BUS QUE NOS LLEVÓ HASTA LA TERMINAL
 
ALGUNOS NIÑOS CON LA CARA PINTADA CON THANAKHA  
Air Asia tiene un autobús que te lleva gratuitamente al centro de la ciudad. El autobús también se caía a cachos pero los chicos que iban en él trabajando (porque en estos países siempre hay mucha gente trabajando en todas partes) eran encantadores. Nos dejaron en el centro, si es que a esto se le puede llamar centro. La ciudad es absolutamente cochambrosa, con las aceras rotas, sucias, contaminada hasta no dejarte respirar, ruidosa por los miles de coches y motos que la abarrotan y con edificios antiquísimos que no ven una capa de pintura desde tiempos de la prehistoria. Poco encanto la verdad, nada especial. Nos metimos en una calle en la que parecía haber varios hoteles y preguntamos en todos. Tras visitar alguno en el que no dábamos crédito de ver algo tan absolutamente cutre por esos precios, al final nos decidimos por el Nylon Hotel, que no es que esté bien pero era el mejor de los que vimos, y la habitación está muy limpia. Con desayuno y baño por 17,50 € la doble. Cutre pero para nosotros perfecto. Hay que decir que las había mas baratas pero sin ventanas, hemos preferido pagar un poco más y tener ventana para que entre la luz y el sol y no huela tanto a humedad. La diferencia eran unos 2 euros, ohhh que derroche!!!  
HABITACIÓN DEL NYLON HOTEL  
LOS MANOJOS Y MANOJOS DE BILLETES PORQUE CLARO, UN EUROS SON 1300 KIATS 
Soltamos las cosas y nos fuimos a buscar dónde comer, cosa bastante complicada en esta ciudad. Nunca nos ha importado comer en puestos callejeros o en barecitos de gente local pero aquí la mayoría de los sitios no apetecen mucho. El del hotel nos recomendó el Rainbow, que dentro de lo que cabe estaba bastante bien y comimos arroces con distintas carnes y estaba rico. Nos ha costado el almuerzo 3,5 euros por persona. Y luego decidimos ir a buscar a alguien que nos alquilara unas motos para ir al día siguiente a visitar unos templos que hay en los alrededores de la ciudad. Por suerte un hombre cerquita del hotel alquilaba un par de motos, así que tras sentarnos en su salón y negociar un poco el precio, las conseguimos por 8 euros cada una para toda esa tarde y el día siguiente. Genial, porque con 33 grados y una humedad de la muerte mortal estamos aplatanados y no tenemos ganas de ir andando a ningún sitio. Además las distancias son muy grandes y son pateos largos, así que lo mejor es tener una moto para moverse más libremente. Claro que esta tarea no está exenta de peligro porque el trafico es, realmente, infernal. Hay motos y bicis que se cruzan en todas direcciones sin respetar ningún tipo de señal, que por otra parte tampoco se entienden porque hasta los números están en su alfabeto. Además las bicis llevan a varias personas encima, pitan todo el rato, los coches llevan la radio a todo volumen y todo es un absoluto caos. Pero allá que íbamos los cuatro en nuestras motitos felices de la vida.  

 
EN EL RAINBOW ALMORZANDO  
 
EN CASA DE LA SEÑORA NEGOCIANDO LOS PRECIOS DE LAS MOTOS  

NUESTRAS MOTITOS Y DETRÁS UN TEMPLO PRECIOSO  
Decidimos ir con las motos a una colina que hay en la ciudad desde la que puedes verla entera con el río y el atardecer. Así que allá que nos fuimos por caminos y caminos hasta que conseguimos llegar a lo alto de la colina. Flipo, definitivamente flipo. Las motos se dejan en un pequeño parking y hasta llegar a la cima hay que descalzarse y subir por tres tramos larguísimos de escaleras mecánicas. Si, como oís, entre monjes y turistas descalzos subiendo escaleras mecánicas para llegar al templo que hay en la cima de la colina. Yo no me lo podía creer vamos, pero allá que estábamos, flipando los cuatro. El templo está lleno de cristalitos y lucecitas y hay monjes por todas partes decididos a hablar con los turistas. Debe ser que esto de estar todo el día en un monasterio budista es algo muyyyy aburrido y están deseando hablar con algún guiri que les de vidilla. A nosotros se nos arrimó uno que nos acompañó todo el rato, claro que como no sabía casi ningún inglés era casi imposible la comunicación y nos dedicamos a decirle que si a todo tan sonrientes como él. Y no nos pidió luego nada a cambio, tienen un carácter de lo más amable.  
 
EL TEMPLO EN LA CIMA DE LA COLINA 
 
LAS VISTAS DE LA CIUDAD  
 
HAY QUE DARLE TRES VECES AL GONG PARA REZAR, SI ES QUE ENTENDÍ BIEN...
 
AQUÍ CON EL MONJE QUE CON SU PEDAZO DE MOVIL NOS HIZO ALGUNAS FOTOS A NOSOTROS TAMBIÉN. COMO ESA DE DETRÁS SON TODAS LAS PAREDES DEL TEMPLO, NO ES UN FLIPE?
 
HAY RECIPIENTES CON AGUA PARA QUE LA GENTE BEBA. EL QUE ME CONOCE SABE PERFECTAMENTE QUE NO BEBÍ. 
Y bajamos de la colina ya completamente de noche. Tanto que casi que nos perdimos por caminos y caminos hasta que encontramos la ciudad. Claro que hubo que pararse a echar gasolina. La gasolina la vende gente en la calle que tiene botellas de agua de un litro rellenas de gasolina. Te paras y por 80 céntimos te echan una de las botellas.
 
ECHANDO GASOLINA. BUENO, EL TIPO VOLCANDO LA BOTELLA CON UN EMBUDO.
Y ya por la noche nos fuimos a cenar en otro sitio que tenía un poco de buena pinta, el Smile All 81, en la calle 81. La verdad es que todo estaba súper rico, menos un plato algo extraño que tenía una cosa parecida al cable plano que traen por detrás las televisiones, y que nos quedamos con las ganas de saber qué era. Pero estaba muyyy picante y casi que lo dejamos enterito. Esta vez pagamos 2,5 euros por persona. Y ni que decir tiene que los camareros fueron súper amables, siempre con una sonrisa. Eso si, no mires hacia la cocina ni los platos. Los vasos, el mantel o las servilletas detenidamente, porque si lo haces te aseguro que no comes en un mes.  
 
EL EXTRAÑO PLATO DE CABLE 
 
LA CUENTA. LA QUERÍAMOS REPASAR PERO VA A SER QUE NO...  
A la mañana siguiente cogimos las motos para ir a ver algunas cosas interesantes en los alrededores de Mandalay. Y para mi fue un día realmente maravilloso. Una vez que te sales del caos del centro vives una experiencia totalmente diferente. Primero, en los barrios perifericos, empiezas a ver a los artesanos tallando piedra o haciendo las puntas de las estupas doradas. Una vez que sales todo se vuelve mucho más rural, lleno de vegetación y de animales, de puestecitos al borde de la carretera y gente que te dice adiós por todas partes. Y luego llegas al campo, a los campos plantados de plataneros, las casas de hojas de palma, la gente trabajando con los animales o en los campos... Y todo eso mezclado con templos budistas, uno detrás de otro, con sus estupas doradas y sus budas llenos de ofrendas. También hay templos hinduístas y mezquitas islámicas pero este país es, en su mayoría, budista. Y aunque moverse en moto es complicado porque no entiendes las señales de tráfico, sin duda alguna mereció la pena, un día maravilloso. 
 
UNA MUJER CON SU HIJO TAMIZANDO EL GRANO EN LA PUERTA DE UN TEMPLO
 
PA DONDE TIRO? ESTO SI QUE ES UN CAOS  
 
MI MOTO LLEVA UN PAÑITO DE CROCHET DIVINO DE LA MUERTE 
En moto bajamos hasta Inwa, un pueblito al sur de Mandalay al que para llegar, había que cruzar un río en una barca. No las teníamos todas con nosotros pero finalmente, y previo pago de 30 céntimos por moto y 12 céntimos por persona, pudimos pasar todos al otro lado. Nada más cruzar te encuentras un pueblo bastante rústico pero con un pequeño bar para los turistas que llegan hasta allí para visitar los templos y coches de caballos preciosamente decorados. Pero todo sumido en el barro y la cochambre, no os vayáis a imaginar. Pero increíblemente bonito.  
 
LISTOS PARA CRUZAR EL RÍO EN EL BARQUITO  
 
ENTRE EL BARRO Y LOS CABALLOS LAS COSAS ESTABAN COMPLICADAS PARA UNA MOTO  
 
ALLÍ NOS TOMAMOS UN ZUMITO DE FRUTAS QUE NOS SUPO A GLORIA Y HABÍA  
UN GRUPO DE TURISTAS ALEMANES COMIENDO EN ESE SITIO QUE TENÍAN VARIOS CAMAREROS Y 5 PERSONAS DEDICADAS EXCLUSIVAMENTE A QUITARLES LAS MOSCAS CON LARGOS QUITAMOSCAS, ME SONÓ A COLONIA BRITÁNICA, ME RESULTÓ ABSOLUTAMENTE DEPRIMENTE VERLO
Nos fuimos del pueblito para adentrarnos en los caminos en busca de los templos. Los caminos son alucinantes, de verdad, no puedo parar de decirlo porque lo es. Os pongo algunas fotos aunque aquí es imposible ver nada, ni percibir la visión de conjunto, el olor, los sonidos o la sonrisa de toda la gente con la que te cruzas.  
 
LAS CASAS QUE VAS ENCONTRANDO POR ELCAMINO SON DE ESTE ESTILO
 
SONSOLES Y JAVI IBAN DELANTE NUESTRA 
 
EN LA MOTO LLEGAMOS A UN TEMPLO PRECIOSO EN EL QUE HABÍA QUE PAGAR AL GOBIERNO 8 EUROS PARA ENTRAR. DADO QUE NO ESTAMOS EN ABSOLUTO DE ACUERDO EN COLABORAR CON EL GOBIERNO NO QUERÍAMOS PAGARLES LAS TASAS, ASÍ QUE DIMOS TODA LA VUELTA PARA ENTRAR EN EL TEMPLO POR DETRÁS, POR LA ENTRADA POR LA QUE ENTRAN LOS MONJES, Y ASÍ NO SER VISTOS POR NADIE. 
 
ESTA ES OTRA VISTA DEL MISMO TEMPLO
Volvimos a cruzar el río para buscar nuestro último destino del día: el puente de teka más largo del mundo. Se ha convertido en uno de los principales puntos turísticos de todo aquel que visita Mandalay, y por eso ha perdido un poco de encanto, pero no deja de ser muy bonito, sobre todo visto con la puesta de sol. Por cierto que camino del puente de teka pasamos por una zona llena de residencias de monjes budistas. Son recintos cerrados, muy básicos, llenos de pequeños edificios donde viven los monjes, pero se ven desde la calle, con sus largas telas rojas y naranjas tendidas y ellos paseando por todas partes. Me hubiera encantado entrar en uno. No se si estará permitido, y mucho menos a una mujer, pero en cuanto tenga otra oportunidad lo intento. Ese día es que se estaba haciendo de noche. 
 
EL PUENTE DE TECA  
 
 
TRAS PASEARLO COGIMOS UNA BARCA PARA VERLO DESDE EL RIO Y VERLO AL ATARDECER FUE MUY BONITO  
Antes de devolver las motos por la noche fuimos a un supermercado a comprar víveres para el siguiente día. Parece mentira que dentro de una ciudad como esa, tan sumamente pobre y cutre, donde no hay nada que te resulte higiénico o agradable, pueda haber un supermercado a lo occidental llenito de cosas a precios de oro. Pero nos sirvió para comprar el desayuno y almuerzo de hoy, que teníamos por delante un recorrido en barco de 10 horas para bajar desde Mandalay a nuestro siguiente destino, Bagan. El viaje en barco nos apetecía un montón por ver el paisaje. Y aunque sabíamos que iba a ser cansado y que había que levantarse a las 6,30 nos apetecía un montón por cruzar una larga extensión del país. Y no nos defraudó, ni en cansancio ni en paisajes. Ver esa franja verde, de vegetación densa, por la que asoman estupas doradas y algún que otro pueblo con casas de palmas mereció la pena sin duda. Sobre todo cuando pasamos por la colina de Sagaing, famosa por estar llenita de templos. Íbamos los cuatro en la cubierta con la boca abierta, haciendo fotos como locos y casi sin creer que lo estuviéramos viendo en vivo y no en un documental. 
 
MONTANDO EN EL BARCO, ALGO CUTRE SI, PERO GENIAL PARA NOSOTROS
 
HACIENDO EL TONTO CON JAVI, QUE ES MUY TONTO 
 
DESAYUNANDO EN EL BARCO 
 
 
LA COLINA DE SAGAING DESDE EL BARCO  
 
PABLO Y SONSOLES BEBIENDO CERVEZA
JUGANDO AL BRANDI DOG PARA MATAR EL TIEMPO
Llegamos a Bagan a las 5,30 de la tarde. Vimos ya algunos templos de bagan desde el barco y pronto atracamos en, mas que un puerto, un terragal en el que esperaban muchas personas para ofrecerte su taxi, carro de caballo o moto y llevarte a algún hotel. 
LOS LOCALES ESPERANDO A LOS TURISTAS DEL BARCO
La verdad es que fue una noche de crisis porque tras recorrernos la mayoría de las opciones de la ciudad nos encontramos con que todo era realmente terrible y a precios carísimos. Ya habíamos leído en otros post que esto sería así pero aquí se cumplía más que nunca. Aquí no están acostumbrados a los turistas, apenas comienzan a abrir el país y es una locura. Primero que no saben lo que el turista necesita, y para ellos un zulo sin ventana, olor a humedad y una cama asquerosa ya es una habitación de hotel por la que pueden cobrar 25 euros. Pero claro, contando con que en todo el sudeste asiático por ese dinero te quedas en un pedazo de hotel pues te coges unos cabreos monumentales. Sobre todo por pagar un dineral por algo horrible. Tras buscar mucho y no encontrar nada decente, optamos por la mejor opción de las que había, un hotel que al menos estaba limpito pero que costaba 26 euros la noche, todo un timo para lo que era. Pero como era muy tarde decidimos quedarnos allí y buscar a la mañana siguiente algo con una relación calidad precio más normal. Y al día siguiente sería el día de ir a ver Bagan, el sitio más turístico de Myanmar. 
HOTEL GRAND EMPIRE
EL BAÑO
Pero eso ya os lo contaré en otro post que ahora estoy muertecita de verdad. A ver si vuelvo a encontrar wifi porque ha estado complicado!!! besos a todos!
La aventura de Pablo y Elena Web Developer

7 comentarios:

  1. Me encanta leeros, qué bien estar haciendo esa maravilla de viaje con vuestros amigos, con lo complicado que es encontrar a gente con la que entenderte para estas cosas. Un beso y seguid disfrutando, y escribiendo cuando podáis, para que se me pongan los dientes largos, jeje.

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  2. Que recuerdos de este maravilloso pais y de su gente.!Disfrutar al máximo. Ahora que vivo en Tailandia desde hace un tiempo estoy esperando como loco tener la oportunidad de volver a visitarlo. Por cierto, para la proxima no dejeis de visitar Sagaing, es la joya de la corona de Mandalay, la subida a lo alto de la colina y las vistas del Irrawaddy desde allí es de lo mejorcito de Birmania.
    Un saludo y a seguir disfrutando

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  3. Helen, es otro mundo, parece un sueño. Me gustaban hasta las plastas de los animales. Besos a todos y que sigáis disfrutando.

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  4. ahhhhhhhhhh¡¡¡¡ que soy la rubia de bote. jajajaja.

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  5. Que fotos tan bonitas!! el color es extraordinario, me encantan esos templos.
    Lo mejor.......lo felices y contentos que se os ve a los cuatro.
    Muchos besitos

    soy la amiga de la rubia de bote jajaja

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  6. Joe que ganas tengo de llegar!!.
    Hola me llamo Ivan y ando por Tailandia y dentro de una semana voy para Myanmar entrando por Mandalay. Necesito llevar dólares? Es fácil cambiar euros?. Que me aconsejáis?
    Gracias y enhorabuena por el blog

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  7. Hola Ivan! No necesitas dolares, los euros te los cambian en todos sitios. El cambio de dolares a kiats te lo hace a uno mil, es decir, 5 dolares, 5000 kiats (por cierto, pronunciado chats). Nosotros pagamos todo en kiats, te sale un poco peor pero si tienes que cambiar dolares igual le vas a perder, con lo cual al final te sale casi igual. Suerte y esperamos que te guste!!!
    Pablo y Elena

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